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Con un puñado de deméritos, me dirijo hacia la clase de Teatro. Estoy atrasado para esto también.

Las grandes puertas dobles de metal se abren con un chirrido, anunciando mi llegada. La Sra. Henning me envuelve con una ráfaga de brazaletes y bufandas para taladrarme con su mirada acusadora.

—Llega tarde, Taehyung. —Puedo sentir la sangre subiendo por mi cara. Odio ser señalado más que nada—. Debería saber ahora que el escenario no espera a nadie. Y las excusas significan muy poco en el teatro. —La Sra. Henning niega con la cabeza—. Dese prisa y únase a nosotros. Está interrumpiendo la clase.

—Lo siento —digo.

—Muy bien. —La Sra. Henning y vuelca su atención al resto de la clase—. Como puede ver, todo el mundo ya ha sido emparejado. Pero con suerte para usted, hay otro que llegó tarde esta mañana. Encuentre el detalle de la asignación en la silla al frente. Usted y él serán pareja. Estén preparados para presentar el viernes. Sin excepciones.

Asiento y subo al escenario. Es un largo camino. El auditorio es amplio y fue renovado recientemente. Hay filas y filas de asientos carmesí por pasar.

El resto de la clase ya está sentado en círculo en el escenario. Tienen sus copias de Romeo y Julieta abiertas frente a ellos. Tenemos ya un aula real con escritorios y sillas adecuados, pero la Sra. Henning cree que Shakespeare pertenece al teatro y que debe interpretarse en lugar de leerse. En sus palabras, «es un pecado hacerlo de otra forma». Así que en cada clase nos turnamos para interpretar un papel. Ella nos anima a utilizar el espacio que nos rodea, a convertirnos en los personajes.

Encuentro un lugar y me siento con las piernas cruzadas, colocando mi chaqueta arruinada a mi lado. Saco mi muy usada copia de Romeo y Julieta de mi bolso y paso a la última página donde lo dejamos. La única ventaja de llegar tarde es que he evitado que me asignen un papel.

Esta es mi parte menos favorita de la clase de teatro.

La única razón por la que tomé esta clase fue por la Sra. Henning. Ella luchó por incluir un curso de escritura de guiones en el currículum, que es la razón por la que siempre ha sido mi profesora favorita, eso, y porque sus historias de fama y fortuna son divertidísimas.

La Sra. Henning era «la protagonista de la televisión diurna». Ella interpretó roles duales de hermanas gemelas idénticas, que eran heroína y villana en la novela del día Mi cara, tu vida. Pasé una tarde en YouTube viendo los clips del programa. Lo tenía todo, gente millonaria siendo terrible y asesinatos y romances e incluso invasiones extraterrestres. Totalmente adictivo.

Escucho las lecturas y encuentro la escena adecuada. Es la escena de la pelea: Mercucio acaba de morir y nos acercamos a la muerte de Teobaldo. Isaac ha sido elegido como Romeo, y una vez más los maldigo a ambos, Louise y Jungkook, por hacerme llegar tarde. Casi me pierdo tener una legítima excusa para poder mirarlo.

Demasiado pronto, llegamos al final del acto y la Sra. Henning levanta la mano para detenernos.

—Buen trabajo. Creo que deberíamos parar hoy. ¿Por qué no se dividen en parejas y discuten la asignación?

Estudio a Isaac y a su pareja, deseando tener la suficiente suerte como para trabajar con él.

En la escuela nunca he hablado realmente con Isaac aparte de algunos holas por aquí y por allá. Lo mismo ocurre con el resto de equipo de fútbol. No nos movemos en los mismos círculos sociales. Los futbolistas son los reyes de la Academia Fairvale, y yo no soy más que un humilde campesino, lo que siempre me ha parecido bien.

No necesito popularidad, porque ser anónimo es lo más seguro para mí. Puedo existir con mis secretos intactos.

Las puertas se abren y todos nos volvemos mientras el hombre del momento deambula en el auditorio. Jungkook se ve perfectamente despeinado sin esfuerzo y tranquilo. La vista me irrita más de lo que debería.

Sal conmigo, Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora