Cápitulo 27

27 7 1
                                    

Todos los años el día diecisiete de mayo es el día más especial del año para mi, sobre todo este año que cumplia dieciocho años y ya era considerada como una adulta y no como una adolescente, tenía muchas ganas de que llegara este día, desde hace unos cuentos años uno de mis sueños había sido poder conducir mi propio coche y a partir de hoy ese sueño iba a irse cumpliendo poco a poco.

Todos los años mi madre se levanta temprano a prepararme una tarta, depués de tantos años seguía creyendo que era una sorpresa pero dejó de serlo al segundo año, además el olor que soltaba el horno llegaba a olerse desde mi habitación y no es que fuese muy cuidadosa, no paraba de dar golpes con los cacharros, y eso hacía que me despertara y supiera lo que estaba haciendo.

Estaba muy nerviosa porque cada año me resultaba más dificil poner una cara de sorpresa y encima mi madre empezaba a sacarme fotos según iba bajando las escaleras y eso no me gustaba porque digamos que era muy poco fotogeníca y me daba mucha verguenza que me hicieran fotos y los demás pudieran verlas.

Estuve todo el rato posible en mi habitación intentando retrasar el momento de tener que bajar pero tenía muchas ganas de soplar las dieciocho velas y poder celebrar mi decimo-octavo cumpleaños con mi novio así que no tuve más opción que bajar.

Lentamente fui bajando las escaleras intentando poner la mejor cara posible para la sesión de fotos que me regalaba mi madre todos los años pero al llegar abajo no vi a mi madre moviendose por todos lados para poder captar todos los angulos de mi cara.

Entré en la cocina para ver si estaba allí pero no fue así lo único que vi fue la espalda de mi novio, una toalla al rededor de su cintura y su pelo rubio mojado, por lo que parecía no había notado que estaba en la cocina por lo que fui lentamente hasta donde el estaba y le puse una mano en la espalda mientras le decia "Buenos días", del susto que le pegué el cuenco que estba removiendo salió volando, por surte pudimos cogerlo antes de que se callera el contenido

-Abigail yo te mato-, me dijo Ethan mientras dejaba el cuenco otra vez en la encimera.

-Bonita forma de felicitar a tu novia-, le dije entre risas mientras le abrazaba por la espalda, tenía la piel caliente y olía al champú de hierbabuena que usa y que tanto me gusta.

-Felicidades Lucecita-, me dijo mientras se daba la vuelta y  me daba un largo beso en los labios

-¿Sabes?-, empecé a decir contra su pecho -Todo el mundo dice feliz cumpleaños pero eso no es especial

-¿A que te refieres?-, me preguntó al ver que no seguía, y lo agradezco ya que no sabía como seguir, todas las palabras que pegaban se habían esfumado de mi cabeza

-Quiero que cuando cumplamos años no nos digamos feliz cumpleaños, quiero que nos digamos algo especial, que solo tu y yo sepamos lo que sicnifica, que sea algo nuestro

-¿Qué quieres que nos digamos?-, dijo apoyado en la encimera

-Ethan has metido la mano en la harina-, le dije remprimiendo una sonrisa 

-¿Quieres qué nos digamos eso?-, no pude aguantarme la risa y solté una gran carcajada, tras reime por un rato me acerqué a la encimera y le levanté la mano para que se la viera, todavía entre risas.

-Mierda, mierda, mierda-, fue corriendo hasta el fregadero dejando pequeños montones de harina según avanzaba.

-Volviendo a la conversación, quiero  que nos digamos algo especial, ¿Qué es lo primero que me dijiste al verme?

-¿Felicidades Lucecita?-, negué -Abigail yo te mato

-Exacto, para otras personas esa frase no tendría sentido pero podemos hacer que para nosotros si lo tenga

Nuestro Último Año (No Está Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora