CAPÍTULO 27

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ღCHLOEღ

Después de un sueño bastante agusto, dejé mi cómoda cama para ducharme.

Opté por dejarme el cabello mojado a pesar de que estaba demasiado acostumbrada a secarlo fuese invierno o verano, pero el calor de hoy era bastante intenso.

Miré la hora y aun era temprano, no tenia hambre así que busqué algo para hacer en mi habitación.

Encima de un mueble habían algunos esmaltes de uñas que Nessa me había prestado, aproveché para pintar las uñas de mis manos y pies.

Esperé a que secase por totalidad el bello esmalte lila pastel que ahora combinaba muy bien con mi tez.

Cuando terminé sentí rugir mi estomago, caminé descalza silenciosamente hasta la cocina ya que no sabia si los demás aun se encontraban dormidos.

El piso estaba bastante frío lo cual fue un alivio para lo acalorada que me sentía.

Pasé por la habitación de mi hermana y sentí ligeros ronquidos lo que confirmó mis sospechas, seguían dormidos.

Al parecer Mary no estaba ni Chad tampoco.

Decidí sentarme en la isla y prepararme algo para desayunar pero al llegar a la cocina me percaté de unos waffles con rodajas de banana y fresa untados en Nutella encima del mesón.

Mi apetito aumentó rápidamente al ver esa exquisitez.

Supuse que había sido Mary la que los dejó preparados para mi, así que sin dudarlo tomé uno.

Agarré mi celular para poner vídeos mientras comía, solía hacerlo en Oregón ya que prácticamente era como vivir sola y no me gustaba comer en silencio, pero no alcancé a poner nada en mi teléfono porque el timbre de la puerta resonó por la desierta casa.

¿Quién tocaba tan temprano?

Me puse de pie con el waffle aun en la mano y la boca llena.

En la cámara podía visualizar nuevamente a un señor de edad con algo bultoso y felpudo en sus manos.

—Buenos días, ¿usted es la Señorita Chloe?— El caballero preguntó a penas abrí la puerta pero yo solo fijé mi vista en lo que traía. Un gran oso de peluche.

—Buenos días, si soy yo— Contesté con una ceja totalmente levantada.

El Señor estiró sus brazos y me pasó el tierno oso de felpa junto con un sobre de papel.

Me comí rápidamente lo que me quedaba para poder sujetar bien lo que el caballero me acababa de pasar y estaba totalmente confundida.

Al apegar el oso a mi cuerpo, me llegó un olor muy familiar.

Un perfume.

Para ser más exacta, el perfume de Austin.

—Hasta luego Señorita, disfrute su regalo— Dijo rápidamente para después verlo subirse en su camión de repartos y perderse por la vía.

Antes de tirar al oso en el sillón acerqué mi nariz hasta el cuerpo de éste para comprobar que no era mi imaginación, claramente desde ahí venía el olor a perfume.

Pensé en lo raro que era esto, este olor tan característico de él solía ser mi debilidad. Recuerdo que me encantaba sentirlo y saber que pertenecía a mi chico, ahora me causaba disgusto y rechazo, más aun cuando a mi mente llegó el recuerdo de la foto de Regina.

Agarré el sobre en un gesto brusco y comencé abrirlo sin sutileza.

"Para que no me extrañes , ni me olvides, aunque esta distancia no durara mucho tiempo ;), te amo más que ayer."

A.

—Que fastidio—murmuré en voz baja.

—Aww que lindo ositoooo—Nessa chilló a mis espaldas.

Me volteé molesta y no con ella, si no que con esto que hacia el imbécil.

<<te amo más que ayer>> JA ¿Qué decía? Si al parecer anda con mi mejor amiga y en secreto.

Nessa aun con pijama y bostezando se acercó hasta a mi y al percatarse de mi gesto de total descontento se sorprendió.

—¿Y esa cara?— Preguntó tomando el peluche— ¿Quién podría estar molesta con este regalo tan bonito?


YO claramente.


Le señalé la carta y estiré mi brazo para que pudiera darse cuenta por si sola.

Ella la tomó presurosamente y vi como su ceño se fruncía a medida iba leyendo.

—Hubieras empezado por ahí— Después de haber mirado al felpudo con tanto amor ahora hasta podía descifrar asco en su mirada.

—Ajá, no es lo único que envió— Solté bufando.

—¿QUÉEE?— Alzó la voz acercándose hasta la isla y dándole un mordisco a uno de los waffles que yo había dejado.

—Sí, ¿ves el ramillete de rosas gigante de allá?— Le señalé con indiferencia el jarrón de agua en el que las había puesto— Ok , esas me las envió ayer.

—Pensé que las había comprado Mary— Respondió con los ojos abiertísimos.

—Ojala hubiera sido así.

Caminé hasta ella para acompañarla, me quedé mirándola, comía con un apetito desmesurado. Cuando se dio cuenta de mi fija mirada sobre ella se puso nerviosa.

—Lo siento, estaba antojada— Respondió con la boca llena y encogiéndose de hombros.

—¿Antojada? ni que estuvieras embarazada— Dije bromeando, pero ella dejó de mascar enseguida y se paró para tomar una servilleta y limpiar su boca que estaba cubierta de Nutella.

—Voy a ducharme, nos vemos luego— Fue lo ultimo que dijo marchándose a un paso rápido por el pasillo.

¿Qué había sido eso? Quizás mi comentario la había incomodado.

Preferí no darle demasiada importancia, luego me disculparía si en algo la ofendí.

Tomé el celular nuevamente y marqué a Regina. Tenía pensado lo que iba a decirle pero lamentablemente no contestó, y eso me hizo sostener mis sospechas.

Tenía mucha rabia acumulada, tenia unas cuantas cosas que decirle y bueno ,para que hablar de Austin a ese si fuese por mi , le tiro el mundo entero encima a ver si así se le quita lo mentiroso.

Esperé a que pasara un rato para volver a marcar.

Una parte de mi prefería que las cosas quedasen así pero la otra mitad quería que esto se solucionara lo más pronto posible, me sentía atrapada y no me gustaba la sensación.

El pitido sonó.

Una

Dos

Tres

Y casi cuatro veces.

—Chloeeee, amiga del alma ¿Cómo estás?— Sonaba muy contenta.

—Tenemos que hablar— Fue lo más seco que le había dicho a mi amiga en todo el tiempo que llevábamos de amistad.

Su tono de voz tuvo un radical cambio y carraspeó en un fallido intento de aclarar su garganta.

—¿Q..qué pa...paso?— Osciló

—Ya sé que no estás sola.

—Amiga no sé de lo que hablas...

—Regina por favor no te esmeres en seguir mintiendo.

—Es que no estoy mintien...— No alcanzó a terminar porque una voz masculina la interrumpió y logré escuchar.

—La cama y yo seguimos esperándote—  Con esto ultimo que se alcanzó a oír Regina contuvo su respiración y balbuceó.

—¿Seguirás diciendo que ese de ahí no es Austin y que tu no eres con la que me engañó todo este tiempo?— Solté de manera fluida pero áspera.


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