──── P R Ó L O G O

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     «¡AMARÉ A QUIEN ME PLAZCA!»

      Lorenzo había recordado todo el camino a galope las palabras exactas de su hermano en ese otoño de 1474, provistas de una obstinada indignación cuando él le propuso casarse con la hija de Andrea Foscari, así como el silencio que dejó en el aire cuando le recordó que él no creía en el amor.

      El Magnífico se preguntaba lo que había cambiado en la vida de su hermano, él siempre dorado y rebelde, Giuliano que numerosas noches les quito a todos cuando aparecía en casa a mitad de la madrugada después de sus largas noches de vino y mujeres. ¿Por fin su arrogancia había caído ante una dama? Y si era así, ¿Quién era? ¿De noble o baja cuna? Dios sabe que la pasión era su arma secreta, pero el amor... Lorenzo no estaba seguro que fuera el fuerte de cualquiera con el apellido Medici. Él mismo podía ser ciego cuando nacía frente a sus ojos, como con su hermana Bianca o su propia esposa.

     Y, sin embargo, ante todas estas nuevas interrogantes que podrían darle una interesante conversación con Giuliano donde incluso podría ver una nueva faceta de su madurez, Lorenzo había elegido de nuevo a Florencia y su legado por encima de su familia con la que excusa de que los Medici eran Florencia, lo que beneficiara a la ciudad sería, por consecuente, un bien para ellos.

     Novella Foscari estaba fuera de sus planes, así como Venecia al haberse casado con Francesco de Pazzi. Lo que no era del todo malo, lo contrario, dejaba las cosas en paz con sus rivales. Sin embargo, mirando por el mapa de la bota, el destino le había vuelto a apuntar al norte cuando una bolsa de florines se había caído y al recoger las monedas, encontró su brillante tesoro: Turín.

     La ciudad era capital de la región de Piamonte, gobernada por la casa de Saboya y parte del triángulo industrial con las ciudades-estado de Génova y Milán, más allá de eso, Lorenzo no había sabido mucho, pero donde él encontraba oscuridad, su madre lo iluminaba. Lucrezia Tornabuoni había adquirido contacto personal y conocimiento de las regiones norteñas durante su exilio en Venecia.

     — Turín es prospera por sus comercios por el río Po gracias a los tratados de la familia D'andrea con los turcos. Desconozco el pacto, pero han evitado que sus embarcaciones sean atacadas por el mar Adriático. No tienen los problemas de Venecia con los ataques a sus galeras mercantiles— su madre le había explicado cuidadosamente —. ¿Maneras de protección futura a nuestros aliados?

     Lorenzo había vacilado con una sonrisa torcida— Sí, tenemos a Venecia del lado de Florencia. Es aliada, pero Foscari casó a su hija con Francesco.

      —Un Pazzi, no un Medici— murmuró su madre asintiendo, comprendiendo el conflicto de su hijo —. Ya veo, querías la trinidad de Milán, Venecia y Florencia a nuestro favor.

    —No, al de Florencia.

    —Los Pazzi son florentinos y familia hasta dónde me quedé.

     —Guillermo puede ser un asunto aparte junto a Bianca, pero mi relación con Francesco aún está en un terreno frágil. Jacopo puede ser manipulador y vil, capaz de hacer brotar un mal entendido y convertirlo en una tormenta. También sé que Francesco se ha alejado de su tío, pero, aunque me moleste que Giuliano lo recuerde, debemos tomar ciertas prevenciones — mordisqueó su mejilla—. Francesco podría quitar el apoyo de Venecia en un mal rato y entonces...

    —Y entonces, seguiríamos teniendo a Milán; por más que aborrezca la idea, estoy bastante segura de que el duque Galeazzo no le molestará bajar con sus hombres.

     —No quiero derramamientos de sangre — Lorenzo cortó de inmediato—. Mi intención sólo sería poner un poco de presión con los D'andrea, cerrándoles el paso a Génova y Milán, sus barcos no podrían dejar sus cargas, además que, ya he escuchado los rumores en la signoria.

    Sí, puede que Lorenzo hubiera preguntado a los Priori de los que ya consideraba, sus nuevos aliados.

    —¿Cuáles de todos?

     —Los D'andrea, son una familia de mercenarios. Sus galeras y hombres podrían ser necesarios para algo de impresión.

     — Condotieros en sus inicios, sí, ellos lo reconocen. Amasaron fortuna, pero ahora son comerciantes honestos, o eso dicen.

     Pero Lorenzo no estaba de acuerdo, todos suponían dos cosas de los D'andrea: 1) Tenían lengua de plata y 2) Amaban las armas. Con la Compagnia della Lingua d'Argento, pocos perdían la cabeza para desafiar a los señores del Palazzo delle Alpi.

     Y era ese respeto, ese poder y el seguro de esa advertencia silenciosa, era la que Lorenzo "El Magnífico" deseaba. La que calculado cuidadosamente conseguir en sus largas horas de galope por los campos italianos después de escuchar el rumor de que aún existía una hermana de Filippo D'andrea sin desposar, era su oportunidad.

     Mellea D'andrea a pesar de los rumores, le sonaba a Lorenzo a alguien bastante parecida a su hermano Giuliano. Suponía que eso era un indicio de una buena ventura para ellos. 

MORIRÒ DA RE ─── Medici: Masters Of FlorenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora