Un corazón rebelde

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Habían pasado ya varios años desde que este corazón que poseo dentro de mí había sentido algo digno de decir y a la vez querer arrancar de mis entrañas, creo incluso que había pasado demasiado tiempo desde que a mi mente los tormentos por no querer pensar en alguien me habían invadido y pedido dejar atrás para no sentirme en la tentación de querer romper las reglas y arruinarme la vida siguiendo los mandatos de un órgano que solo debería servir para mantenerte vivo bombeando la sangre necesaria pese a mis intentos diarios por hacerlo pasar.

No lo comprendía, pero esos primeros latidos de desesperación aparente me comenzaban a dar la pista faltante para comprender que ya no había marcha atrás y dejar de lado aquel momento de desesperación en donde los sentimientos me abordaban y ahogaban de una manera en la que no se debería sentir.

Fue rebelde mi corazón cuando decidió fijarse en aquel ser viviente y caminante con vida desconocida para mis terminaciones nerviosas, fue tan rebelde mi corazón que en vez de enamorarse de alguien que no perteneciera a nadie se fijó en el ser equivocado. Sí, fue muy rebelde porque parece que ahora solo pienso en la sonrisa de alguien prohibido que no hace más que latir por otro corazón obediente que teme a explorar.

No lo comprendí pero incluso me atrevo a pensar en que jamás lo comprenderé pues al leer como todas aquellas veces en las que me sentía desolada y ahogada por la soledad de no tener a alguien con quien compartir lo grandeza de mis pensamientos inconscientemente mi mente me llevaba a pensar en ti de una forma en la que no podía escapar y me encontraba imaginando cada una de las escenas con un rostro, tú rostro.

Es duro e imperdonable verme vista en esta situación pues no siento ni una sola gota de arrepentimiento al pensar en los actos rebeldes que mi corazón comete al obligarme actuar muchas veces sin la autorización.

Puedo intentar comprender mi fastidio de verte, porque sé que en realidad no son mis ojos los que realmente te ven, porque de ser así mi rebelde corazón se encontraría confinado a las oscuros y desolados rincones de mi cuerpo donde la luz de la debilidad no me atormente. Puedo solo comprender el hecho de que ahora me encuentro a merced de amarte de una manera en la que no quería hacerlo porque ahora estoy cautiva en las celdas de un corazón rebelde que anhela amar y ser correspondido como alguna vez lo fue, y que ahora, en el desesperado intento por encontrar ese mundano sentimiento se vio atado a uno que jamás le responderá con la misma fuerza que ahora él se encuentra latiendo por él.

Ahora que he aceptado que no hay solución para un corazón tan terco, molesto y rebelde que se rehúsa a seguir las ordenes de apagar todo sentimiento que pueda existir lo puedo escuchar llorar en el fondo de mi cuerpo, pero sobre todo lo puedo escuchar temblar de frio al verse envuelto en algo que solo calor temporal que en el momento en que todo acabe y se encuentre hecho tras unas cuantas horas de haberse visto envuelto e inflado de promesas débiles y carentes de verdad se extinguirá.

Hay de mi pobre corazón rebelde, hay de mí que no supo educar a un corazón que lo único que sabe pedir es amor peor no que no logró entender que no todo el amor que te dicen tener es real, certero y duradero como en los libros que me hace leer en los momentos de soledad, tristeza y debilidad.

Pobre de este corazón rebelde, fue creado para no ser amado.

Antología de Relatos Mundanos para Sentir (libro Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora