Recibo un mensaje de Eli el sábado por la tarde. No respondo. Necesito tiempo. Y sé que con esto la estoy alejando, pero no puedo dejar que pase por tanta mierda a mi lado, aunque tampoco quiero perderla, porque con ella quiero todo.
El domingo no hago nada más que existir, literalmente estoy acostado todo el tiempo y sólo me levanto para ir a comer y vuelvo a recostarme. Estos días han sido bastante difíciles. Hoy, lunes, llego muy temprano a la escuela, quedé de verme con alguien. Desde hace tiempo hago algunos negocios con gente que conocí fuera de la escuela. No vendo drogas ni nada de esa mierda, me dedico a arreglar algunas cosas robadas, y ellos me pagan por esto bastante bien en realidad. Aunque últimamente con todo lo que ha pasado no he podido hacer nada, y por eso estoy aquí para inventarles alguna excusa y me den tiempo, pero estos tipos son peligrosos, no quiero problemas, así que aclararé las cosas lo mejor posible. Ésta es la razón por la cual no he dejado que Eli venga acá, no quiero que la dañen, ni que la miren siquiera.
-Dan, hasta que te apareces, hermano –me dice Sam caminando hacia mí mientras le da una calada a su cigarro de marihuana.
Es un tipo alto, moreno, trae cabello recogido en una pequeña coleta, y unos lentes oscuros, vestido con una sudadera negra, unos pants negros y unas nike deportivas blancas. Él es, digamos, el líder de la banda que se dedica a robar en los alrededores. Pero a mí no me intimida, no me conoce, y yo lo conozco lo suficiente como para saber con qué se puede conformar.
-Lo sé, he estado ocupado –digo.
-Supongo que haciendo el trabajo por el cual te pago.
-En parte, pero también tengo cosas más importantes.
-Escucha, estúpido, necesito todo lo que te has llevado para reparar, me están pidiendo la entrega, y si no la hago, a quien voy a entregar es a ti.
-Tranquilo, falta poco, pero necesito más dinero.
-Tenemos un acuerdo Dan, no me quieras ver la cara. Puedo conseguir a quien yo quiera en esta colonia de mierda. No hagas que me arrepienta contigo.
-Si puedes conseguir a quien sea, ¿por qué no lo has hecho?
-Porque tú tienes mi mercancía, idiota.
-Entonces dame dos días y más dinero, hay que comprar piezas.
-Y una mierda, tú sabes que no necesitas nada.
-Necesito dinero.
Nos quedamos en silencio, él fumando y yo encendiendo un cigarrillo. Hace frío y sigue oscuro, no puedo ver si hay alguien más con él que lo esté esperando, pero miro cómo voltea repetidamente hacia atrás como si viera a alguien o algo. Me empiezo a frustrar, he trabajado un buen rato con él y creo que merezco más de lo que me paga. Este es un trabajo arriesgado porque sé que en el momento en que ellos caigan, puede que yo también, y por eso quiero sacarle provecho a esta estupidez.
-Está bien, Dan Balbiani, –dice en tono burlón –no creas que no sé quién eres –sonríe.
-Me importa un carajo si lo sabes, dentro de dos días te entrego tus porquerías –le digo molesto y camino hacia la entrada de la escuela.
El resto del día es tedioso y aburrido, mis clases ya no me gustan y me molesta mucho saber que no podré pasar a la universidad porque he reprobado bastantes materias, y la verdad es que no me interesa en lo más mínimo aprobarlas. Estamos en un receso afuera de nuestro edificio, Alex y yo estamos hablando sobre aquella fiesta y su estúpido interés por entrar a una fraternidad. Hoy le dan la noticia al respecto y por alguna razón él está muy entusiasmado. De repente un chica se acerca a nosotros, y al ver la cara de Alex, inmediatamente sé quién es: Lorena.
-Hola, Dan.
-Hola.
-Me preguntaba si puedo hablar contigo...
-¿Sobre qué?
-Preferiría que fuera a solas –mira a Alex y le hace una seña para que se vaya.
-Vale, me voy, te veo después –comenta Alex antes de sacarle el dedo a Lorena e irse.
-¿De qué quieres hablar? No me gusta que me interrumpan –digo y me siento en la escalera.
-Lo lamento, –se sienta a mi lado –pero he escuchado que te estás llevando muchas materias y que tienes que recuperarlas, y quiero ayudarte.
-No necesito que me ayudes.
-Lo sé, pero tienes poco tiempo y yo... –se queda callada y se toma las manos. Una señal de que se ha puesto nerviosa.
-¿Tú qué?
-Tú sabes que yo..., que yo te quiero, Dan, y te quiero ayudar a que puedas entrar a la universidad, eres bueno, no lo desperdicies.
Y aquí viene el cuento de nuevo, no es que Lorena sea fea ni nada, en realidad es una mujer bellísima, tiene unos ojos verdes, cabello castaño largo, tiene una estatura promedio y un buen cuerpo, y claro que me atrae. Ha sido una buena amiga en el poco tiempo que la conozco, pero sé que ella me quiere incluso desde antes. Nuestro amigo en común es Alex, claro está, y él me ha contado todas esas cosas, pero no estoy seguro de darle una oportunidad, sé que no funcionará y por lo que representa en la vida de mi mejor amigo, no quiero lastimarla.
-No estoy seguro de que estar juntos mucho tiempo sea buena idea.
-Sólo quiero ayudarte, ¿de acuerdo? No quiero que malentiendas esto, no estoy esperando que me des una oportunidad. Piénsalo –y se va.
Todo esto me hace pensar en Eli, seguramente en su escuela también hay alguien que la quiera de la misma forma que Lorena a mí. Pero si no he hablado con ella en varios días, no tengo forma de saberlo. La extraño, en serio extraño hablar con ella, pero aún no estoy listo. ¿Cuándo voy a estar listo? Probablemente nunca, pero si sigo esperando la voy a perder, así que aunque no me sienta listo en lo absoluto, la buscaré, porque las cosas que sentimos no se pueden detener por miedo, hay que dar el paso siempre aun cuando dudes de lo que pueda suceder. Busco su nombre en el chat, y vuelvo a leer ese último mensaje que me envió una y otra vez. "Sólo háblame. De lo que sea, no me alejes". Ella no quiere que la aleje y lo hago. Espero a que esté en línea para escribirle, pero pasado un rato sigo sin atreverme. –¡A la mierda!– pienso y comienzo a escribirle.
-He estado muy distante y lo lamento, ¿sí? Estos días han sido difíciles y te extraño. No quiero alejarte, ¿nos vemos hoy? Paso por ti.
Lo envío y espero, pero aunque está en línea no lo ve. Pasan 15 minutos y el receso termina. No entro a clase y salgo de la escuela, camino sin rumbo y encuentro una cafetería, entro y ordeno un café cargado. Me siento al rincón del local y sigo esperando. ¿Será que no me contestará? Pero cuando comienzo a dudar, leo –escribiendo– en el chat.
-Te entiendo y no quiero que te sientas presionado, hoy no puedo, pero después. Te aviso, ¿vale?
-¿Tienes cosas que hacer? Te puedo ayudar, si quieres.
-No, sólo unos asuntos, en serio no puedo. Me alegra que volvamos a hablar. Te extrañé.
-Y yo a ti. Mucho.
Visto. Me dejó en visto. Intento no sobre pensar las cosas, intento entender que tiene otras cosas que hacer y que no está evitándome, intento distraerme, pero no lo consigo y hago lo primero que se me ocurre: aceptar la propuesta de Lorena.
-Te veo hoy para estudiar, necesito aprobar esas materias.
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Lo que tu amor me dejó.
Roman pour AdolescentsDan y Eli se conocen desde la primaria. Después de muchos años sin comunicación se vuelven a reencontrar, ahora más grandes, más maduros. Dicen que en la vida todos tienen un alma gemela, alguien que los complementa, alguien en quien finaliza aquel...