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—¿Por qué me miras así?—Natasha preguntó mientras que ella y Anastasia caminaban por la calle, completamente vacía a excepción de ellas dos.

—Sin ofender, pero... todas las fotos que he visto sobre usted son de hace veinte años. Ahora se ve... vieja. Y gorda.

—Tengo tres hijos y estoy en antidepresivos, ¿esperabas flores?

Anastasia rodó los ojos, y se detuvo en frente de un almacén obviamente abandonado.

—¿Ésta es tu guarida secreta?

—Cállese y entre.—Ella gruñó.

Natasha levantó una ceja.

—Veo que tu padre no te enseñó a respetar a tus mayores.

—La mujer que lo mató no merece mi respeto.

Natasha bufó mientras que entraba al lugar seguida por Anastasia. Las luces parpadeaban cada par de segundos.

—¿Y ahora qué quieres que haga? ¿Cuál era la siguiente parte de tu plan después de secuestrarme?—Volteó a ver a Anastasia, sintiendo pena por ella.

Anastasia tomó un bolso deportivo que había dejado al lado de la puerta, lo abrió, y sacó dos pistolas, las cuales se las dio a Natasha, aquel peso en sus manos sintiéndose tan familiar como respirar. Tras revisar vio que las dos tenían balas. Anastasia se quitó su abrigo de pieles y sostuvo dos cuchillos en sus manos. Llevaba alrededor de su cuerpo más armas: cuchillos colgando de su cintura, un arco y carcaj en su espalda y también una lanza. La niña luego caminó hacia el otro lado del almacén, dejando distancia entre ella y Natasha. Quería que las dos pelearan, y Natasha estaba segura de que Anastasia no la dejaría salir hasta que la matara.

—Mi padre me dio los nombres de dos de las hijas del último Zar de Rusia. Dijo que él las había conocido, que había visto su inteligencia y astucia y fuerza, y que se encargaría de que yo tuviera una vida llena de grandezas, las grandezas que se les fueron negadas a las duquesas cuando fueron asesinada junto con el resto de la familia real. Él me dijo que me entrenaría para ser la mejor cazadora que éste mundo vería. Tú, Natalia Alianovna Romanova, serás mi presa ésta noche. Y cuando vuelva a Rusia lo primero que haré será poner tu cabeza encima de una chimenea.—Declaró mientras que la apuntaba con uno de sus cuchillos.

Natasha miró a Anastasia sintiendo pena por la chica.

—¿Qué edad tienes, Anastasia?

Anastasia se confundió por aquella pregunta sin dejar de mostrarse enfurecida.

—Trece.

Nat suspiró.

—En ese caso eres un año menor de lo que yo era.—Intentó evitar que su voz se rompiera tras decir eso.

La confusión de Anastasia aumentó.

—¿A qué se refiere?

—Eres un año menor de lo que yo era la primera vez que tu padre me violó.





•••





Somnoliento, Clint abrió la puerta, sorprendiéndose al ver a un preocupado y ansioso Peter.

—¿Pete? ¿Qué sucede?

—T-Tío Clint, es mi mamá.—Peter dijo, pálido y temblando.—Me desperté por mi sentido arácnido. Era muy fuerte, y de alguna forma me estaba haciendo saber que algo le estaba pasando a mamá. Ella no está en su habitación, y no contesta mis llamadas. Sé que Anastasia está detrás de esto...

Equipo Catástrofe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora