Capitulo 8. El príncipe indignado.

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—¿Dónde estuviste ayer? —preguntó Helen nada más al verlo entrar a la cocina. Alec iba con su usual cara de culo pero multiplicada al triple.

—En la feria —respondió él.

—Yo también estuve en la feria y no te encontré por ningún lado. Te estuvimos buscando.

Se encogió de hombros —Yo estuve ahí. Participé en un concurso de arquería en el estadio, seguramente no me buscaron ahí.

—Si te buscamos ahí —dijo Helen lentamente —. Pero nos dijeron que te fuiste con el príncipe Magnus.

—¿Yo con Magnus Bane por voluntad propia? —cuestionó Alec haciendo sonar la pregunta como si fuera ilógica —. Creo que eso es lo más surrealista que me has dicho en todo lo que llevo de conocerte.

—Es lo que nos dijeron. —La rubia levantó las manos —. La verdad no lo creí. ¿Por qué tú estarás con la persona que más críticas y que más fastidiado te tiene?

Alec no respondió porque él mismo se hacía esa pregunta cada que pasaba tiempo con Magnus y no se iba corriendo al verlo.

—¿Qué vamos a cocinar hoy? —preguntó el ojiazul esperando cambiar de tema. Afortunadamente, funcionó.

—Diana dijo que haríamos beef borignon.

—Beef bourguignon —corrigió Alec.

—Eso —asintió Helen —. Dios, ¿cómo es que sabes pronunciar tan bien esos platos?

—Práctica.

Diana entró a la cocina y llamó la atención de todos con un aplauso. Diana siempre se mostraba bastante neutral, pero ahora se veía complacida.

—¡Chicos! Por orden de el rey y príncipe Bane, dejaremos la cocina por hoy e iremos a celebrar el Rito con nuestros compañeros. ¡Andando! Ya debería de estar a punto de comenzar.

Las personas comenzaron a salir entre gritos de festejo por tener otro día más libre. En cambio, Alec se mostró enfurruñado.

—Vamos, no puede ser tan malo —le habló Helen —. Son dos días libres que, sumando a nuestros días de descanso, son cuatro.

—Tampoco te emociones mucho. Y solo lo hacen para que veamos su demostración de poder y porque están en la clase alta mientras nosotros hacemos beef borignon.

Helen rió por la broma y lo jaló del brazo, saliendo juntos de la cocina.

Para ser sincero, Alec estaba muy aburrido.

Ni siquiera intentaba mostrar atención porque no le interesaba. No creía en Lilith y prefería mantenerse indiferente que fingir tener fé en ella.

Inconscientemente su vista llegó hasta Magnus, quien lucía bastante bien en su traje militar de Edom (no es que lo fuera a admitir). Aunque bufó porque Magnus ni siquiera era militar.

Él no era parte del Rito como tal debido a un accidente que había pasado hace varios años que lo había debilitado a él y a otros hechiceros mas. No muchos sabían qué accidente había pasado y los Bane no daban explicaciones.

Su pesada mirada logró captar la atención de Magnus y ambos se miraron fijamente a pesar de la distancia. Alec rompió el contacto al pararse de su lugar y darse la vuelta, pero antes de hacerlo le dió una última mirada, esperando que Magnus la entendiera.

Los secretos del castillo BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora