Comunicarse

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     Luego de haberle contado a Chan y a Jeongin sobre sus intenciones de irse del departamento que compartía con ellos, se había refugiado en sus estudios, en pasar tardes enteras repasando líneas para fijar el contenido en su memoria. Quería mejorar sus calificaciones porque después de que su relación se fuera por la borda, la universidad parecía ir por el mismo rumbo.

     En parte, su decisión de dejar todo de lado y mentalizarse en la universidad y nada más que esta, lo había hecho para que sus amigos no intentaran convencerlo de quedarse, a pesar de que lo estaban haciendo de forma implícita, como, por ejemplo: no hubo una sola discusión en esa semana, e incluso se juntaban en la sala para ver un TV drama que daban sobre las nueve de la noche.

     Aun así, Seungmin no dio su brazo a torcer, y una vez que la semana de exámenes terminó, tomó su maleta y voló a Jeju para visitar a sus padres. Tiró de esta en dirección a sus padres cuando los vio a través de los ventanales de pie uno al lado del otro, con sus ceños fruncidos, intentando reconocerlo por sobre las demás personas, y con un nudo en su garganta fue hacia ellos para abrazarlos al mismo tiempo, pasaría navidad y año nuevo en su hogar, después de meses sin verlos.

     —Nuestro Seungminie, ¿cómo estás? —dijo su madre, con lágrimas en sus ojos.

     Para Seungmin siempre era doloroso dejarlos, tenía una fuerte conexión con ellos, en especial con su madre. Durante su adolescencia las cosas no resultaron así de bien, pero al enterarse de que le gustaban los chicos, se habían acercado para aprender sobre ello y entenderlo mejor. Eso los había vuelto cercanos, algo que jamás hubiera imaginado, por lo que hizo la admisión para entrar a una universidad en Seúl.

     —Estoy bien, pero extrañaba estar en casa.

     —Vamos a casa entonces, te tenemos listo el almuerzo —dijo su padre, dándole palmaditas en la espalda.

     —Estás más guapo. ¿Qué te hiciste? —preguntó su madre.

     —¿Será la falta de sueño? —dijo Seungmin y sonrió

     —Aquí tendrás que dormirte a las diez, no te preocupes.

     Seungmin arrugó la frente mientras caminaban hacia el auto de su padre, que había estado en su familia desde que tenía tres años, así que la mayor parte del tiempo se quedaba en casa, pero cada vez que tenían oportunidad iban en este a buscarlo al aeropuerto.

     —Pensamos que traerías a algún amigo, como el año pasado —dijo el hombre subiendo al auto.

     —Quería estar con ustedes solamente, además veo todos los días a los chicos —explicó Seungmin, cuando entraron al auto y tiró del cinturón de seguridad para ponérselo.

     —¿Seguro? ¿No estás teniendo problemas de convivencia con ellos?

     Su madre tenía como un superpoder para leer su vida, incluso antes de que terminaran con él, ella le aconsejó que quizás debiesen darse un tiempo para aclarar sus cosas, pero Hyunjin se había adelantado. A Seungmin le hubiera gustado heredar eso en vez de la profundidad para amar de su padre, que seguía llevándole flores a su esposa sin importar si era un día que celebrar.

     Poco después, Seungmin entró a su hogar, ubicado en el segundo piso de un edificio en una zona más bien rural. Tan calurosa que lo obligaba a quitarse la chaqueta, la bufanda y el hoodie casi de inmediato.

     Lo primero que vio fueron guirnaldas que decían "bienvenido a casa" y globos de colores celestes y blancos. Eso le gustaba de sus padres, que siempre lo recibían como una celebridad y sonaban orgullosos cuando le contaban a los demás que "su único hijo estaba estudiando en Seúl y que le iba muy bien".