Un último beso / 19°

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Agatha... ese siempre ha sido el nombre que me ha enamorado, mi corazón al latir pronunciaba ese nombre todo el tiempo. Me encantaba pensar en ella, en sus preciosos ojos color ámbar, en su largo cabello ondulado color ébano, en su piel color canela que tanto me fascina...

La veo frente a mí y ella me mira de vuelta, con los ojos llorosos. Odio verla llorar, detesto que esos preciosos ojos que ella tiene me miren mientras se encuentran anegados en lágrimas. Yo también quiero llorar, pues se muy bien que esta será la última vez que voy a verla.

La tristeza me consume al notar cómo su piel de color canela se ha vuelto pálida como el mármol, o cómo las facciones de su rostro se han vuelto tan deformadas, al pegarse su piel al hueso. Observar los pocos remanentes de su abundante cabellera, que ahora se encuentra casi desvanecida, me hace sollozar.

Aún así amo a Agatha tanto como la primera vez que la vi, ella es y será el amor de mi vida. Aún si sus hermosos ojos color ámbar se han vuelto vidriosos, puedo verla y decir que es mi dulce Agatha, ella sigue ahí.
Me acerco a ella, quitándome aquel pesado traje de contención, había pedido que me dejaran un tiempo a solas, pues enviar al amor de mi vida directo a una cuarentena no era algo muy fácil para mí. Pedí que fuera yo quien lo hiciera, ya que así podría despedirme de mi amada Agatha.

Y eso hice, la abracé dulcemente, tomándola de la cintura, pero ella simplemente no reacciona. ¡Eso no importa! Sé que mi amada Agatha sigue ahí dentro, y entonces acerco mi rostro hacia ella, sus labios se encuentran teñidos de un extraño color morado, pero no me importa. No dudo ni un segundo en unir mis labios con los de ella en un beso... un beso tierno y silencioso, el cual hizo que sintiera como si el tiempo se detuviera. Al final me separé de ella, con lágrimas en los ojos. Sentía que mis labios ardían, pero al menos pude darle un último beso al amor de mi vida antes de resignarme a dejarla ir para siempre.

Agatha permanece inmóvil, mientras yo me coloco de vuelta el traje de contención. No creo que pase nada, después de todo fue un simple beso...

Un simple y ardiente beso... que arde.

Mi bocaarde... arde demasiado...

Solo espero que nadie lo note.

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