La familia Luthor descendían de una línea de cazadores que habían sido brutalmente asesinados. Al mudarse a National City, no tenían ni idea de que los fantasmas del pasado resurgirían.
La familia Fairmont viene de una línea ancestral de vampiros a...
Kara había perdido el control una sola vez en su vida. Lo recordaba con claridad. Era una mañana de abril, y ella había estado tan ajetreada que no se detuvo a tomarse su cotidiano batido de fresas, como Samantha Arias solía llamarlo. En su lugar, siguió su camino hacia la universidad y más tarde salió de regreso a la casa.
Estaba sonriendo, cosa común en ella, cuando se encontró con James Olsen en el estacionamiento. Un sonrojo le adornó las mejillas cuando él le sonrió. Se conocían desde hacía un año y Los sentimientos que ella experimentaba cuando lo veía eran intensos.
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(James Olsen)
Kara pensaba que era amor, pero jamás se atrevió a confesar sus sentimientos.
Aquella tarde, James decidió tomar una decisión que desataría una horrible cadena de desafortunados eventos. Él se acercó y le invitó al cine. Una comedia romántica estaba en exhibición aquella semana y el moreno moría por ir a verla.
Aquella tarde, Kara tomó una decisión muy estupida...dijo que si.
La película había sido divertida, y cuando salieron, ella estaba apoyándose del hombro de Olsen mientras reía. Él aún sujetaba su bebida, y narraba una escena que le pareció particularmente loca. Caminaron sin rumbo, hablando de la película y riendo como si la vida se les fuese en el momento. Estaban cerca de un callejón, y por algún motivo del destino, James había decidido que era un buen día para arrastrarla ahí.
Kara lo besó primero. Un beso ligeramente torpe que les hizo chocar contra el muro de piedra. James respondió de inmediato, con la misma intensidad que la rubia profesaba.
Ese sentimiento de felicidad que había llenado a la joven ojiazul parecía desbordarse de su cuerpo mientras se apoyaba del pecho de Olsen, quien deslizó sus manos hasta su cintura. Ella pensó que era perfecto...era la cita perfecta.
Solo que su hambre decidió rugir dentro de su pecho. Su garganta se sentía seca y sus colmillos hicieron aparicieron. No logro apartarse a tiempo, sus colmillos rasgaron el labio inferior de Olsen. El moreno se llevó una mano a la boca, acariciando el labio lastimado.
-Wow...eso fue intenso...- bromeó él.
Kara solo escuchaba su corazón y el sonido embriagante de las arterias que velozmente distribuían sangre por ese cálido cuerpo. Sus ojos se tornaron rojos. Ella intentó moverse, pero la pared estaba a sus espaldas.
La rubia no recordaba mucho de lo que había ocurrido. Solo tenía la vaga memoria de la sangre fluyendo a borbotones hacia su deseosa boca. El grito lastimero de James y como su pulso se desvanecía a causa de ella.
Y luego de un rato...silencio...
El sabor metálico había quedado impreso en su garganta. La culpa le había consumido el pecho. Durante su entierro, habia jurado jamás perder el control, jamás volver a terminar con una vida.
