ll. Noche en la posada

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Los buhos ululaban a la llegada de la noche. Selene cada vez estaba más inquieta con los guardias que miraban todo el rato al cielo, con mirada intranquila e impaciente.

- ¿A quién nos traes Sel? -preguntó la señora Wendy limpiándose las manos en el delantal.

Los guardias carraspearon y el rostro de la Sra. Wendy se ensombreció.

- ¿Dónde están mis modales que a unos clientes tan elevados no les ofrezco un té caliente para calentar los huesos?. -exclamó. -Sel, querida, me harías un grandísimo favor si te encargaras de prepararlo mientras yo les busco la mesa ideal. -dijo la Sra. Wendy tratando, de una forma evidente, de alejar a Selene de lo que probablemente sería una conversación fúnebre como poco.

-Ahora voy Wendy. -respondió Selene reticente a perderse la historia.

Preparó el té de espino y moras todo lo rápido que pudo y le añadió un extracto de vainilla para perfumar. Satisfecha con su trabajo se dirigió al salón donde un guardia arqueaba la espalda mientras bebía una espesa cerveza que le manchaba la barba. Todo el que estaba en el salón esperaba expectante la historia prometedora que el guardia estaba a punto de narrar.

-Éramos veinte soldados, mi mujer estaba en el carro. - empezó-  Primero una brisa movió los árboles, o eso creíamos...

Mientras hablaba, Selene, que se había quedado escuchando en un rincón con el corazón latiéndole con fuerza, oyó una especie de silbido proviniente de los caminos.

-Fue arpadear y los teníamos encima no sé cuántos eran, tal vez eran cien o tal vez uno solo. El caso es que un extraño sonido, tal vez un grito, no sé, nos avisó de su proximidad, pero fué demasiado tarde... Pensábamos que eran unos vulgares bandidos y simplemente hicimos formación, pero entonces todo se descontroló. El fuego blanco inundaba el carro. - cuando dijo eso su rostro se contrajo en un rictus de odio. - Los gritos cada vez eran más y cada vez más aterradores. Gritos y llantos de bebes pidiéndonos ayuda. No pudimos hacer nada. Y lo peor es...que en ningún momento vimos al atacante. Veinte soldados y noventa personas en el carromato. Regresamos cinco soldados.

A este punto Selene estaba temblando, pero no de miedo como cabría esperar, si no de la sensación que tenía cuando se hacía de noche y oía aullar a los lobos o cuando una comida estaba demasiado caliente y la probaba, se quemaba y le dolía, pero tras soportar ese dolor venía el delicioso sabor del alimento. Eso salvo que fuera la sopa de col de la Sr. Wendy, entonces la escupía cuando no miraba pues eso le daba más miedo que cualquier Aberrante.

- Fuegos fatuos...- una voz grave y curiosamente aflautada interrumpió osadamente la historia del guardia. Caminó lentamente hacia la barra, justo al lado del guardía y en el centro del corrillo de viajeros que escuchaban, ansiosos de noticias como el vampiro de sangre. La luz le iluminó la cara y no fue hasta entonces que pudieron verle. Su cara estaba consumida y una quemadura negra se extendía por su mejilla.- Sin duda fuegos fatuos... Jamás los verás a no ser que vayas a morir, entonces aparecerán ante ti, te mostraran su verdadero rostro y morirás.

Nadie se atrevió a preguntar si los había visto pero la quemadura de su mejilla y la amargura con la que hablaba de aquello eran bastante significativos.

- Pero bueno, la noche es joven y el día largo, animémonos y dejemos estas amargas historias sin veracidad, mi sobrina Sel os servirá un té que os calentará el corazón y ahuyentará los temores de la noche.

Las tímidas carcajadas empezaron a sonar por el Ruiseñor dormido. Selene volvió a oír un misterioso silbido, pero, alentada por su tía a recibir a los múltiples clientes que esperaban el té y las cervezas, hizo caso omiso.

- ¿Qué desea? Tenemos un té de espino digno de tal nombre o bien una cerveza tostada solo apta para verdaderos bebedores. - preguntó al hombre que había mencionado los fuegos fatuos con voz todavía trémula por las historias escuchadas.

- Las leyendas son mi alimento y las historias mi bebida...- tras pronunciar esas curiosas palabras se quedó mirando largo rato a  un lugar indefinido. - Pero bien que me alegraría la compañía de una amable jovencita dispuesta a escuchar alguna que otra historia.

Selene dudó tan solo unos instantes, tenía bastantes clientes pero estos estaban siendo atendidos por su tía y le era prácticamente imposible negarse a una buena historia.

- Será un honor - dijo tomando asiento y sonriendo. - ya que vamos a compartir conversación y bebida - prosiguió tomando una taza y llenándola de un burbujeante de té de espino y moras.      - Dos de los bienes más preciados según tengo oído, creo que lo justo y cortés sería preguntaros como debo llamaros.

El hombre parpadeó unos momentos atónitos ante la labia de Selene para estallar en una estruendosa carcajada.

- Holdar es mi nombre y Holdar es como me llamo, os llamáis Selene he oído.

- Así es. ¿Vos no me ibais a contar una historia? -preguntó impaciente Selene.

-  Conoces...-se quedó pensando unos instantes como ordenando sus pensamientos - la leyenda de los Aberrantes que...

- Por supuesto que sí, nuestro Dios los vence cada día y renacen de noche, por eso le rendimos tributo.-interrumpió incapaz de contenerse.

Pero Holdar agito la mano desdeñosamente.

- No niña ignorante, esa no!. Esa la conoce todo el mundo pues la verdadera historia la acallan con el miedo.

- La verdadera historia ocurrió hace mucho tiempo.  tanto que se pierde en los pliegues de la memoria... La Luna estaba celosa del Sol y creó a las estrellas y demás historias... Pero hay una leyenda que afirma que el primer Aberrante enloqueció por culpa del Sol pues temía que brillara más que él y que fuera adorado como otro Dios , quitándole así protagonsimo. Los Dioses son celosos y olvidan que, por mucho que lo quieran negar, son más parecidos a nosotros, los mortales, de lo que quieren admitir. Aman, temen y odian... Tiempo después la Luna siguió creando Aberrantes que nos causan todos los problemas que conocemos, pues enloquecen por culpa del Sol. Cuando la Luna trató de advertir a los humanos sobre lo perverso de su Dios éstos la marginaron y prohibieron el rendirle pleitesía bajo pena de acabar en una misteriosa prisión que nadie ha visto jamás...

Un silbido sonó por toda la taberna y los guardias que estaban tomando unos tragos se tensaron.

 -¿Ves? Vuelven a acabar su venganza, no sobrevivirá nadie... - de repente los ojos se le desenfocaron y antes de que Selene pudiera socorrerle, los vidrios de la taberna estallaron haciendo que Selena cayera brutalmente al suelo.

Corrió a buscar a sus tíos pero al no encontrarlos miró hacia a fuera en busca de la causa del caos. Todo el mundo corría tratando inútilmente de llegar a la salida. Unos pasos sonaron. Los pasos de la muerte.

Nota de la autora: Estoy bastante satisfecha de cómo me ha quedado este capítulo. Lo dedico a Mart_tina que me ha apoyado desde el principio comentando y votando. Muchas gracias en serio :3 :3

Pregunta: ¿Magia o tecnología? Yo siempre me decantare por la magia :3 !!!


Selene la llamada de la Diosa (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora