Capitulo 1. Cocineros y príncipes.

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Demostraron tanta emoción con la historia que me contagiaron y ahora no puedo no escribir.

¿Recuerdan que en las notas les dije que ya tenía el final? Bueno, se lo conté a mi hermana y le pareció un buen final. Se los digo porque ella es partidaria de que no las haga sufrir :))

Disfruten ;)

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-Mi querido repollo -saludó Magnus al entrar al comedor del castillo -. ¿Cómo estás? ¿Qué cuenta el novio?

Ragnor frunció el ceño -Vivimos con Raphael, puedes ir a preguntarle tú mismo. No seas ridículo, Magnus.

-Tienes razón -el moreno se sintió ridículo -. ¿Te he dicho que ese saco verde se te ve fenomenal?

-Hace dos días dijiste que era el saco más horrible que has visto en tu vida.

-Es que es horrible, pero a ti se te ve fe-no-me-nal.

El peliblanco sus suspiró -¿Qué es lo que quieres?

Magnus sonrió porque su amigo había logrado comprender de donde venía tanto piropo por parte suya -Verás, quiero que hagas una búsqueda en todo Edom de todos los hombres llamados Alexander, y que los traigas al palacio.

-¿Para qué quieres eso?

-Ya sabes, curiosidad.

-¿Curiosidad? -repitió Ragnor, incrédulo.

-Sip.

-Magnus, hay miles de hombres en Edom, ¿tienes una idea de lo difícil que será encontrar a los que se llaman Alexander? ¿No tienes algo más específico para quien sea que estés buscando?

-Bueno, tiene ojos azules y pelo negro, tiene un mal humor que da miedo y creo que prefiere que le digan Alec.

-Espera -exclamó Ragnor -. ¿Te refieras a Alec? ¿Alec el cocinero? ¿Cómo conoces a Alec? Pensé que no te involucrabas con el personal.

-¿Coci...nero?

-Si, cocinero. Ha vivido en el palacio desde que tiene 17 trabajando en la cocina. Lo sabrías si te demostraras preocupación por la gente que te sirve.

Ya había escuchado de cuatro bocas distintas que era un mal príncipe en menos de 24 horas. Nuevo récord.

-¿Crees que podrías traerlo a la biblioteca después del desayuno? Pero no le vayas a decir que lo vas a traer conmigo. Inventa otra excusa -ordenó Magnus. Tomó la taza de café de su amigo y le dió un sorbo para esconder su sonrisa.

-¿Y por qué yo? -refunfuñó Ragnor, arrebatandole su taza y tomando el mismo de ella.

-Porque eres mi mano derecha, repollito. Duh.

-De acuerdo, lo haré, pero será mi favor de año.

-¡Gracias! -exclamó Magnus, extasiado.

-¿Por qué le agradeces a Ragnor?

El príncipe levantó la mirada por la pregunta, encontrando a Azazel, lo más parecido a un tío que podía tener. Se sentó frente a ellos, listo para tomar su desayuno. Levantó una ceja para reafirmar su pregunta.

Los secretos del castillo BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora