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Si alguien me hubiera dicho el jueves pasado que la semana siguiente estaría en una cita con Jeon Jungkook, lo hubiera golpeado en la cara y llamado estúpido.

Y, sin embargo, aquí estoy.

Aquí estamos.

En los últimos años este malecón se ha convertido en un punto de moda en Fairvale, pero dada la época de la semana, está más vacío de lo habitual. Exploro a la gente que nos rodea y no encuentro a nadie que conozca.

Jungkook tenía razón: nadie sale en una cita un jueves por la tarde.

Los Duckworth compraron el muelle a los dueños anteriores y lo renovaron para que sea lo que es hoy. Es casi una réplica perfecta del muelle de Santa Mónica. Ser el mejor amigo de Donny significó visitar tanto este lugar cuando éramos más jóvenes que ahora lo conozco como la palma de mi mano.

El frontis de la playa tiene una variedad de tiendas que atienden a casi todas las necesidades. Para los que anhelan algo dulce, está Candylandia. También hay una variedad de puestos más pequeños que venden algodón de azúcar, palomitas de maíz e incluso manzanas acarameladas.

Este último es un favorito de la familia Kim... A veces papá las compras y las lleva a casa, ni siquiera tenemos que visitar el paseo marítimo. Siempre que vengo aquí a comer, Angelo's Pizzas Emporium está a la cabeza de mi lista. Angelo's sirve la mejor pizza de masa fina de Fairvale.

Está de más decir que el verano pasado Isaac comenzó a trabajar allí medio tiempo.

Sentía que era el destino entonces, pero viendo a Jungkook ahora a mi lado, creo que fue solo una parada en el viaje.

Trato de ocultar mi sonrisa, pero las palabras que Jungkook dijo antes se repiten en mi mente. Se siente como si estuviera soñando. Tal vez necesito a alguien que me pellizque, pero estoy demasiado asustado. No quiero dejar este lugar justo ahora, no quiero dejar este sentimiento atrás.

—Deberíamos montarnos en la rueda de la fortuna antes de irnos —dice Jungkook. Señala el paseo a la distancia. Se ve vacío.

Niego con la cabeza.

—Yo paso.

—¿Pasa algo malo?

—No soy un fanático de las alturas —le digo—. Me han dicho que la vista es increíble desde allí, y elijo creerle a esa gente.

—Anotado. —Jungkook sonríe—. Bueno, hay muchas otras cosas que hacer. —Nos dirigimos hacia la multitud.

Estamos caminando uno al lado del otro lo suficientemente cerca como para tocarnos, pero no. Todo se siente diferente entre nosotros ahora, como si todo lo que hacemos o decimos importa más que hace días atrás.

Sea lo que sea, es algo.

Es real.

Tangible.

Inexplicable.

Pero todo me está sucediendo a mí, y todo está sucediendo con él.

Nos unimos a la oleada de personas y casi instantáneamente me asalta por la risa y la alegría y el olor a palomitas de maíz recién hechas. Jungkook y yo hacemos fila para el punto de venta y compramos una tira de boletos que nos permitirá jugar algunos de los juegos.

—¿Qué deberíamos hacer primero?

—Intentemos con ese —dice Jungkook. Señala un puesto de juegos a nuestra derecha.

Es grande, verde y tiene la forma de un dinosaurio, pero el dinosaurio tiene agujeros de diferentes tamaños cortados en su cuerpo. El lanzador necesita acertar las bolas a través de esos agujeros.

Sal conmigo, Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora