V•┈❁La Vida Imita al Arte

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     LAS FECHAS DE PRIMAVERA HABÍAN TRAIDO consigo las fiestas de la Maggiolata a la ciudad de los lirios. Empezando desde el 30 de abril, las celebraciones estaban destinadas a durar el completo mes de mayo, donde todas las actividades artesanales y mercantiles se suspendían para llenar a Florencia con una muchedumbre alegre que desfilaba por las calles ya adornadas con tapices, banderas, así como laureles para conmemorar el renacimiento cíclico y primaveral de la naturaleza. La fiesta, aunque era de origen pagano, se había vuelto religiosa como muchas otras efemérides; era una costumbre adornar con guirnaldas los tabernáculos y ofrecer flores benditas.

      El primero de mayo, Mellea y los Medici habían tenido su propio lugar, justo detrás de la Compañía de los Zapateros en la marcha hacia la iglesia Orsanmichele para venerar a su protector San Felipe, delante de la estatua del santo, donde, además, se preparaba "la fiorita", un tapiz de flores y hojas primaverales que personalmente, Mellea se había encargado con Clarisa que las rosas llegaran frescas un día antes mientras terminaba de elaborarse.

     Aquel día, los mozos y mozas cantaban canciones populares, "i maggi" durante las reuniones públicas que estaban por todas partes, e iban a las casas de las jóvenes que estaban comprometidas para entregarles una flor a cada uno. Mellea había visto tan sonriente cada una de las vivas actividades que a veces, sus piernas sólo le pedían correr con aquellos seres llenos de alegría.

     Turín tenía sus festivales, sus caminatas y días sagrados, pero generalmente, estaba separada de lo que la clase nobiliaria -que era mayor en su ciudad- consideraban el vulgo. Mellea estaba acostumbrada a tratar con pomposas condesas o duques, frívolos burgueses que se pavoneaban con sus palabras llenas del nuevo oro de sus negocios y bancos o la élite eclesiástica que nunca había conocido la humildad con la que Jesucristo había predicado.

     Sin embargo, esa ya era una historia vieja. En las nuevas páginas de su vida, Mellea había visto a todas las clases de Florencia celebrar con bailes, músicas y obras de teatro que interpretaban temas clásicos, religiosos e históricos. Su favorito, probablemente había sido a mitad del mes, cuando Giuliano la había llevado a ver "Las Lágrimas de María Magdalena".

     Comúnmente era considerada de mal gusto por los eclesiásticos y nobles ante la insinuación de que María Magdalena, pudo ser la esposa de Jesús de Nazareth, pero a Mellea le encantaba. La había visto por primera vez cuando tenía catorce en Venecia durante una de las visitas que hizo con su padre, él estaba ocupado hablando de negocios con el duque Sforza de Milán, así que le dio permiso de ir con una escolta a ver la ciudad con otro par de chica que había conocido ahí.

     Se había escandalizado un poco, como todo el público que la veía, pero sí te quedabas lo suficiente, podías ver que las cuarenta y dos escenas, valían la pena, pues en las primeras cinco, los actores ya eran capaces de hacerte sentir empatía por la pobre Magdalena.

MORIRÒ DA RE ─── Medici: Masters Of FlorenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora