I•┈❁La Propuesta

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    EN ROMA, FLORENCIA, VENECIA O NAPOLES; en toda Italia las mujeres se casan antes de los veinticinco si no se les miraría mal por las calles, porque las grandes ciudades-estado son la cuna del renacimiento, pero no aceptan mujeres solteras. Sí, Mellea se reiría de cualquiera en el mismo salón que ella sí hablara de la igualdad italiana, ella, una hija de alcurnia había visto una y otra vez que eso era una fantasía.

     Desde el momento en que su padre murió, no fue su madre o cualquiera de sus dos hermanas mayores las que asumieron el mando y las propiedades de la familia, sino un escuálidos niño de catorce años que fue la burla de la ciudad los primero meses. La casa D'andrea reducida a alianzas de matrimonio por el pánico de un adolescente.

    Mellea se había decidido a que prefería pasar a ser la desdichada comidilla de la ciudad antes que su inexperto hermano la mandara a Milán o Venecia-como tanto deseaba- y terminara de derrumbar los cimientos que Baldovino "El Enmascarado" había trabajado en Turín para que su familia se viera como la mano indispensable de la casa Saboya. 

    Por lo que esa mañana no fue diferente. Había sido avisada que tenían un visitante florentino, un banquero que poco le importaría hasta que regresara de su cabalgata a primera hora del alba para perseguir el amanecer hasta uno de los puentes al este de la ciudad que cruzaban el río Po. 

    Cuando regresó al palazzo ni siquiera se sorprendió que Vanni la estuviera esperando para mencionarle que su hermano y madre quería hablar con ella en el comedor.

    —¿Y nuestro invitado? — preguntó apenas entró, buscando su lugar en el otro extremo de la mesa dónde su hermano se sentaba con su madre a su derecha —. Esta mesa se ve tristemente desolada, cómo la mayoría de los días. Cada vez más vacía.

    —Lo hubieras conocido de haber estado aquí hace una hora, recordando tus modales de anfitriona — su hermano acusó pinchando unas aceitunas sin mirarla —. Él ya se ha ido esta mañana después de terminar un acuerdo, algo sorpresivo, pero no inoportuno.

    Su lengua chasqueó cuando una de las sirvientas le sirvió un poco de vino en su copa y otra más ponía un plato con lo que parecía liebre horneada en leche. Agradeció con un asentimiento, volviendo a ver sus familiares con insistencia.

    —Escuché que era banquero—recordó al recargarse contra el respaldo de su silla—, pero en Florencia abundan como conejos. Con tantos de ellos, ni como tener una idea de quien podría ser, ¿Hmm?

    —Lorenzo de Medici estuvo aquí — su madre aclaró, sacándole una mirada astuta a su hija. 

    A Mellea no se le pasó por alto como su hermano dejaba de comer y ponía una de sus manos sobre su barbilla y labios, algo que solía hacer cuando se encontraba en un estado de ansiedad, cuando tenía algo que decir.

MORIRÒ DA RE ─── Medici: Masters Of FlorenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora