Mi relación con Lorena sigue fluyendo tan natural como cualquier relación durante los siguientes días, aunque trato de enfocarme lo más posible en las materias, no lo consigo. En mi mente pasa una y otra vez la idea de intentar enamorarme de ella, de intentar quererla como ella me quiere, pero cada que lo pienso, el rostro de Eli aparece. No la he podido volver a ver, no se ha dado la oportunidad e intento no presionarla. Desde aquellos mensajes no hemos hablado mucho, no como antes. Está distante y sé que en parte es culpa mía, no debí alejarla como lo hice.
Es miércoles, y voy de camino a terapia. Algo que no me funciona en lo absoluto, pero que hago para no tener problemas con mi padre. He aprendido muy bien a fingir mejoría delante del psicólogo que seguro está a punto de darme el alta. Mi cita es a las 4:00pm, y ya voy tarde. No importa, me detengo fuera del consultorio y me tomo el tiempo necesario para fumarme dos cigarrillos. Estoy nervioso porque sé que tengo muchos problemas en mi vida y en mi mente que no estoy seguro de poder fingir esta vez. Un tercer cigarrillo y entro al consultorio, pero antes de terminarlo aparece la asistente del psicólogo, me mira molesta de pies a cabeza.
-Avisaré que al fin llegaste –le sonrío con sarcasmo y tiro el cigarrillo al piso, siguiendo sus pasos directo a la tortura.
-Se me ha hecho tarde y punto, pudieron cancelar –digo sentándome delante del escritorio.
-Ese es tu trabajo –contesta, toma el teléfono y marca el número 1 –Doctor, Dan ha llegado, ¿le hago pasar? –afirma con la cabeza, cuelga y simplemente me hace una seña para que entre al consultorio.
-Aquí vamos –digo y entro sin siquiera tocar la puerta.
-Dan, llegas tarde –me dice el Doctor.
-Sí, me doy cuenta –entro y me tomo asiento justo frente a él. Tiro la mochila al piso y, al caer, sale volando la cajetilla de cigarros.
-Y bien, ¿cuántos cigarrillos fumas al día? –me dice señalando hacia la cajetilla.
-No muchos, quizá 5 ó 6 –levanto la cajetilla y la echo en la mochila de nuevo.
-Estos días he notado que estás distraído, tu padre llamó y dijo que estás ausente y distante, ¿algo que quieras comentar al respecto?
-Parece que mi padre no tiene algo mejor que hacer –sentenció y siento como me hierve el cuerpo por estar tan molesto con el hecho de que mi padre sea un maldito bocón –pero sí, estoy estresado, ¿de acuerdo? Tengo exámenes, casi termino la prepa y estoy a punto de entrar a la universidad, estoy estudiando demasiado. Estoy enfocado en eso, por eso es que me sienten ausente.
-Ya, también me comentaron que tienes novia, al parecer no les has dicho nada en lo absoluto, pero ellos lo saben.
-Carajo, ¿entonces no tengo privacidad? Estoy harto de esta mierda, yo me siento bien, ¿usted no ha visto mejoras en mí? Dígame si no, porque le juro que lo estoy intentando.
-Claro que sí he visto que estás mejor, pero no me has contado sobre ella.
-Se llama Lorena, recientemente comenzamos a salir y con ella es con quien estudio. Es excelente, nos estamos dando la oportunidad y va muy bien –"en realidad no va nada bien" pienso.
-Dan, sé que lo intentas, te he visto mucho mejor, has seguido el tratamiento y tu condición es diferente, pero siento que hay algo que no me estás diciendo y por eso, aunque quisiera, aún no puedo darte el alta. Necesitamos seguir con estas charlas.
-Me parece bien, haga lo que crea mejor, estoy dispuesto. Debo irme, sé que llegué tarde pero debo estudiar –y sin esperar su respuesta salgo del consultorio totalmente molesto y con más ganas de seguir fumando.
Camino hacia casa después de fumar un par de cigarrillos, aunque aún me sigo sintiendo molesto y estresado. Ya no sé si puedo seguir con esta mierda de fingir que estoy bien ante el psicólogo, simplemente él no me está ayudando y me tiene harto con su comportamiento hipócrita, ¿dónde queda la confidencialidad entre médico-paciente? Porque en cuanto salgo, él llama a mi padre y le cuenta todo.
Estoy caminando sin rumbo fijo, pues he pasado la calle donde vivo y no me importó. Necesito hablar con alguien y mientras mi mente piensa en Lorena, mis pies y el corazón me guían a casa de Eli.
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Lo que tu amor me dejó.
Подростковая литератураDan y Eli se conocen desde la primaria. Después de muchos años sin comunicación se vuelven a reencontrar, ahora más grandes, más maduros. Dicen que en la vida todos tienen un alma gemela, alguien que los complementa, alguien en quien finaliza aquel...