El Legado (Pausada)

El bien en el mal

Capítulo: El bien en el mal

POV Kara Danvers

Los vampiros valoraban tres cosas sobre todas las demás: sexo, tortura y venganza. Kara había escuchado esas palabras miles veces durante cada reunión a la cual el consejo exigía que asistieran. En su adolescencia, luego de matar por accidente a un hombre en un bar, decidió que ella viviría bajo sus propias reglas.

Dialogar, Amar, Perdonar, Analizar...

Hasta el momento le había funcionado de maravilla.

Excepto esa vez en la cual se hizo novia de Manuel, un licántropo muy apuesto que conoció en el trabajo. Manuel era agradable, gracioso, atento...y un completo mentiroso que le puso los cuernos con su mejor amiga Irma. Kara no pudo simplemente hablar cuando los encontró casi teniendo sexo en uno de los cuartos de descanso en la empresa.

Habían hablado sus puños ese día.

Por suerte, sus colmillos no habían decidido intervenir.

Removiendo esa horrible experiencia, ella aplicaba su mantra de dialogar, amar, perdonar, y analizar siempre que la situación lo requería. Perdonar la utilizaba a diario. Hay muchas cosas que perdonar cuando eres la hermana del medio.

Sus reglas de vida siempre le habían funcionado, pero en esos instantes no sabia que hacer con su propio cuerpo. Lena le había invitado a cenar. ¡Lena le había enviado un mensaje invitándola a cenar!

La parte analítica de ella decía: ¿es una cita, cita? ¿Es una cita amistosa? ¿Es una cita romántica? ¿Es una cita en lo absoluto?

Su lado cobarde, ese que la había hecho salir corriendo cuando, luego de estar jugando a beber de aquel hombre en el bar, se percató de que estaba muerto, le gritaba que pusiese una excusa. Todavía estaba caminando hacia el restaurante, así que podría enviarle un mensaje diciendo que tenía mala digestión. Los vampiros podían tener eso. No tenía pruebas a la mano. Pero no tenía dudas.

-Oh dios...- susurró deteniéndose a las afueras del restaurante y caminando de un lado al otro sin animarse a sujetar la puerta.

...El amor es pesado y liviano...

La rubia tomó una respiración profunda, calmando aquellos endemoniados nervios que estaba segura que no debería experimentar porque era una vampira. ¡Eres una maldita vampira! Gritaba una vocecita en su cabeza que se parecía demasiado a la de su hermana Clarke.

Bajó la mirada a su vestimenta por un momento. Había decidido vestirse de manera semi-formal porque Lena nunca especificó que debía vestir. Optó por un mahón crema con camisa negra y tacones a juego. Estaba segura de que los músculos de sus brazos lucirían impresionantes en aquella camisa, se había observado varios minutos para asegurarse.

Todo el tiempo que estuvo decidiendo su vestimenta solo podía preguntarse ¿Le gustará a Lena?

El amor es...brillante y oscuro...

-Puedes hacer esto, Kara...ni siquiera es una cita cita...

El amor es...caliente y frío...

-...entra de una vez, estupida...

El amor es...enfermo y saludable...

-Debes parecer una jodida idiota parada aquí en la puerta.- murmuró lanzando una mirada al cielo oscuro en un intento de ganar valor.

El amor es...dormido y despierto...

-¿Qué puede salir mal? ¿Qué te entierre otra daga en el pecho y luego se arrepienta y te invite a beber de su sangre?- murmuró entre dientes con la vista fija en el nombre del restaurante que descansaba sobre la puerta de cristal en letras cursivas.