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C O R A Z O N E S
R O T O S   Pt.3

Muchas cosas habían cambiado luego de la graduación de Steve.

Sus padres tenían un nuevo trabajo en la famosa ciudad de New York y le habían dicho a Steve si quería ir con ellos. Era claro que el aceptar a esa petición significaba mudarse de Hawkins y no volver en mucho, mucho tiempo.

Lo medito bastante y lo platico con sus amigos; era claro que hubo algunos (sus niños) que se opusieron, pero al final aceptaron que era lo mejor para él; aunque hubo lágrimas de por medio.

Un pequeño Dustin se aferraba a Steve como si de un cachorro de perezoso se aferraba a su mamá se tratase. En este caso, a lo que Dustin veía como una figura paterna en su vida.

Los chicos ayudaron a Steve a empacar sus cosas del hogar mientras el se encargaba de su habitación. En medio de la limpieza fue encontrando pequeños recuerdos de su relación con aquel rubio de piel bronceada.

Fotos, revistas, casets, collares, un esmalte de color negro (una compra de un solo uso luego de que Steve le rogara a Billy que ambos se pintarán solo el dedo anular de las manos como algo especial de pareja). Tiro el esmalte a la bolsa de basura junto con las revistas y los collares. Los casets y las fotos aún eran difíciles de soltar.

Las guardo hasta el fondo de una caja y se propuso la meta de tirarlo todo una vez llegando a New York. Todo estaba listo en sus respectivas cajas o bolsas de basura.

La hora de la despedida llegó y con ello llegaron muchos abrazos, palabras de apoyo y algo obvio, muchas, muchas lagrimas. Dejar todo lo que amaba era doloroso, pero necesitaba desconectarse de Hawkins por un tiempo; un largo tiempo.

Las despedidas acabaron y la hora de abordar el avión llegó. Con un último abrazo emprendió camino hacia el avión, aún sintiendo esa pesadez por todo el cuerpo. Varios recuerdos le venían a la mente.

Dustin y él en su cuarto intentando cambiar el estilo de cabello del más  pequeño

Billy mostrándole su música favorita una noche de verano.

Nance y él en el centro comercial comprando ropa.

Billy sorprendiendole con un conjunto a juego con él en su cita del catorce de Febrero.

Jonathan y él comprando cerveza para la noche.

Billy emborrachado en su sillón a las dos de la mañana abrazando lo y diciéndole  lo mucho que ama a Steve y que no le diga a... Steve.

Joyces enseñándole su receta de lasaña con extra extra queso.

Billy lamiendo hasta su plato porque la lasaña que le cocino está extra extra deliciosa.

Mierda...

No importaba cuanto intentara opacar al rubio con otros recuerdos, con otras personas. Él  siempre salía relucir como él  siempre supo hacerlo.

Steve lloraba mirando la ventana durante el despegue del avión. Quería  quedarse en Hawkins con sus amigos y familia. Pero la principal  razón  es que quería quedarse con Billy.

Pero Billy ya no era suyo. Y eso le destrozaba más; quería odiar a Billy, odiarlo y aborrecer lo. Pero sabía que no podía.

Estaba tan enamorado de Billy Hargrove.

Dios, estaba tan enamorado de Billy Hargrove que si seguían ambos en el mismo pueblo un día más Steve iría corriendo hacia él sin importarle nada.

Necesitaba huir de Billy, no de Hawkins. 

Necesitaba huir de aquel hombre de cabellos rubios que rebotaban ante el mínimo movimiento. Huir de aquellos ojos azules intensos que le miraban como una fascinación candente. Huir de aquellas manos que cada que le tocaban producía chispa en su cuerpo. Huir de aquella sonrisa perfecta y esos suaves labios que eran su bienvenida y despedida todos los días.

Necesitaba huir de Billy Hargrove o caería por él nuevamente y aunque lo amara tanto. Steve Harrington no se humillaria dos veces por la misma persona.













Ocho años después.











No creo estar listo para esto.

Tiro su mochila a un costado y se desparramo en el asiento del frente.

— Ya tenemos los boletos de avión pagados, estamos en el aeropuerto desde las tres de la mañana y ya le dije a Richi que podía quedarse en el departamento en el tiempo que estamos fuera. Y NO planeo regresar con Richi en el departamento. Ya es muy tarde para arrepentirte de este viaje.

La castaña se sentó al lado de Steve tendiéndole un café y mirándole de manera juzgona.

— Se que no hay vuelta atrás, pero tengo miedo de ir a Hawkins y que todo haya cambiado, es todo.

— Mentiroso; es muy obvio que Hawkins, tus amigos y familia hayan cambiado. De lo que tienes miedo es de encontrarte con tu ex  y ver que a hecho una vida sin ti.

La castaña pecosa le dio un sorbo grande al café ya algo tibio.

— Gracias por el apoyo Robin.

— Con gusto.

Ambos se quedaron en silencio un rato. Pero Robin hablo de nuevo. Ella no es partidaria de los silencios largos, no si ella está presente.

Mira, talvez tu ex ya se mudó a otro lugar y tu aquí matando esa cabecita de que lo verás. Han pasado ocho años Steve, Billy no puede ser tan idiota como para quedarse en ese pueblo. Iremos, te reencontraras con tus amigos, me los presentaras, puede que consiga una linda novia por ahí y este asunto de Billy quedará sepultado. ¿Entendido?

— Entendido...

El anuncio de su vuelo hizo sobresaltar a los dos de sus asientos.

— Bien, levanta ese lindo trasero de ahí  y vayamos a enfrentar tus miedos.

— No se si fue buena idea pedirte que vinieras conmigos.

— Si pensaste en mi y aquí  estoy, lo fue Dingus.


C H E R R Y   B A B Y [ Harringrove ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora