VII•┈❁La Araña

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     —ESTOY EMBARAZADA—Mellea anunció la mañana del bautizo de su sobrino Piero, poco menos de un mes y medio de haber nacido. Sus padres se habían tardado, pero deseaban que su hijo estuviera lo suficientemente fuerte para salir más allá de los hogares Médici.

    La ciudad quería más niños, querían la seguridad que el legado de Cosimo El Viejo y Lorenzo El Magnífico perduraría otra generación.

     Mellea no había encontrado una expectativa en particular para cómo su esposo recibiría la noticia. Hace semanas que su relación se había enfriado un poco, tal vez distanciados sería la palabra correcta. Giuliano pasaba días fueras y Melle tampoco hacía mucho por verlo, prefiriendo salir a cabalgar sola o ir con Novella para ver a Bianca con su avanzado embarazo, incluso ayudar a Clarisa con su hijo parecía menos incómodo que estar en una habitación con Giuliano sin sentir el remordimiento en sus ojos.

    —¿Y es mío?

     Bastaba decir que la respuesta de Mellea para el rubio no fue más que una bofetada instantánea surgida por el despecho e indignación, pero lejos de la ofensa, Giuliano sonreía con sorna.

    —¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Por supuesto que es tuyo! Te dije desde un inicio que el día en que tuviera un hijo, sería tuyo.

    Giuliano elevó sus manos—Sólo quería asegurarme... Yo no he sido exactamente fiel.

    Mellea se mofó sin gracia—¿Algún hombre lo ha sido?

    La pelinegra se movió entre su habitación hasta estar frente a su espejo, acomodándose la falda verde y el corpiño con bordados de hilo de oro en forma de enredaderas, tratando de escapar de los orbes azulados del banquero, los cuales la estaban poniendo nerviosa ante su silencio.

    —Deberíamos irnos, tú madre nos está esperando —Mellea intentó romper el momento de incertidumbre en el que ambos caído, puesto que Giuliano aún estaba intentando pulir la idea de que tendría un hijo y sería padre.

      Un hijo que no sería de Simonetta, pero sí suyo... y de Mellea, su esposa.

    Giuliano tomó su antebrazo distraídamente cuando pasó a su lado—Mi madre ya se ha ido con Clarisa y Lorenzo, además, creo que por una noticia así no se molestarán porque lleguemos un poco tarde.

    La mano de Mellea cayó de la perilla mientras sus hombros se relajaban lentamente.

     —¿Hace cuánto lo sabes? —Giuliano preguntó suevamente, no era particularmente de la idea de que sería un padre ejemplar, pero tampoco le disgustaba la idea de tener hijos, de hecho, le gustaban los niños.

     Ambos, probablemente habían estado mimando más a Piero que sus propios padres.

     Mellea bajo su mirada, mordiendo su labio antes de mirarlo a los ojos—Dos...

MORIRÒ DA RE ─── Medici: Masters Of FlorenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora