XVll. Objetos de oro cortantes, catalejos de plata y respuestas

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                       —No sabemos de tus padres. Apareciste en casa de unas buenas amigas, Agatha y Alba,—Selene sintió que Barahaus pronunciaba aquel nombre con dolor y resentimiento pero no dijo nada. Se limitó a escuchar.— Que de inmediato te llevó con Dorothea quien a su vez te entregó a mi hija. La resistencia...En fin, lo que te ha explicado este tontaina de aquí no era del todo erroneo aunque con mucha falta de información claro está. El libro que te dejé el primer día lo explica todo, te recomiendo leerlo. A parte de eso no sé que más preguntas tienes.—finalizó mirándola fijamente. Ahora que podía hacer preguntas no sabía por donde empezar.

                      —Bueno, la noche del...del ataque a la posada, un aberrante me hizo una reverencia, y a veces me pasan cosas extrañas. Toco una seta y me arde la mano y me aparece un sarpullido negro de la textura del carbón, siento miradas que me siguen, tengo pesadillas demasiado vívidas y el día aquel que vomité...

                     —Tenemos algunas teorías pero no podemos probarlas. Y en cuanto a lo del vómito, ¿no te acercarías nada que fuera bedallona a la boca no?—preguntó mirándola inquisitivamente.

                     —Me pinté los labios con zumo de bedallona, ¿porqué lo preguntas?—respondió haciendo un esfuerzo por recordar.

                    —La bedallona es una de las plantas más venenosas que existen.—respondió con un suspiro.—Todas sus partes, zumo o petalos, son mortales. Tuviste suerte, supongo que al no ingerir el zumo los síntomas no llegaron a mayores.

                     —¿Y lo de las teorías? ¿Qué pasa que no me has contado?—trató que la desconfianza no se notara excesivamente en su voz, aunque no lo logró.

                     —Arrestaron a Alba, ella sabía cosas. Una experta en leyendas antiguas. Agatha murió de viruela.

Se encontraban hablando en el herbolario interior, Marcus estaba apartado acariciando al gato de tres colas con cuernos que se estiraba y ronroneaba. Curiosamente no les había caído demasiada bronca por parte del aberrantólogo, solo una seria advertencia. Barahaus, con el traje azul noche con una tela blanca similar al patrón de una telaraña por los hombros, observaba los apuntes desparramados por la mesa acerca de los aberrantes para no mirar a la cara a Selene.

                   —¿Dónde la encarcelaron?—preguntó con curiosidad Selene.

                  —Creo que en una prisión bastante al norte.—dijo tras pensarlo unos instantes.

                  —Barahaus, quiero formar parte de la revolución. Ya se lo he dicho a Marcus, no puedo prometer creer en esto pero necesito ayudar en algo y cada vez creo menos en la historia del Sol.—trató de imprimir autoridad en su voz pero lo único que consiguió fue que no le temblara en exceso.

                  —Que así sea entonces, pero ten en cuenta una cosa Selene, el castigo por poner en duda al Sol, ya no digo rendir pleitesía a la Luna no es otro que la muerte. Así que si esto es un capricho o un impulso déjalo ahora porque, si te descubren, te espera un baile con zapatos de hierro en la hoguera.—Barahaus la miró fijamente a los ojos. El color marrón roble casi negro del iris se mezclaba con el negro de la pupila haciendo que la mirada fuera mucho más intimidante y penetrante. Selene tragó saliva nerviosamente, pensó en el humo negro que salía de los cadáveres de sus tios, en el olor a masacre que se había instalado para siempre en su memoria. Sangre, carbón, caos y humo. Y pensó en Yim.

                   —Soy consciente y asumiré los riesgos.—respondió. Cuando dijo eso, le pareció ver el amago de una sonrisa debajo de la despeinada barba de su abuelo.

                  —Siendo así Marcus te explicará todo lo básico para empezar y mañana empezaremos con tu formación.

                   —¿Como que formación?—preguntó confundida Selene.

                  —Claro, ¿o acaso pensabas que ser aberrantólogo es mi único trabajo? Espero que no temas a las bombas.—respondió alegremente y soltando una risotada Barahaus.

                  —¿Perdona?—preguntó con sorpresa y asombro.

                  —Perdonada por colarte aquí sin permiso.—replicó Barahaus con una sonrisa de oreja a oreja saliendo agachado por la pequeña puerta.

                                                                                      ***

                    —A ver empezaré por lo básico.—empezó Marcus que parecía haberse tomado muy en serio su papel de instructor.—Y es, que hacemos cada uno. Dorothea, ella es nuestra mejor alborotadora. Coloca bombas de humo en carromatos para robar al Consejo sus suministros, se cuela en mansiones y masias para informarnos de todo. Barahaus se encarga de los experimentos, de documetarse acerca de las antiguas leyendas para encontrar puntos débiles en sus historias. Y yo me encargo de los aberrantes, trato de aplacarlos, redirigirlos a lugares inhabitados. Reducir su mala reputación, vamos.

Selene seguía con su camisón blanco leche de dormir pero los bordes se habian teñido de verde por el roce con el musgo. Se retorció los bordes del vestido en un acto nervioso.

              —¿Estás segura de que?...—empezó a preguntar Marcus mirándola preocupado.

              —Estoy segura, solo... dame un poco de tiempo a hacerme a la idea.—respondió interrumpiendolo.

La mirada de Marcus se oscureció.

              —Tendremos que ver que es lo que se te da bien pero de momento cada uno te enseñara su especialidad hasta que lo descubramos. —farfulló mientras cogía algo parecido a un catalejo y se lo entregaba. Después con un pequeño alfiler de plata hizo presión en la yema de su dedo y dejó que Selene observara con el pequeño instrumento el liquido que brotaba de sus venas.

            —Parece sangre...¡Aunque no es roja! —murmuró fascinada. La sangre de Marcus de un inusual color blanco verdoso manchó el cristal del catalejo y mientras se apresuraban a limpiarlo Marcus continuó hablando.

          —La sangre de los aberrantes cambia dependiendo del lugar, la clase y la temperatura pero este es el color más habitual. Ya te enseñaré todas sus propiedades, hasta las más desconocidas.  —dijo guiñandole un ojo. —Tengo que acabar unas cosas pero creo que Barahaus te espera mañana por la tarde aquí mismo.

Se despidieron y Selene salió por la pequeña puerta. Se olvidó agacharse y se dió un golpe en la frente haciéndose un rasguño, jadeó y se masajeó las palmas de las manos empapadas de sudor frio.

Demasiadas novedades en tan poco tiempo.

NOTA DE AUTORA: Sí, lo siento, he tardado bastante en subir capítulo nuevo pero estoy bastante liada ahora mismo. En compensación os traigo este capitulazo que espero que lo compense ;)

Demasiadas respuestas en tan poco tiempo.

Preguntas de la semana:

¿Qué os parece el detalle de la sangre de los aberrantes? ¿Creeis que tendrá relevancia en capítulos proximos? ¿Cual creeis que será la habilidad especial de Selene?

Muchas gracias a todos por apoyarme :) Me gustaría dedicar este capítulo a @SaerinMei a @SatellKnight y a @NunaHovy unos luwynavos muy entusiastas que están comentando en cada capítulo. Muchísimas gracias y que los aberrantes susurren para vosotros a la luz de la diosa.

CHAO LUWYNAVOS!!






Selene la llamada de la Diosa (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora