Prólogo

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Mayo 2021

Kim Seokjin llegó de la misma forma extraña en como se desvaneció de mi vida.
Pero su mero existir me hizo pasar por todas las etapas del enamoramiento.

Aquel hijo del nuevo esposo de mamá, parecía el tipo de chico sacado de una historia de romance juvenil y yo la típica soñadora en espera de ser correspondida.

Eramos totalmente opuestos. Él siendo la personificación de la vida misma, y yo de la miseria; Él la luz, y yo la oscuridad; Él la alegría, yo la amargura; Él la vanidad, yo la sencillez; Él era la tormenta, y yo la calma. Dos polos difíciles de converger.

Me pregunté por un segundo cómo terminé aceptando aquella singular propuesta que nos arrastró a una tormenta de emociones que terminaron impactando en nuestras vidas.

Pero lo que no sabía, era que esos ojos valeroso me cautivaron desde el primer instante en el que conocí a Kim Seokjin.

Al amor de todas mis vidas.

Pero, amarlo no era precisamente amar cada una de las piezas que lo conformaban creyendo ser perfectas, porque en realidad eran más que imperfectas, pero que lo hacían único entre los demás.

De pronto, la voz masculina del camarero y el bullicio de los comensales provocaron que mi ensoñación terminara abruptamente.

Doctor Kim, ¿La misma reserva de siempre?

—No. Trae uno más suave, mi acompañante odia los toques amargos.

El chico desapareció tan pronto como recibió indicaciones de Seokjin, quizá le tomaría un poco más de tiempo buscar algún vino que se adapte a mi pobre resistencia con el alcohol, en cambio, para Seokjin sería un reto esta noche no beber de su reserva favorita.

—Es un honor que me hayas hecho un espacio en tu tan apretada agenda. Desde que te promocionaron como directora corporativa, Eunha dice que pasas menos tiempo con ella y Seolha.

Seokjin tenía la facilidad de entablar fluidamente sus conversaciones, yo era más práctica y prefería que fuesen más directos, pero esta vez desconocía totalmente el motivo de tan presuntuosa invitación.

Quizá, era para restregar en mi cara lo bien que le va en el sector salud que dentro de muy poco estaría abriendo su primera clínica. Al menos eso fue lo que mi madre dijo la última vez que la llamé, por lo que Seokjin necesitaría de asesores expertos en negocios, y yo era uno de esos pocos cerebros en la materia que podía montarle todo un paraíso de clínicas si me lo pidiera.

A mis veintisiete años había aprendido tanto de mis mentores que ningún reto era algo imposible para mi. Si algo me enseñó Kim Namjoon, mi maestro, fue a pensar como nuestros clientes y vivir un poco de lo que ellos viven diariamente para evitar proyectar aspiraciones vacías.

—Tuviste a tu secretaria día y noche preguntando sobre mis horarios. No es de extrañar que quieras un favor mío.

Seokjin se echó a reír con cierta diversión, él era de esos hombres que siempre trataba de ver el lado bueno de las situaciones aunque estuvieran lejos de serlo.

—¿Por qué estás a la defensiva?

—Entonces no me equivoco. Mamá me dijo que tienes planeado echar andar un proyecto. Hubieses sido más directo.

—Dios mío Nina, ¿Cuándo te volviste una mujer tan A? Pero debo admitir que escucharte hablar de negocios es estimulante. Hace un par de días miré tu conferencia y es más divertido oírte hablar en conceptos financieros que a cualquier viejo verde, así que pensé en lo mucho que deseaba incursionar en los negocios por ti.

También podía ser un descarado de primera.

—Me alegro ser útil.

—Pero no es exactamente lo que quiero de ti.

La seriedad en como dijo aquello era asombrosamente delirante. Como efectivamente ver a uno de esos viejos verdes como los que me rodean hablando de negocios, pero no me imaginé que el tipo hablaría de la última cosa que pensé en mi vida.

—Sal conmigo. Park Nina, me gustas.

Inmarcesible • Libro UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora