𝙍𝙚𝙨𝙪𝙢𝙚𝙣: Los mellizos Smirnoff llegan a la base. No todosestán emocionados.
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— ¡Whoa! — chillaron los mellizos mientras miraban todo a su alrededor.
Talya, hermosa muñequita rió emocionada y salió corriendo a la primera ventana cerca. Observó la vista con fascinación mientras dejaba caer todo su cuerpo hacia adelante.
Bucky no tardó en ir tras ella.
— Talya, no.. Te alejes así. — podía haber sido su ansiedad pero por la mente del soldado ya habían pasado miles de escenarios donde la pequeña saliera herida de gravedad ante esa acción.
— Pero..
— No, sin peros, vamos con tu hermano. — tomó suavemente su manito para ir otra vez con Niko y Wanda cuando sintió el cuerpo de Talya ir hacia adelante.
Bucky no pudo evitar reír entre dientes.
— No tan rápido. — se quejó la pequeña mientras trataba de frotarse sus rodillas para quitar la suciedad.
— Okey, vamos, muñeca. — la cargó Bucky. Una vez en brazos la pequeña por inercia puso su cabeza en el hueco del cuello del azabache.
— ¿Nos quedaremos aquí? — preguntó tímido Niko.
Wanda y Bucky compartieron una mirada.
— Bueno.. Si, puede decirse. Aunque solamente tendremos que salir de una duda. — trató de taparlo el soldado algo inseguro.
— ¿Que demonios esta pasando aquí? — los ojos de Bucky se cerraron mientras evitaba gemir al escuchar la voz de cierta pelirroja.
Y efectivamente, entrando a la sala estaban Clint, Natasha y un Tony que no dejaba de ver entre confundido y asombrado a cierta intrusa pelirroja miniatura.
— ¿Quienes son ellos? — preguntó curiosa Talya mientras separaba su cabeza del cuello del moreno.
Bucky se aclaró la garganta.
— Niko, Talya, ellos son Tony, Clint y Natasha.
— ¿Ella se llama igual que usted, señora Barnes? — le preguntó Niko a Wanda.
La Sokoviana empezó a sudar en seco.
— ¿Señora Barnes? — alzó la ceja de forma para nada amable Natasha al entender la situación. Wanda rió nerviosamente.
