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Me levanto de la cama y me estremezco. Mi cuerpo está adolorido, pero me siento mucho mejor desde que Jungkook me aplicó un ungüento en las heridas.

Tan pronto abro los ojos, le envío un mensaje de texto a Jungkook. Que él esté tan preocupado por mí solo hace que lo que estoy sintiendo por él sea más profundo. Lo que comenzó como un simple gusto y atracción está creciendo y transformándose en algo más.

Me asusta tanto como me emociona.

Se enciende el chat grupal de los tres mosqueteros.

Se enciende el chat grupal de los tres mosqueteros

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Cruzo mi habitación y abro la puerta. Asomo la cabeza, pero no hay nadie en el segundo piso. Abajo escucho a mamá y papá haciendo ruido. Sin embargo, no están hablando. Parece que la casa todavía está bajo un hechizo de silencio.

Corro al baño y me ducho, luego me lavo los dientes y me afeito. Una vez de vuelta en mi habitación, comienzo a vestirme. Mato el tiempo ideando cómo evitar pasar por la cocina. Finalmente son las siete, agarro mis cosas de la escuela y corro hacia la puerta.

—Me voy —grito, de nuevo a nadie en particular. Abro la puerta para encontrar a Jungkook allí. Su dedo está levantado para tocar el timbre.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto mientras cierro la puerta detrás de mí.

—Estaba preocupado —dice Jungkook. Me toma por los hombros—. ¿Estás bien? ¿Te sucedió algo?

La puerta se abre y Eun sale. Está vestida para el colegio. Eun va a la misma escuela pública que yo fui, así que no usa uniforme escolar. Debo estar soñando porque Eun nunca había estado lista para la escuela tan temprano.

—Oye —dice Eun—. ¿Pueden llevarme a la escuela?

—¿Qué estás haciendo? —pregunto—. Mamá es la que siempre te lleva a la escuela.

Eun mira a Jungkook y luego a mí y luego observa sus manos en mis hombros.

—Estoy protestando —dice Eun.

—¿Qué?

—No me gusta la mierda en esta casa, y me niego a ser parte de eso.

—Cuidado con el lenguaje —digo, pero en realidad no lo digo como reprimenda, porque mi corazón se está derritiendo.

Jungkook levanta una mano y Eun le choca los cinco.

—Eres oficialmente mi heroína, compañera —le dice.

—Dime Eun, ¿y supongo que eso es un «sí te voy a llevar»?

—Es un sí a todo lo que quieras —dice Jungkook. Me deja parado allí y sigue a mi hermana.

Parpadeo ante el repentino giro de los eventos.

—¿Qué estás haciendo, Taehyung? —grita Eun.

—Sí, Taehyung, ¿qué estás haciendo? —Jungkook le hace eco. Jungkook ayuda a Eun a subir en el asiento trasero del jeep y luego me mira. Él levanta una ceja como preguntando, «¿y bien?».

Sal conmigo, Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora