Capitulo 18

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Nina miró con nostalgia la casa en la que vivió por mucho tiempo, y que le traían toda clase de recuerdos.

La casa de los Kim era modesta, pero lo suficiente cómoda para hacerla sentir su hogar, aunque, gran parte de su vida se sintió como una intrusa a pesar de que el señor Kim siempre la trató como una hija más.
Por lo que Nina siempre supo cual era su lugar, y era lejos de todos ellos, pero esos pensamientos sólo eran de la versión adolescente y tonta de sí misma, una que odiaba en el presente.

El matrimonio Kim salió a recibir a sus hijos cuando escucharon la puerta de la casa principal abrirse.

El señor y la señora Kim observaron con orgullo a la nueva pareja, porque ellos estaban enamorados, ellos eran felices y no podían ocultarlo más.

Eunha corrió abrazar primero a Nina, a quien no había visto al menos desde hace dos meses, y sólo compartían textos y una que otra videollamada por la excesiva carga de trabajo que la misma Nina se imponía todos los días.

Luego, el señor Kim fue quien le dio un efusivo abrazo a Nina, y él más que nadie estaba feliz por ambos chicos, porque esos dos juntos se hacían tan bien.

Sin embargo, Park Nina y Kim Seokjin no sabían siquiera por dónde comenzar, los nervios los abatía terriblemente por la reacción que sus padres fuesen a tener.

Aunque, los señores Kim ya estaban más que conscientes de lo que pasaba, todo gracias a esas fotografías que Seokjin compartió en sus redes sociales sin recordar que su padre y Eunha le seguían, pero eso fue algo que pasó lejos de los pensamientos de Seokjin.

—Estamos muy enojados con ustedes dos.—el primero que habló fue el señor Kim fingiendo indignación, pero en el fondo quería reírse tan fuerte como sea necesario, mientras Eunha reía por lo bajo sin ser vista.

La seriedad en como se expresó aquel hombre rompió con toda la algarabía y alegría del ambiente en la familia.

Seokjin y Nina se tensaron de inmediato, por lo imponente que estaba reaccionando el señor Kim, esta no era la manera en como los recibió hace apenas unos minutos, pensaron.

—Papá, podemos explicar todo, pero necesito que tomes asiento.—contestó Seokjin.

—¡Cómo no fueron capaces de invitarnos a Busan!—bramó de nuevo el señor Kim.

—Papá nosotros...—Seokjin se detuvo casi al instante.—Espera, ¿Qué dijiste?

Los señores Kim y Seolha estallaron a las risas sin poder contenerse más, Nina y Seokjin, en cambio, dejaron de comprender hace rato el comportamiento de sus padres.

—No puedo creer la falta de sensibilidad que tuvieron de casarse y no invitarnos.—el señor Kim simuló secar aquellas lágrimas inexistentes, agregando un poco más de drama a la situación.

—Señor Kim, mamá ¿Ustedes no están molestos?—Nina por fin decidió hablar no muy convencida de si su pregunta fue la más acertada.

—Me sigue aterrando que después de esto sigas llamándome señor Kim, ¿Algún día podrás decirme papá?

—Jaein, podrías comportarte con seriedad.—Eunha golpeó rápidamente el brazo de su esposo ganándose una mirada recelosa de éste.—Y no mi amor, estamos más que felices de que por fin hayan dado el gran paso, de verdad creí que Seolha iba a ganarnos la apuesta.

—¡¿Qué apuesta?!—Seokjin y Nina cuestionaron unisono.

Los señores Kim se miraron en conjunto algo preocupados, mientras Seolha movía la cabeza de un lado a otro en sinónimo de desaprobación.

—Mejor vamos a comer, me muero de hambre.—Seolha arrastró a sus dos hermanos hasta el comedor donde los esperaba ya un gran banquete preparados en su honor por la boda.

En la mesa se podían apreciar los platillos favoritos de Seokjin y Nina. Por lo que, sus rostros se llenaron de regocijo, sobre todo porque las cosas con sus padres habían salido mejor de lo previsto.

Durante el transcurso de la cena, Seokjin y Nina contaban con lujo de detalle lo que había pasado en Busan, omitiendo algunos detalles que sus padres no deseaban conocer.

—Mamá, ahora el barrio donde vivimos luce magnifico.—los ojos de Nina al hablar de su ciudad natal brillaban de emoción misma que le contagió a su madre, ni siquiera hacía falta decir que le tenían mucha estima a sus raíces, con eso bastaba.

De pronto, el señor Kim carraspeó llamando la atención de su familia por lo que las mujeres detuvieron aquella amena conversación.

—Nunca han tenido deseos de regresar a Busan, más bien ¿A vivir?

La ilusión se instauró en el rostro de Seokjin al escuchar el tono sugerente de su padre, con quien ya había compartido en algún momento su deseo de mudarse a la ciudad costera con Eunha y Seolha, además de ser algo que Seokjin pensó para Nina y él mismo como pareja en su momento.

Podría ser una buena oportunidad para que Nina se alejara de ese ambiente de estrés que le provocaba la gran ciudad, hasta para él. Incluso se lo insinuó un par de veces sin obtener respuesta.

Todo caía a la perfección. Pero cabía la posibilidad de que Nina se negara, así que no debía cantar victoria aún.

—Cariño lo dices en serio.—Eunha tomó las manos de su esposo para asegurarse de que no se retractara en caso de que se tratara de eso que estaba imaginando.

—Compré una propiedad en la zona costera de Busan hace unos días, y esperé el momento adecuado para decírtelo querida. Incluso, supe de un colegio donde Seolha puede continuar con el tenis. Al menos hasta que ella decide si regresar a la ciudad para cursar la universidad cuando llegue el momento, por lo que esta casa la conservaremos.

—Señor Kim.—la delicada voz de Nina interrumpió al hombre quien inmediatamente colocó toda su atención en ella.

—Dime hija.

—Podría proporcionarnos el contacto de su inmobiliaria. Seokjin, qué dices si adquirimos una propiedad en Busan.

Todos los demás ojos se posaron en ella sorprendidos por la repentina propuesta de la chica. Nunca imaginaron que una mujer tan apegada a la ciudad y a la vida empresarial rompiera con ese estilo de vida que la había marcado demasiado.

—Nina, ¿Hablas en serio?

El tono de voz en Seokjin delataba lo feliz que esa noticia le hacía. Siempre supo que era lo mejor para Nina y más ahora que debía cuidar con cautela su salud.

—Si estás en esto conmigo claro que hablo en serio. ¿Qué no somos un equipo?

Seokjin asintió repetidas veces y no dudó en acunar el rostro de su esposa para besarla con mucha ternura. Ni siquiera importó que sus padres y hermana fueran testigos de la devoción que Seokjin sentía por Nina.

—Quien diría que este refrán del odio al amor hay un paso sea tan cierto.—Seolha expresó divertida por esa emotiva escena entre sus hermanos.

Por lo que, todos comenzaron a reír y animados siguieron trazando aquel futuro que les esperaba en la ciudad costera.

Inmarcesible • Libro UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora