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Llegamos a la casa de Jungkook demasiado pronto. Estoy seguro de que parpadeé y me perdí el viaje. Jungkook vive en el mismo barrio que Donny, sé que Shannon también vive cerca.

Es una comunidad cerrada donde vive la gente súper millonaria. El uno por ciento del cuerpo estudiantil de la Academia Fairvale, es parte de esta comunidad.

La casa de Jungkook ha sido tomada de las páginas de algunas revistas de arquitectura, lo cual tiene sentido teniendo en cuenta que su padre es arquitecto. Solo sé esto porque mis padres revisaron sus diseños para utilizarlos como inspiración en nuestras propias renovaciones.

La casa es de dos pisos, como la mía, pero mucho más grande.

A decir verdad, chalet es una palabra que le da una descripción más adecuada. Tiene paredes color arena con blancos acabados. Las ventanas son grandes y limpias con persianas de madera color blanco. La casa de Jungkook parece que perteneciera a un lugar más interesante que Fairvale, California, tal vez España.

Aun así, esta casa palidece en comparación con la casa de Donny Duckworth a unas pocas calles de distancia.

—¿Salimos? —me pregunta Jungkook. Sus brazos están cruzados en el volante y su cabeza está descansando contra ellos. Parece que hemos estado sentados allí durante un tiempo y él ha estado mirándome por no sé cuánto.

Me sonrojo y él sonríe.

—Oh, eh, correcto. —Me desabrocho el cinturón de seguridad y salgo.

Jungkook me sigue mientras caminamos hacia la casa. El silencio nos saluda cuando abre la puerta principal. Entramos y nos detenemos en el vestíbulo. Lo noto inseguro por un momento, mirando sus zapatos, la casa y a mí.

—Mi mamá tiene una regla de no usar zapatos en la casa. —Jungkook señala las pantuflas en la esquina para los invitados.

Sonrío mientras pongo mi zapato derecho detrás del izquierdo y me lo quito, hago lo mismo con el otro.

—Mi papá también es así —dije—. Crecimos usando diferentes zapatos dentro y fuera de casa.

Aliviado, Jungkook me guía por la casa.

—Guau. Esto es increíble. —Es como si la sala familiar hubiese sido sacada de las páginas de una revista, también.

—Mi mamá tiene una firma de decoración de interiores —me explica Jungkook. Ya lo sabía.

Vi un perfil sobre ella en una de las revistas de mi mamá una vez. Ella es diseñadora y trabaja para estrellas. Y, a juzgar por el espacio que me rodea, está claro que es muy buena en lo que hace. Es espectacular y hogareño a la vez.

Sin embargo, no entramos en la sala familiar. En cambio, Jungkook me lleva hacia la cocina, que es grande, con alacenas blancas y mesada de granito blanco. Está llena de electrodomésticos de última generación. No hay duda de que esta cocina sería el sueño de un chef.

Jungkook se acerca a la gran nevera de dos puertas y la abre.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunta Jungkook—. Tenemos agua, jugo y refresco.

—¿Qué jugo? —Estoy de pie en la isla, apoyando mi cadera contra el borde del mostrador.

—De mango —responde.

—Manzana, naranja y uva son los únicos tres sabores de jugo que merecen existir en este mundo. —Sonrío—. Agua está bien.

Jungkook saca dos botellas de agua de la nevera. Coloca la suya en la encimera y me entrega la mía.

—Tienes los más extraños gustos.

—Gracias —digo mientras la tomo. Nuestras miradas se encuentran. Me doy cuenta entonces: estoy a solas con Jungkook.

Sal conmigo, Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora