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Se supone que hoy era mi día libre, pero no, aquí estoy, teniendo que proteger la gran Casa de la Moneda. Adoro mi trabajo, principalmente porque es estar sentada en una esquina de todo el barullo de gente mirando el escáner de bolsos o maletas que quieren introducir, y seamos sinceros, aquí nunca pasa nada interesante, hay más seguridad que en un aeropuerto, pero prefiero estar en un bar tomándome algo con mis amigas o tirada en el sofá. Si soy sincera, el plan es lo de menos, solo quiero no trabajar.Ajusto mi chaqueta cuando veo que entran dos mujeres. Eran algo extravagantes. Una de ellas, la rubia, deja su mochila en mi corredor y la de cabello morado pasa por el detector de metales. Mientras observo que llevan dentro de los bolsos, oigo como suena el detector al notar algo de metal en la zona izquierda de la cadera de la mujer. Pero no es lo más llamativo, dentro de uno de los bolsos el escáner me muestra dos metralletas. Asustada, pero manteniendo la compostura, tal como me han enseñado, intento presionar el botón de emergencia escondido en los bajos de mi mesa. Pero antes de siquiera poder hacer el amago, la mujer rubia acerca una pistola a mi mano, indicando que no se me ocurriera darle a ese botón si no quería recibir un disparo. Levanto mis brazos en señal de inocencia, aunque aprovecho un momento de desconcierto en la chica, que observa lo que hace su compañera, para girarme sutilmente e indicar con la mirada a uno de mis compañeros que me estaban apuntando con un arma.
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𝘽𝙖𝙟𝙤 𝘾𝙤𝙣𝙩𝙧𝙤𝙡 [La Casa De Papel: Corea]
Боевик« Solo vemos las consecuencias cuando están delante de nuestras narices. » ᵀᵒᵏⁱᵒ « Tienes que quererte más y pasar de ese payaso, que encima te chulea. » ᴺᵃⁱʳᵒᵇⁱ « La traición no depende de cuánto amas a alguien ni de cómo, depende de la magnitud de...