Xl. Pesadillas

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 Los gritos y el humo la envolvían. Boqueó en busca de aire, se asfixiaba. Y de repente ya no estaba en la masacre de la posada, se estaba ahogando, se encontraba en un extraño lago y cuando trataba de emerger a la superficie un peso la arrastraba a las profundidades. Y la oscuridad la abrazaba. Cuando creía que no saldría del extraño lago notó una mano que la sacaba de las profundidades, con insultante facilidad para las dificultades que Selene estaba teniendo. Y era un chico de pelo rubio que le sonreía amablemente, Selene le iba a sonreir de vuelta pero esa sonrisa se congeló en  su cara cuando el chico empezó a cambiar y se transformó en una enorme serpiente negra que silbaba y susurraba. En un aberrante. Y la serpiente sonreía con irónica crueldad. Pensando sin duda en el banquete que la aguardaba.

                                                                          ***

                         -¿Alguna mejora?-la voz de Marcus Flynn inundó el tenso silencio de la habitación.

Cuando Selene se enteró de la verdadera identidad del  chico aberrante se sumió en un sueño infestado de pesadillas, un curioso sueño que estaba emprendiendo ella sola y al que ninguno de los presentes de la habitación podía acompañar.

                      -¿Porqué, porqué tuviste que ser un maldito bocazas y no pudiste callar esa monstruosa boca tuya? No está preparada para saberlo todo y ahora por tu culpa tendremos que contárselo. -aunque Barahaus no lo dijo en voz alta, Marcus Flynn estaba convencido de que el ''si  se despierta'' se había atascado en la garganta del aberrantólogo.

El chico se encogió de hombros, dolido por las duras palabras de Barahaus.

                       -Ya hemos tenido esta conversación más veces y creo que sería mejor si...-pero fue bruscamente interrumpido por una fuerte colleja de Dorothea que había entrado en la sala para cambiar las frías compresas que colocaba en la frente de Selene para bajarle la fiebre.

                      -Tú, ve a la biblioteca y aprende algo de una vez por  todas que yo he de hablar con Barahaus.

                       -¡Soy casi un hombre! Y usted no tiene derecho a echarme sin motivos.-refunfuñó el chico, molesto por la colleja.

                       -Motivos te voy a dar yo como no te vayas ahora mismo, que tienes mucha lengua para lo  serpiente que eres...- exclamó Dorothea agitando un rodillo de forma amenazante hacia el chico.

                          -Me marcho, pero solo y únicamente por el terror que me produce ser amenazado por tal terrible arma como la que es ese rodillo. -dijo  con voz  burlona Marcus Flynn.

Salió rápidamente de la estancia no antes de que Dorothea le acertara de lleno en la cabeza. Se rascó la nuca dolorida por el golpe.

                           -Ni idea de que sirve ser un aberrante todopoderoso que va a ir a la guerra si un rodillo de cocina es capaz de hacerte daño. -gruñó.

Salió a los jardines y miró embobado la poca luz que quedaba. La luz de la Luna. Distraidamente fue a parar a la colonia de Nimhes que Selene había tocado por accidente y que le había producido aquella extraña mancha negra en la mano. El aberrante se cuidó muchísimo de no tocarlos.

                                                                   ***

Los párpados de Selene temblaron ligeramente. Barahaus, Marcus Flynn y Dorothea la observaron ansiosos pero  no dio más muestras de un próximo despertar. Marcus Flynn la observó con curiosidad, en aquel momento, sumida en ese estraño sueño su habitual color marrón de piel había palidecido y adelgazó de un modo alarmante por la falta de comida.

Selene la llamada de la Diosa (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora