XX. Cosette

30 5 13
                                    

Feliz día del libro y feliz Sant Jordi...

Aunque no veía nada, oía perfectamente. Escuchó la voz de Marcus y otras voces que no conocía, el notar cómo rebotaba su cuerpo, clavándose los omoplatos y la columna vertebral en el suelo de madera a cada bote y el sonido de los cascos, le hizo intuir que se encontraba tumbada en un carro. Trató de abrir un ojo y a pesar de que lo notaba aguado pudo ver sombras y siluetas que se movían a su alrededor, se pasó la lengua por los labios agrietados, el sabor salado, a romero y un tercero a algo ácido seguía ahí. Y de inmediato, justo después de asimilar los sabores, volvió a abrazar la oscuridad.

                                                                         ***

Se despertó con un cubo de agua helada en la cabeza.

—¡Arriba niña!—exclamó una voz soltando una risotada.

—¡Joder Marcus!

Abrió los ojos, de inmediato aquella vez, mientras maldecía al aberrante y se remangó un nuevo traje (gris con unas lunas tejidas en las dos mangas) que le habían puesto. Se sonrojó al pensar en que había estado lo suficientemente indefensa para que alguien le rebanara el pescuezo sin poder defenderse.

—No, pequeña bastarda, Marcus no.

Selene parpadeó un par de veces y trató de enfocar de donde venía la rasposa voz.

—¿Holdar?—exclamó sorprendida.

Holda la observaba seriamente, su expresión no combinaba con su colorido atuendo de juglar.

—Mi bastarda—farfulló acariciándole el pelo con ademán cariñoso.

Selene lo analizó disimuladamente, aunque no mostraba las secuelas del ataque de los aberrantes a la posada, podría haberse recuperado...Y curado las cicatrices y quemaduras del rostro en apenas tres semanas. Por lo que le parecía recordar en Luwynor cuando había preguntado por él le habían dado largas diciéndole que le estaban curando las secuelas físicas y que no se encontraría en condiciones de hablar e interactuar en por lo menos una rueda entera. Frunció el entrecejo aunque trató de que su desconfianza no fuera demasiado evidente.

—¿Ya te encuentras mejor?—preguntó Selene alegremente.

Holdar desenfocó la mirada como tratando de recordar y rápidamente esbozo una exagerada sonrisa que reavivó las dudas de Selene.

—Por supuesto...no fue nada al final, ¿te apetece comer algo niña? Tienes que estar hambrienta. -- propuso cambiando hábilmente de tema, algo que no pasó desapercibido a Selene aunque asintió de forma mansa y esbozó una dulce sonrisa mientras palpaba con disimulo su alforja en busca de su cuchillo.

Si es un impostor mejor que no sospeche de mi y si no lo es...

—Tenemos huevos de golondrina por si te apetecen, en cuanto comas podrás ver a Marcus y al resto, temo que todavía estés muy débil.—Dijo acercandole una bandeja con los huevos y un trozo de pan.

Selene se obligó a responder con una sonrisa de agradecimiento y así estuvo, sujetando la bandeja sentada en el suelo como una inválida y sonriendo patéticamente, hasta que Holdar salió del carromato que parecía haberse detenido o al menos haber aminorado la marcha.

Como que voy a comer así de buenas lo que me da un casi completo desconocido.

Se dijo ignorando los rugidos de su estómago. Gateó hacía la puerta del carromato, las punzadas de dolor en la sien se intensificaron y maldijo apretando las muelas. Trató de abrir la puerta pero ésta resistió todos sus intentos.

Selene la llamada de la Diosa (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora