Su expresión se volvió seria, Connan no estaba segura de que responder ante aquello, claramente lo veía, pero después de todo lo que había aprendido de la que sería su nueva manera de vivir...¿acaso podía fiarse? Sí, se dijo a si misma, no podía volverse paranoica por aquello, además él era el primer alumno que había sido amable con ella, que la había aceptado, como una amiga.
- Pues, sí... ¿De verdad que tú no ves nada? - le respondió finalmente.
- A menos que consideres como algo a un montón de hojas en blanco, no... - respondió irónicamente, pero al ver que ella no agregaba nada más, decidió seguir hablando, un poco preocupado por ello. Amigos suyos de cursos mayores le habían enseñado aquella pequeña biblioteca prohibida, y todos habían coincidido en su visión del libro, completamente vacío, sin darle demasiada importancia. Pero Connan no lo había visto así, sino como un libro escrito en su totalidad. ¿Era aquello normal? No, por supuesto que no, pero en aquel mundo oculto para un humano común nada lo era. Aún así, que ella viera... lo que fuera que viera en ese libro no era una buna señal, comprendió. - Bueno, se ha hecho bastante tarde, creo que lo mejor sería ir al comedor.
- Hmm... - mustió ella, asintiendo con la cabeza.
Así que salieron de la pequeña biblioteca escondida y el cerró la estantería, sellando el lugar de nuevo, fue a colocar el libro vacío de vuelta pero al ver a Connan tan interesada en él, dejó que se lo quedara y tapó la palanca con algún que otro libro caído. Después salieron a los pasillos, rumbo al comedor, y un silencio incómodo se instaló entre ambos, bueno, incómodo para Mars, porque ella estaba tan concentrada en la sencilla portada del tomo que no parecía percatarse.
Tratando de romperlo, el chico comentó:
- El otro día vi un documental sobre las bibliotecas, decía que pasar mucho tiempo allí generaba... ehhhhhh y... aumentaba la... alergia... al polvo, sí, la alergia al polvo. Porque... esto... cada vez menos gente va a las bibliotecas... y los libros pues se llenan de polvo... entonces... cuando coges uno y emmm... lo abres, tienes ahí un cúmulo de polvo increíble... - y así siguió hablando, o más bien inventando, sobre aquel "documental sobre bibliotecas" que realmente nunca había visto, y dando unos cuantos datos dudosamente ciertos. Pero, como ella no le estaba prestando atención, el tema no importaba demasiado.
Cuando llegaron, llenaron de comida sus platos y se sentaron en la mesa, esta vez estaban ellos solos.
Al principio se mantuvieron en silencio, durante los treinta primeros segundos, luego empezaron a hablar de múltiples temas, terminando por conversar sobre sus gustos en la comida, respondiendo a preguntas como si preferían el dulce o el salado.
Fue entonces cuando les interrumpió.
Una chica rubia y de ojos azules, con aires de superioridad, estaba apoyada en la mesa frente a Mars, dirigiéndole miradas reprobatorias a Connan. Esta se giró hacia el chico, un tanto confundida, ¿era alguna especie de amiga suya? Seguramente.Pero le sorprendió ver que la expresión de su amigo se había vuelto completamente sería, habiendo desparecido en sus ojos cualquier rastro de la luz con la que brillaban mientras hablaban.
Al parecer se había equivocado.
- Oye Mars. - dijo la rubia, levantando al fin la vista de Connan, para pasar al chico, con una mirada mucho más amable, pero un tanto forzada en su opinión. - Mira, no sé qué te está pasando, pero solo explícame, ¿por qué me has dejado de lado? Encima para venirte con esta... pfff... no es más que una simple segundona. Te lo diré claro, pon orden a tus absurdas prioridades, o tú también te convertirás en este tipo de porquería de segunda. No creo que sea algo que te interese después de haber llegado hasta casi lo más alto, bueno, está claro que nunca me superarás, pero igualmente no esperaba que cayeras tan bajo.
La chica escupió las últimas palabras mientras se incorporaba para irse de allí pero Mars la detuvo.
Aquello había pillado completamente desprevenida a Connan, ¿en que momento había empezado a ser aquello una especie de discusión? Un momento... ¿le había insultado?
- Vanessa, - el chico pronunció las palabras con calma, pero con un deje de ira que lograba esconder bastante bien. - te he soportado durante mucho tiempo, hasta te llegué a aceptar como amiga, pero esto ya es demasiado, simple andas menospreciando a la gente y tratándolos como basura, gente que no te ha hecho nada o que incluso ha tratado de ser amable y generosa contigo. ¿Y todo eso por qué? ¿Por esa tonta obsesión tuya de pensar que eres la número uno, la mejor, y que los que no son como tú no tienen otra opción que no sea inclinarse ante ti y servirte o dejar que les castigues por llevarte la contraria? Eso no es realista, eso es una absurda idiotez, y tú no haces nada por cambiarlo. ¿A caso nunca has pensado que lo que estuvieras haciendo estuviera mal?
La cara de aquella tal Vanessa estaba roja de ira, e iba a abrir la boca para replicarle cuando Mars la interrumpió.
- Ah y que te quede claro que no te pienso permitir que e trates mal a ninguno de mis amigos, mis amigos de verdad, sin importar su clase o su estatus. Y no Vanessa, no, no pienso volver a considerarte como mi amiga, porque sé lo que realmente piensas, porque sé que únicamente me querías cerca tuyo por mi popularidad. Pero, ¿quieres que te diga una cosa? Aunque no quieras te lo diré igualmente, yo no soy popular por ser ninguna clase de número uno, yo no caigo bien a la gente por tratar mal a esos supuestos "inferiores", o como tú los consideres, lo soy por ser respetuoso y amable con la gente, aceptar a quien quiere acercarse a mi y respetar a quien no quiere hacerlo. Eso es lo que hace que la gente me acepte también, quizá, si consigues superar lo tuyo, puedas intentarlo.
Vanessa estaba sin palabras, así que optó por lanzarles una mirada fulminante y alejarse de la mesa iracunda.
- Wow, le has dejado fatal.
- Si, bueno... alguien tenía que hacerlo... lo siento si te ha molestado, pero que se metiera que contigo ha sido la gota que ha colmado el vaso.
- Bueno gracias, supongo... la verdad es que a mi me daba un poco igual, las tonterías de ese tipo de gente me rebotan, al final solo están reflejando su interior en lo que dicen y en como tratan al resto.
- Claramente, aquí conviviendo con el espejo reflector de insultos. - bromeó.
- Ja, ja, muy gracioso, ¿ves cuánto me río? - le replicó Connan sarcásticamente. - Pero oye, ¿quién era esa?
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Vinculado al dolor.
Science FictionPara algunos lo anormal es lo normal, los hechos extraños no son más que comunes en su día a día. El resto, vive en la ignorancia. Connan antes era así, una más entre millones, pero las cosas cambiaron cuando llegó a aquel lugar, donde le mostraron...