Capítulo 27: Emboscada

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Los días pasaron y no volví a hablar con Sasha desde que recibí esos mensajes. No sabía que responderle, así que preferí no decir nada. Sin embargo, cada vez que andaba por los pasillos de la universidad, esperaba encontrármela por allí. Y ni hablar las veces incontables que estuve mirando mi celular, esperando en vano por otro mensaje suyo, uno donde me pidiera que nos encontráramos.

En aquel tiempo que estuve fuera de contacto con ella, las horas transcurrieron lentas y me sentí aburrida. Asistía a mis clases en piloto automático mientras en mi cabeza contaba los días que faltaban para verla en la clase de Ética. Cuando por fin llegó aquel día, estaba tan ansiosa que me preparé desde temprano. Me puse una blusa nueva en compañía de mi mejor jean y me maquillé un poco. Llegué al salón con minutos de anticipación, pero mis ilusiones no tardaron en hacerse trizas. Aquel día ella apareció con veinte minutos de retraso y, por si fuera poco, de su cuerpo emanaba un fuerte olor a nicotina.

—Así que… ¿Cómo han estado las cosas con tu mamá? —preguntó tras notar mi silencio.

Después pasar días sin hablar, no me dio ninguna explicación; sólo actuaba como si nada hubiera pasado. Fingí que no me importaba.

—Sigue algo molesta, pero creo que entiende mi punto de vista —respondí—. Desde esa noche casi no me habla, aveses no me guarda comida y no me llama al celular cuando me tardo en llegar. Es un poco incómodo.

—¿Y estás bien con eso?

—Creo que sí. Al menos no me molesta.

—Genial. Tal vez deberías sacar provecho de eso y pasarte por mi apartamento después de tus clases.

—Me lo pensaré —forcé una sonrisa.

Ella devolvió su vista al frente. Un grupo de chicos exponía sobre imperativos categóricos y no sé qué otras cosas porque nadie salvo la profesora parecía estar prestándoles atención. Cerré la libreta y miré a Sasha; ella estaba de lo más tranquila. Entonces me armé de valor para verbalizar la pregunta que tanto estaba rondando en mi mente.

—Sasha —le susurré.

—¿Sí? —me miró.

—¿Estuviste con otra chica?

Hubo un breve silencio. Yo estaba muriendo por saber su respuesta.

—Sí —dijo sin ni una pisca de remordimiento. Mientras tanto, yo sentía que un nudo empezaba a formarse en mi garganta.

—¿Por qué? —atiné a preguntar.

Se encogió de hombros.

—Pues porque me apeteció.

—Ya veo —desvié la mirada.

—Anne, tú y yo no somos exclusivas.

—Yo sé, pero antes no habías tenido sexo con nadie más. ¿Por qué, justo ahora, empezaste a hacerlo?

—No lo sé. ¿Realmente importa?

Suspiré.

—Olvídalo.

Durante lo que restaba de clase, no volvimos intercambiar palabras. Estaba enojada y un poco celosa, pero sobre todo decepcionada. Justo cuando pensaba que estábamos en un nivel más íntimo, ella dio varios pasos hacia atrás. Intenté disimular mis sentimientos escudándome en mi libreta y fingiendo que estaba tomando apuntes. Ella ni siquiera se molestó en voltear a verme; muy por el contrario, estaba entretenida usando su celular. Ya para el final de la clase, cuando todos se estaban yendo, se dirigió hacia mí y me susurró al oído:

—Si quieres follar, sólo avísame —y sin más, se fue.

Para mí, esa fue la gota de agua que rebosó el vaso. Me puse de pie como un resorte y la seguí con la intención de decirle cómo me sentía cuando, de repente, mi mejor amiga me abordó por detrás y me hizo perderle el rumbo.

Mi Mundo // SashanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora