CAPÍTULO 23

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ღCHLOEღ

La tarde decaía cuando convencí a Nessa para que saliera con Jacob a una cita.

¿La razón? Bueno, ellos no habían hecho nada en pareja desde que yo había llegado y no quería que se sintieran comprometidos a tener que llevarme a todas partes.

<<Es que no quiero dejarte sola.>> Era la evasiva que repetía Nessa que solo se quedó suficientemente tranquila cuando le recordé que no estaría sola, Mary y Chad estarían en casa.

—Chloe, cualquier cosa me llamas, me avisas, me escribes, lo que sea, no te prepares nada para comer porque yo te traeré algo y ...—Nessa quería seguir dando indicaciones pero Jacob la arrastró suavemente del brazo.

—Mi amor, Chloe sabrá muy bien que hacer, no es una niña pequeña, ya vamos—Le abrió la puerta del auto y depositó un casto beso en sus labios.

Jacob rodeó el auto y levanté una ceja cuando vi que no se estaba subiendo, si no que se estaba acercando hasta mi.

—Chloe, por favor llámanos si necesitas algo, nosotros vendríamos rapidísimo, es más, volaremos para verte.— Declaró en un murmuro para que mi hermana no escuchara y besó sobreprotectoramente mi frente.

Asentí rápidamente y agité mi mano para despedirme.

Solté una risa poco sonora cuando el vehículo se alejaba hasta desaparecer por la vía.

Jacob trataba siempre de darle tranquilidad a Nessa cuando en realidad el solía estar igual o más preocupado. Serán unos grandes papis cuando llegue su momento.

Le hablé a Alexa para que reprodujera mi playlist.

Comencé a tararear la letra de la primera canción y moverme al ritmo.

Así estuve un buen rato escuchando música hasta que sentí mi panza rugir. Ups.

Mi estomago poco paciente no podrá esperar a que Nessa nos traiga algo para comer.

El problema radicaba en que no sabia que podía cocinarme. Sé hacer algunas cosas básicas pero ahora quería algo un poco más elaborado.

Me acerqué a la alacena y comencé a echarle un vistazo rápido a las cosas que hoy mismo habían comprado.

Mis ojos recorrieron minuciosamente toda la despensa.

Harina.

Levadura.

Sal.

Aceite.

Salsa de tomate.

Perfecto. Tenía todos los ingredientes para hacer una pizza.

—Alexa, reproduce "As it was".

La melodiosa voz de Harry Style comenzó a sonar cuando caminé hasta el perchero de pared que Nessa había comprado hace poco, descolgué el delantal de cocina, me lavé las manos y comencé a reunir lo necesario.

Abrí la nevera para tomar los ingredientes de la cobertura.

—¿Necesitas ayuda?—Una voz ronca habló a mis espaldas.

Cuando Chad me habló, las cosas que tenía en mis manos cayeron al suelo.

Rápidamente se acercó hasta mi para ayudarme a recogerlas.

Sus ojos color miel que tanto habían calado en mi desde la primera vez que lo vi, provocaban el mismo efecto una y otra vez.

Después del pequeño incidente unimos todo para formar la masa, nuestras manos estaban cubiertas de harina y no sé en qué momento el rostro de Chad también tenía restos de polvillo.

Sonreí disimuladamente pero el lo notó.

—¿Qué es tan gracioso?—Levantó una ceja.

—La harina en tu cara—Me burlé.

Chad abrió los ojos y la boca haciéndose el ofendido pero en un ágil movimiento pasó su mano harinosa sobre mi mejilla.

—Para que te rías con ganas—Me miró divertido

Ahora era yo quien tenía la boca en una O.

Tiré otro poco de harina sobre su cabello.

El no tardó nada en hacer lo mismo.

Nos regalamos una mirada cómplice mientras reíamos a carcajadas.

Limpiamos un poco el desastre y continuamos estirando la masa, Chad con sus fuertes brazos tomó el rodillo de cocina para aplanarla y así no quedara quebradiza.

Para terminar integramos la salsa de tomate, queso mozzarella y pepperoni.

Nos sentamos en la sala a esperar que se horneara.

Después de 18 minutos la pizza estaba lista.

Nos acomodamos en la isla para probarla.

Al primer mordisco la semi elástica masa tenia un sabor exquisito, sus bordes eran altos y suaves, el queso fundido se derramaba por el costado, el pepperoni tenía su característico sabor ahumado y un brillante color rojo. Estaba orgullosa de nuestro resultado.

—Somos buenos chefs—Chad dijo antes de darle un gran mordisco a su pizza.

Limpie mi boca con un trozo de papel mientras asentía, quería responderle pero no podía perder tiempo, la pizza estaba demasiado rica.

Seguimos comiendo hasta que el sonido de un móvil apocó la música que ya se reproducía de manera aleatoria.

Un pequeño oleaje de preocupación se paseó por mi interior, la ultima vez que algo similar pasó terminamos en el hospital con Nessa desmayada. Me relajé cuando vi que Chad respondió contento.

—Perfecto, gracias bro—Terminó diciendo para luego colgar.

—Tenemos panorama—subió y bajo sus cejas.

—¿Qué tipo de panorama?—Le pregunte mascando un ultimo trozo de pizza que me quedaba.

—Bueno, solo si quieres—Se hizo el desinteresado.

—Claro que quiero.

—Entonces ve a sacarte la harina de la cara y ponte bonita —me miró inocentemente— Más de lo que ya eres.

Sonreí y me puse de pie rápidamente.

Ya en mi cuarto comencé a moverme presurosamente para cambiarme.

Cuando me miré en el espejo tenía aun las mejillas medias blancas y restos de polvillo en el cabello.

Después de lavarme el rostro y peinarme, apliqué ligero maquillaje. Estilo make up no make up.

Mis largas pestañas estaban encrespadas potenciando mi mirada, se veía despierta y realzada. En los labios el infaltable gloss, teñí de rojo tenuemente mis pómulos y para terminar me puse perfume en las zonas que generan más calor como las muñecas, el cuello, detrás de las orejas, para que fuese duradero

Cuando salí de la habitación Chad también listo.

El olor a perfume varonil asaltó mis fosas nasales. El chico usaba una camisa leñera color café, unos jeans negros y unas confiables vans con cañas. Su cabello caía sobre su frente perfectamente despeinado.

—Estás demasiado guapo— Confesé.

—Mírate, estás más guapa tú—Tomó mi mano y me hizo girar sobre mis pies.

Sonreímos ambos y me ofreció su brazo para apoyar mi mano y salir juntos de casa.



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