Kim Seokjin
—Doctor Kim, justo como lo pidió.—uno de los camareros nos recibió a mi ahora esposa y a mi.
Como me lo hizo saber, el restaurante del hotel donde Nina y yo nos hospedaríamos a partir de hoy se encontraba prácticamente vacío; en el que fue preparado una sección con vista al mar donde Nina y yo podríamos tener más privacidad.
—Seokjin, ¿Cómo fue que planeaste todo esto?—Nina preguntó extasiada por la apariencia del recinto, mientras comenzaba pasearse entre las decoraciones hechas por rosas blancas y olía su agradable aroma.
El vaivén de sus acciones era como ver a una pequeña ninfa moviéndose de un lado a otro en el extenso olimpo. Así de hermosa era.
—Con dinero.—dije estupidamente sonriendo por lo cautivado que me tenía aquella mujer. Podría estarla observando el resto de mi vida y jamás le encontraría problema alguno.
—Ya sé, pero tal parece que sabías lo que iba a pasar.
Iba a responderle, sin embargo, una voz masculina saliendo entre los rincones clamó nuestra atención.
—Lo único que aquí parece es que tomaron malas decisiones.—Jungkook con un ramo de las mismas rosas blancas que decoraban el sitio, entregó a Nina, para después colocar una linda corona de otro tipo de flores sobre la cabeza de mi esposa.—Disfruten, señor y señora Kim.—dicho esto me guiñó un ojo no sin antes palmear mi hombro y desaparecer de la misma forma tan abrupta en como lo hace siempre, cual hada madrina cumpliendo caprichos.
Y en eso se había convertido Jungkook para nosotros, después de todo no era tan mal tipo.
Pero Nina lo detuvo casi al instante.
—Cómo sabes tú eso.—inquirió nerviosa y un tanto sorprendida.
—Fui yo quien preparó la cita en el registro civil. Por Dios Nina, tú bien sabes que no puedes llegar a un lugar así de la nada pidiendo que te casen con el hombre de tus sueños. No estamos en las vegas.
Inconscientemente reí, pero la iracunda y juzgadora mirada de Nina detuvo toda gracia.
—Ustedes dos si que tienen muchos secretos.
En parte tenía razón. Todo este acontecimiento no hubiese tenido éxito sin la ayuda de Jungkook, Namjoon y su esposa, quienes eran de las personas más cercanas a Nina, y de las que más sabían sobre ella, como las cosas que la hacen feliz o incluso las que le desagradan. Por eso creí correcto solicitar su ayuda para preparar cada una de las cosas que pasaron por mi cabeza y ser parte de toda esta locura.
Jungkook preparó la cita con el registro civil; Namjoon esta pequeña recepción privada, así como una habitación en el mismo hotel para tener algo más de intimidad, pues en casa de los Kang sería casi imposible; y Haeyoung, quien le sugirió hoy por la mañana a Nina maliciosamente usar un vestido blanco estilo veraniego para nuestra supuesta salida con Jungkook.
Todo perfectamente calculado.
Cuando supe que Jungkook nos estaría acompañando en Busan, la idea de contarle mis planes no parecía tan absurda. El tipo por unos minutos me hizo una serie de preguntas; como si estaba realmente seguro, o si de verdad mis sentimientos por Nina eran capaces de hacerme tomar esa clase de decisiones, a lo que rotundamente dije que sí.
Estar con Nina era algo de lo que nunca dudaría, ella irremediablemente se había convertido en mi mundo entero. Probablemente, si no la tuviera a mi lado sería un doctor ordinario con miles de urgencias que atender. Pero ahora a mi vida se le había sumado otra persona que le daba más color a los días monótonos.
Nina era esa persona que me hacía olvidar los malos días, con cada momento que compartía a su lado era una nueva experiencia. Justo como en este preciso momento donde con lágrimas observaba la mesa repleta de manjares que nos espera.
Con cariño la abracé por la cintura colocando mi mentón sobre su hombro. Una posición que adoraba practicar con ella debido a la diferencia de altura que nos separaba.
—¿Te ha gustado?
—Es precioso. El mar, la vista, todo es precioso.
—Pero no tan precioso como tú.
En ese momento, solté el agarre y caminé frente a ella, donde sujeté su barbilla sin apartar los ojos de ella, esos que se encontraban aguados y emocionales por el momento.
—A mis ojos eres la creación más hermosa del universo.—dije para después posar mis labios sobre los de ella.
Nuestro beso comenzó entre mieles y algodones, pero pronto sentí las manos de Nina posadas en mi pecho mientras se aferraba a el con cierto toque travieso. Y a medida que su tacto me generaba una clase de corriente eléctrica, mis besos comenzaban a ser demandantes.
Sabía que seguir con este juego nos costaría dejar la comida intacta, y la verdad no quería saltarme todas las cosas que tenía preparadas hacer a su lado. Al final, tendríamos mucho tiempo juntos.
De pronto, de nueva cuenta la presencia de Jungkook nos interrumpió con un carraspeo.
Nina y yo giramos al origen del llamado, donde el masculino sostenía una cámara profesional y en su rostro irradiaba el mismo sentimiento que nosotros: Alegria.
—Bueno par de tortolitos otra vez me tienen aquí. Pero Namjoon y Haeyoung me están pidiendo fotos de los recién casados.
La mandíbula de Nina cayó al suelo instantáneamente y con sus manos cubrió sus labios como si de una verdad se haya dado cuenta.—Ahora entiendo por qué Haeyoung me insistió tanto para que usara este vestido.
—Amiga, las coincidencias no existen.
O bueno sí, pero no hoy. Ahora, por favor posen para mi.No dudé en rodear la cintura de mi esposa, atrayéndola hacía mi, definitivamente nuestros cuerpos encajaban a la perfección, de eso no existía duda alguna.
Jungkook escaneó nuestro posado no muy convencido, así que buscó entre el lugar algo que desconocíamos.
Caminó hasta la mesa principal tomando de nueva cuenta el ramo de rosas que le dio momentos atrás a Nina.
El hombre regresó estirando su mano hacía Nina, donde ella con efusividad lo tomó de nueva cuenta.
—Mejor.—pronunció comenzando a disparar foto tras foto, y sugiriendo toda clase de poses. Incluso esa sesión nos llevó hasta el mar, donde estaba seguro de que saldrían maravillosas fotos que no dudaría en colgar sobre las paredes de nuestro nuevo hogar una vez llegando a Seúl.
—Debería dedicarme a esto de la fotografía. Las tomas están a otro nivel. Aunque, ustedes también hicieron un gran trabajo. Supongo que para la gente enamorada no es nada difícil mostrarse cual genuinamente son.
Y tenía razón, porque yo nunca sería capaz de reprimir mis sentimientos por Nina, jamás me cansaría de decirle al mundo que esa mujer se había convertido en mi todo y más preciado amor.
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Inmarcesible • Libro Uno
FanfictionPor esos días en los que fuimos más que una pareja ordinaria, por esos días que puedes recordar como marcas de ayer; Espero que esos recuerdos nunca desaparezcan de tu mente, y que sean tan inmarcesibles como las flores de primavera.-Kim Seokjin.