Epílogo

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Siete años después

Hyejin y yo nos preparábamos para tomar unas vacaciones en el extranjero justo como lo veníamos haciendo cada verano desde que mi hija cumplió dos.

—Papá, según nuestro itinerario conoceremos primero Roma, pero yo no quiero, por qué no mejor cambiamos la ruta a Santorini ¿Sí?

No podía decirle que no a mi hija con esos acaramelados ojos que tenía, y es que era increíble la manera en como esa pequeña cosita llorona me tenía en la palma de su mano.

Mi familia decía que era demasiado blando con ella y que tarde o temprano tendría sus consecuencias por consentirla demasiado, pero Hyejin era el único recuerdo en vida que me quedaba de Nina, y me aferraría tanto a mi hija que era todo lo que yo necesitaba para continuar mi vida.

Justo como Hyejin me lo pidió, cambié nuestra ruta a Santorini, la niña se notaba demasiado insistente y emocionada por conocer aquella isla con mucha historia, desde sus aguas cristalinas hasta sus edificaciones en blanco.

[••••]

De la mano de mi hija por fin habíamos aterrizado en Grecia, esperamos nuestras maletas y nos dirigimos a la salida en la espera del transporte que nos llevaría a nuestro destino principal.

Estuvimos unos minutos esperando y el sol comenzaba a ser molesto por la intensidad con la que irradiaba el día de hoy, así que de mi mochila saqué un pequeño gorro de pescador del color favorito de mi hija y se lo coloqué para protegerla de los rayos del sol en lo que llegaban por nosotros.

—Oye papá, por qué el tío Jungkook huyó el día de su boda.

Reí y no sabía si era por la pregunta tardía de mi hija o por el hecho de que Jungkook nunca llegó al altar cuando se supone que finalmente había encontrado el amor con Hyeyoon.

Pero nunca terminaríamos de comprender a las personas, en especial a Jungkook, quien durante estos últimos años sufrió cambios significativos en su personalidad.

Recordé los días donde me parecía un tipo de lo más aburrido y rutinario, pasando a uno que comenzó a abusar de su posición en la sociedad y el dinero que generaba en KM Counselors, como si éste insignificante chico se hubiese corrompido a causa de los excesos.

Incluso, podría decir que era una persona completamente diferente; seductor, despreocupado y sin empatía por el resto.

A veces lamentaba que Hyeyoon haya desperdiciado cinco años de relación con esta nueva versión de Jungkook. Pero en los temas del corazón no se podía mandar.

—Eso sucedió hace dos años, por qué lo preguntas ahora.—le respondí a la niña.

—Me pareció ver al tío Jungkook en el avión y como desde ese día nadie lo ha vuelto a ver, pensé que tú si sabías.

Miré con extrañeza a Hyejin que parecía muy convencida de sus declaraciones. Aunque, ciertamente Jungkook un día decidió no presentarse a su propia boda y desapareció sin dejar rastro. Ni sus padres tenían noticias de él.

Y que ahora Hyejin dijera algo como haberlo visto me hizo entrar en conflicto, así que involuntariamente comencé a buscarlo entre las personas que al igual que nosotros esperaban partir a sus destinos, pero no tuve éxito. Era inaudito que algo así estuviese ocurriendo, seguro la niña vio mal.

Entonces, Hyejin no sólo decía ver cosas extrañas, sino comportarse aún más raro generando alarma en mi cuando esta vez gritó.

—¡Mamá!

Hyejin me soltó de las manos y corrió hasta uno de los autos que recientemente se habían aparcado, y del que descendía una dama de cabellos borgoña destacando entre el resto y no por el color de sus cabellos, sino por lo impoluta y majestuosa que se miraba haciendo que mi corazón comenzara a latir con fuerza.

Entonces, no entendía por qué me sentía así cuando la única persona en mi vida que logró provocar esas sensaciones fue Park Nina.

Hyejin llegó hasta la mujer y comenzó a insistirle gritando que era su mamá, entonces, corrí detrás de mi hija para detenerla de seguir montando un númerito así y más tarde tendríamos una charla sobre esto.

Pero sé que sería completamente un reto, porque en Hyejin aún rondaba esa loca idea de que su madre estaba viva, y por más que he tratado de solucionar ese tema con algunos especialistas, Hyejin no entiende razones.

—¡Mamá, Mamá, Mamá!

La desconocida notó a Hyejin y a pesar de que sus gafas no lograban mostrar su rostro completo, divisé una enorme sonrisa de esos carnosos labios con labial rojo.

Y tan pronto, sentí que todo en mi sistema había dejado de funcionar, pudiendo asegurar que ahora yo había enloquecido, porque nunca sería capaz de olvidar esos labios y esa sonrisa.

Oh sweetness, lamento romper tus ilusiones pero no soy tú mamá.—la mujer se quitó enseguida sus gafas de sol y tan pronto, le extendió una mano a Hyejin como si quisiera saludarle.—Jeon Silvyne, es un gusto muñeca.


Tenía que ser una pesadilla.








N/A

Aquí termina la primera etapa de la historia y la verdad al principio quería dejarlo con sólo una parte, pero después me comenzaron a brotar más ideas de la cabeza y decidí hacer la segunda parte que muy pronto la subiré, ya con una temática distinta a lo que usualmente escribo, esto con el propósito de probar otros géneros, que en este caso sería algo más de fantasía y así. Veré que sale de esto.

Espero les guste.

Nos vemos en otras historias.






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