DAN.
Me siento mal. No he tenido fuerzas para nada, apenas y puedo ir a la escuela y regresar a casa. Mi padre me contó lo sucedido. No tengo memoria de todo lo que pasó, sólo recuerdo caminar a casa y a Eli a mi lado. Eli, ¿por qué la alejo? No lo sé. Tengo miedo de perderla que aun así lo estoy dejando pasar. Necesito aclarar mis pensamientos y mis sentimientos, ¿qué siento exactamente por ella? No se merece que la haya hecho a un lado así sin más, sin explicarle que en mi cabeza hay muchas dudas dando vueltas, que mis sentimientos están a flor de piel y no puedo descifrarlos todavía. Mi padre me dijo que le contó acerca de tía Emma y no sé qué sentir sabiendo que ella sabe sobre esto que me duele, sobre una muerte que me atormenta desde hace años, sobre la terapia y los medicamentos. Me ha preguntado y siempre evité responder y ahora sabe una parte del porqué y no sé si quiero contarle todo. Quiero gritar y quiero llamarla, decirle que soy un idiota por no buscarla después de que se fuera esa noche, que tengo miedo, pero quiero ser fuerte por esto que tenemos. ¿Qué tenemos? No debería sentirme así si sólo fuera mi amiga, debo aclararme y dejarla entrar para saber exactamente si aún sigo enamorado de ella, para entender que siempre lo estuve y ese sentimiento sólo estuvo dormido o si sólo siento cariño por ella. Me he pasado todos estos días encerrado en mi habitación, no he querido hablar con mis padres así que los evito a como dé lugar. Esta casa es grande y eso es sumamente fácil. Camino a todos lados, recorro las paredes mientras estoy sentado en el escritorio. Pienso. Debería estar molesto con mi padre por haberle contado a Eli sobre tía Emma. Ella no tenía que saberlo por nadie, excepto por mí. Debería salir y enfrentar a mi padre, pero de cierto modo estoy agradecido por ahorrarme ese trabajo, porque sé que jamás habría podido decirle sobre esto, es un dolor que no supero. Tía Emma era todo para mí, era mi amiga, mi cómplice. Su muerte me dejó un hueco que nadie nunca podrá llenar. Aún la recuerdo fresca, llena de vida, entrando a casa buscándome por todos lados. La escucho reír, hablar, llorar... Todos los recuerdos que tuvieron lugar en mi niñez vienen a mi mente; las tardes en el patio con ella jugando a lo que sea que se me ocurriera, los días lluviosos en los que preparaba chocolate y veíamos las caricaturas, las veces que jugamos ajedrez. Era como mi madre, y ahora ya no está, y sigo cargando este dolor en el fondo de mi ser sin saber cómo sacarlo y empezar a sanar. Saco una hoja de papel y me dispongo a escribir algo, lo que sea. Me quedo mirando esa hoja por mucho tiempo y simplemente lloro. No entiendo qué sucede, por qué de repente su muerte me duele todavía más, por qué la herida se hizo más profunda y yo me hago más pequeño. No sé qué pasa, pero no está bien. No estoy bien. Miro esa hoja sobre el escritorio y escribo:
"Te extraño".
Aunque, al escribirlo, sólo una persona viene a mi mente: Eli.
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Lo que tu amor me dejó.
Teen FictionDan y Eli se conocen desde la primaria. Después de muchos años sin comunicación se vuelven a reencontrar, ahora más grandes, más maduros. Dicen que en la vida todos tienen un alma gemela, alguien que los complementa, alguien en quien finaliza aquel...