X. Lo que había tras la puerta...

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-Podía ser un asesino, o peor, un adorador de la Luna.-

Selene Wood



-¿Que hay detrás de esa puerta?- preguntó tímidamente Selene.

Por  toda respuesta, su abuelo introdujo la llave en la cerradura y una   melodía grave y melancólica sonó por el pasillo. Con un chirrido, la  puerta se abrió dejando ver a Selene algo que no esperaba...

Tras la puerta se podían observar muchas jaulas vacías amontonadas cubiertas de telarañas y una extraña mesa llena de curiosos recipientes. Pero lo más extraño era el manto verde que no solo cubría la puerta si no que también crecía descontroladamente por las paredes y el suelo haciendo de aquella sala un jardín interior.

Y por un momento un pánico irracional invadió a Selene.

¿Qué sabía de su abuelo? ¡Nada! Podía ser un asesino, o peor, un adorador de la Luna. Unos escalofríos invadieron a Selene al imaginar tener que realizar sacrificios a la Luna como los locos que la adoraban. Aunque no sabía mucho, su tía Wendy de pequeña le solía contar las aberraciones que realizaban los locos que rendian pleitesía a la Luna, después la tapaba con la manta le daba un beso en la frente y la tranquilizaba diciendole que el Sol no dejaría que le pasara nada malo. Notó un pinchazo en el corazón al recordar a su tía.

Barahaus le hizo un gesto indicándole que entrara y Selene dudó, finalmente la curiosidad le pudo y entró a la habitación. Barahaus rápidamente cerró la puerta tras de sí y rompió la llave que habían usado para entrar.

-¿Qué estás haciendo?- exclamó Selene observando consternada la llave o los trozos que quedaban de ella.

Barahaus la miró sorprendido sin entender su reacción hasta que cayó en la cuenta de lo extrañó de su actitud.

-Creeme, es mejor así...Tienen ojos en todas partes.- murmuró como si pensara que alguien los escucharía.

Selene estaba esceptica pero asintió esperando una mejor explicación más adelante.

-Qué el Sol nos bendiga.- dijo suspirando.

De inmediato todo se descontroló. Las jaulas que Selene creeía vacías empezaron a agitarse y algunas cayeron al suelo. Algo se lanzó volando hacia ella y recibió un zarpazo en la cara. Barahaus miraba seriamente la escena pero no hizo ademán de ayudarla, más bien la observaba con curiosidad, como queriendo ver que sucedía a continuación.

Al principio  Selene notó un escozor que le molestaba sobremanera pero rápidamente la molestia desapareció dejando solo la sangre seca. Ni siquiera una mísera cicatriz indicaba el profundo corte que segundos atrás había estado ahí.

-Lo que me temía...-dijo con un hilo de voz Barahaus.

-¿Qué sucede? ¿Y que eran esas criaturas? Una casi me saca un ojo. -gruñó Selene para alejar su susto.

Una vez más Barahaus la ignoró acercándose rápidamente a la mesa. Se limpió las sudorosas manos en el chaleco que llevaba debajo de la chaqueta y sin mediar palabra arrancó un pelo a Selene.

-Au!- exclamó Selene, iba a quejarse más pero se calló al ver lo que su abuelo hacía con el pelo. Lo puso debajo de un catalejo dorado que sacó de otro de sus multiples bolsilllos junto con unos polvos azules. -¿Qué...qué estas haciendo?- preguntó esperando una evasiva por parte del aberrantólogo.

-Te lo contaremos todo, o todo lo que sabemos que es mucho menos de lo que me gustaría saber.- gruñó con frustración.-Lo demás lo deberás descubrir tu. Pero tranquila, no estarás sola.

Selene se dispuso a hacer muchas preguntas que no obtendrían una respuesta clara pero lo último que dijo le llamo la atención.

-¿Cómo que no estaré sola?- preguntó sin saber si sentirse aliviada o asustada.

De la nada, un ciclón de viento se levantó, alzando a Selene unos centimetros del suelo. Un olor a limón y un extraño pero agradable calor en el pecho la invadió. Cuando tocó el suelo se dió cuenta de que un curioso chico había aparecido al lado de su abuelo. Era un poco más alto que ella y sonreía amistosamente a Selene.

-Hola Selene, Barahaus me ha hablado mucho de ti. Me llamo Marcus Flynn pero puedes llamame como quieras.- dijo de tirón y con una sonrisa que parecía sincera. Selene aprovechó aquel momento para mirarlo bien. Tenía ojos marrones con motitas doradas y el pelo rubio con reflejos verdes a media melena y muy despeinado. Los hoyuelos se le marcaban como la arruga de su nariz al sonreír, tenía unos dientes un poco inusuales. Tenía los colmillos ligeramente afilados como si, por cuesitiones de estética, quisiera asemejarse a alguna criatura. Selene no entendía.

-¿Quién eres?-preguntó Selene con desconfianza.

-Oh- exclamó como si no se esperara esa pregunta. Tras mirar un momento a Barahaus como pidiéndole permiso, respondió.- Soy un aberrante obviamente.


Nota de la autora: El cap. esta semana viene fuerteeeee ;) No sé yo pero Marcus Flynn promete...Cuidado Yim...A parte de eso cada vez hay más cosas extrañas y sin explicación. Si sois lectores habituales os habréis dado cuenta de que escribo capítulos cortitos y me gusta dejar intriga. Vamos que si Selene saliera en papel sería probablemente esa novela que lees del tirón tranquilamente en una tarde ;)

La pregunta de esta semana es: ¿Cual es vuestro tipo de chocolate preferido y en qué ''formato'' (que no me entere yo de que no os gusta el chocolate ;) Yo soy una amante del chocolate con leche y el helado de eso me puede. Aunque tirando a lo sencillo una onza de chocolate con un libro también está para morirse...

Espero que estéis disfrutando de la lectura!

Chao Luwynavos!!

Selene la llamada de la Diosa (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora