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     Julio

     Hasta cierto punto, Seungmin se sentía culpable de hacer esperar tanto tiempo a Minho, en un principio había pensado en que serían solo unas semanas, pero ya habían pasado seis meses. Minho había seguido siendo él mismo, siempre sorprendiéndolo con algo dulce y decir nada que aludiera a sus sentimientos, los mantenía al margen para proteger su amistad.

     Seungmin estaba a nada de graduarse, al día siguiente comenzaría su pasantía en una agencia de publicidad y esperaba que las cosas salieran bien, aunque no podía evitar sentirse ansioso porque necesitaba empezar pronto a ser parte del equipo, enriquecerse de conocimiento y hacer un buen trabajo.

     —¿Estás nervioso por mañana? —preguntó Minho a su lado.

     Eran las ocho de la tarde y el fin de un caluroso día que se llevaba el sol escondiéndose a lo lejos, Seungmin había invitado a Minho a dar un paseo en un lugar apartado, lleno de pequeños arbustos y algunos árboles que llevaban a las vías del tren. Debido a que ambos tenían horarios complicados, se les había hecho difícil verse, y Seungmin ya tenía su decisión tomada.

     —Un poco, pero hay otra cosa —dijo Seungmin.

     Minho lo observó con la pajita desechable de su frappé de mora en los labios. Seungmin sonrió para sí mismo, Minho lucia tan fresco como esa tarde, usaba una camiseta blanca y jeans claros, y su cabello rubio iba escondido por un gorro blanco con la visera hacia atrás. Seungmin había babeado un buen rato mientras lo veía caminar hacia él cuando se habían encontrado hace media hora.

     —¿Qué cosa?

     —Ya debes saber de qué se trata.

     —No, no lo sé.

     Minho dio una sonrisita que alboroto las hormonas de Seungmin, aunque últimamente eso pasaba seguido y no entendía como una pequeña acción lo dejaba al borde de la locura.

     —En realidad no lo hemos hablado desde que me lo dijiste. —Seungmin dejó de caminar, llevaba su vaso de Americano vacío por el nerviosismo.

     —¿De Chan y Jeongin?

     —No.

     —¿De Seungmin y Minho?

     —Sí.

     —Está bien.

     —Es obvio, ¿no?

     Seungmin decidió hablar ese día de sus sentimientos, mas no había pensado en como comenzar. Se había distraído viendo si la camisa celeste que llevaba combinaba con bermudas beige o mezclilla, y hablando con Jeongin sobre sus antiguos compañeros y que había sido de ellos, aunque no tuviera ninguna importancia ni relación con ellos.

     —Seungmin, dilo de una vez —dijo Minho, contagiándose del nerviosismo del otro, aunque lo escondía dándole sorbos lentos a su frappé.

     —Te dije que no podía corresponderte.

     —Sí, y no pasa nada.

     —Silencio —siseó—. Bueno, después de todo este tiempo juntos, creo que estoy listo para intentarlo contigo.

     Minho esbozo una sonrisa y Seungmin notó como batallaba por deshacerla bebiendo una vez más.

     —¿Estás seguro?

     —Sí.

     —¿De verdad?

     —Sí, me gustas.

ComunicarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora