01: La luz de un futuro apagado.

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5 años antes

El sonido de la alarma resonó por la residencia Sano, por quinta vez esa mañana.

— Manjiro, ya levántate. Se te hará tarde —suspiró el mayor de los Sano, todas las mañanas era lo mismo, tratar de discutir con su hermano para que se levantara, recibiendo una que otra patada en el proceso.

— Oye, mocoso de mierda. —llamó Izana desde la puerta. — Levántate o te echo agua fría.

— Vete a la mierda. —se quejó el rubio desde su cama, cubriéndose aún más con las sábanas, el moreno desde la puerta soló rodó los ojos y se retiró. Shinichiro estaba pensando muy seriamente en la oferta de aventarle agua fría al berrinchudo de Manjiro, sacudiendo la cabeza volvió a hablar.

— Hablo enserio, muévete de una vez. — Shinichiro pidió, demandante. Aun así, su esfuerzo por lucir amenazante no resultó, ya que el contrario ya había comenzado a roncar de nuevo.

« ¿Cómo carajos puede dormir tanto? » se preguntó mentalmente.

Y en un instante Izana volvió a aparecer bajo el marco de la puerta, el pelinegro lo miró confundido, a lo que el peliblanco solo se llevó el dedo índice a los labios indicándole que hiciera silencio.

— ¡MIKEY! Levántate de una buena vez si no quieres que te pegue con el sartén. —exclamó estresada la Sano menor, quien realmente tenía un sartén en sus manos, lista para usarlo en contra de Mikey si se rehusaba a levantarse de nuevo.

Shinichiro tembló.

***

Mikey odiaba levantarse temprano, era simplemente molesto. Suspiró saliendo de su habitación con el celular en mano. Ya que estaba 100% comprobado que Emma si lo golpearía con la sartén de ser necesario.

Para ser tan pequeña, es amenazante.

La escuela no le parecía interesante, pero tampoco era como si aborreciera ir. Ahí tenía a sus amigos, a sus escasos de cerebro y buenos amigos. Baji, que siempre parecía querer recurrir a la violencia (y no es como si Mikey no lo hiciera, pero tampoco era en gran medida) "Kenchin" que parecía su niñera procurando que no se anduviera metiendo en problemas, porque era muy fácil que lo hiciera; Chifuyu, que siempre estaba pegado a Baji como sanguijuela y Mitsuya, la voz de la razón de todo el grupo.

Sus pasos resuenan por las escaleras, Emma lo ve bajar completamente cambiado y preparado para irse.

— ¿Irás caminando? —pregunta la mujer de melena albina, su cuñada Wakasa. Su mirada usualmente aburrida se posa sobre él, Manjiro asiente y trata de seguir caminando hacia la puerta. — ¿llevas paraguas? Parece que va a llover.

— Si, está en mi bolso, Waka. Iré caminando hoy, no quiero tener que escuchar a Emma hablar sobre Kenchin. —bufa Mikey, bajo la mirada burlona de la mujer.

— Ten cuidado, Mikey. — Wakasa, se despide con un suspiro.

—Adiós.

Y así, Mikey emprende su camino hacia la escuela, cruzando el ahora desolado parque como atajo, sus audífonos son sus únicos acompañantes junto con la canción "RIP to my youth."

Quizás debería haber considerado ir en moto, el frío le está comenzando a parecer molesto y la pequeña llovizna que cae sobre él solo empeora la situación. Mikey refunfuña, alborotando un poco su corto cabello rubio, que ahora yace mojado. Una vez más cerca, camina hacia la entrada trasera del colegio, donde puede esperar ver a Baji conversando animadamente con Chifuyu. Pero lo único que se encuentra es con que ninguno de sus amigos ha llegado, y eso lo frustra, así que suspira y echa la cabeza hacia atrás con cansancio. Las nubes grises comenzaban a abrirse paso en el extenso cielo, era una clara señal de que ese día llovería, y fuerte.

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