𝙀𝙡𝙚𝙫𝙚𝙣; Amor imposible

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Una vez que Río avisó a los demás ladrones de las verdaderas intenciones de los policías, subió a su mesa de nuevo y, junto con El Profesor, se dedicaron a vigilar lo que el policía infiltrado hacía.

Por mi parte y la de Nairobi, también completamos el trabajo que nos había encomendado El Profesor. Repartimos las máscaras nuevas a todos los rehenes y esperamos a que Berlín trajera a los cuatro médicos una vez acabaran de extirpar la bala del hombro de Youngmin. Cuando los vimos salir de la sala de exposiciones nos cambiamos las caretas rápidamente y observé como el rostro del policía se transformaba en una mueca de sorpresa.

- ¿Qué te ocurre? - pregunta sarcásticamente Berlín al notar esa misma expresión - ¿Esto? No es nada, es que hemos cambiado de look. ¿Qué te parece? - explicó mientras se situaba la máscara encima de la original - ¡Por favor, un fuerte aplauso para los médicos!

Todos acatamos la orden. Por la cara que mantenía el policía puedo asegurar que les hemos ganado. Este cambio de planes no se lo esperaban para nada. Berlín señaló elegantemente la puerta, indicando que lo siguieran hasta ella. Una vez que dieron el primer paso fuera, los ladrones y yo nos quitamos las caretas y nos separamos para buscar a los policías que estaban intentando entrar, en el caso que alguno de ellos hubiera podido hacerlo al final. Olso y Helsinki corrieron a revisar la sala de calderas, mientras que Tokio, Nairobi y yo corrimos a la cocina, los únicos dos lugares a los que la cámara, es decir, Río, no podía vigilar. Por mucho que registramos todo el lugar lo más minuciosamente que pudimos, no había nada. Su plan había fracasado.
Volvimos al despacho de Berlín, dónde se encontraba Río hablando con El Profesor, el cuál cuando entramos preguntó si habíamos encontrado a alguien.

𝘽𝙖𝙟𝙤 𝘾𝙤𝙣𝙩𝙧𝙤𝙡 [La Casa De Papel: Corea]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora