Capitulo 4

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Jennie

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Jennie.

Los sábados por la noche eran aún más ocupados que la noche de viernes. Para el momento en que cerramos, mis pies se hallaban doloridos al igual que mi espalda baja.

Había estado demasiado ocupada como para siquiera salir y comprobar a YeonJun durante la noche. Se negó a permanecer en casa de NaYeon, y honestamente, sabía que no podía seguir dependiendo de ella. En su lugar, aparqué el coche en el callejón abandonado junto al club, con planes para escaparme y ver cómo se encontraba cada media hora.

Tenía libros y una linterna, y me aseguré de decirle que no le abriera la puerta a nadie, pero aun así, fui un manojo de nervios durante toda la noche. Tan pronto como pude, salí del bar y escapé al callejón para ver cómo estaba. Lo encontré sentado, leyendo con una mirada molesta en su rostro.

Era evidente que se sentía demasiado mayor como para ser chequeado.

Cuando entré de nuevo para terminar, me topé a la magnífica chica de antes. La había notado mirándome a principios de la noche. Me miró todo el tiempo, y un par de veces pensé que se acercaría, pero nunca lo hizo.

La mayoría de los hombres y mujeres en el club no tenían ningún problema con expresar su interés. No era como si me sorprendieran las manos a tientas o las miradas de "fóllame". Vestíamos prácticamente nada, era de esperarse.

Eso no significaba que me gustara, de hecho, lo odiaba. Me hacía sentir de mala calidad y sucia.

Sin embargo, ese no fue el caso cuando la señorita alta y oscura de ojos avellana me miró. Había algo peligroso en ella. Animó el contoneo premeditado de mis caderas cuando atravesé la sala, y por mucho que quería que me avergonzara mi actitud, ella era la razón por la que bajé mi camiseta algunos centímetros más de lo habitual.

La forma en que me miraba me hizo pensar que se hallaba interesada en mí, pero al parecer se debía a que era la jefa y yo hacía, obviamente, algo mal.

La seguí hasta la barra y me hizo una seña para que me sentara en uno de los taburetes. Lo hice y se colocó delante de mí. Dirigió sus ojos en mi dirección y extendió la mano para meter un mechón suelto detrás de mi oreja.

Su simple toque calentó mi piel y se me dificultó respirar. Me avergoncé por mi reacción a ella. Chicas con experiencia no se desmoronaban por un gesto tan inocente. Por el rabillo de mi ojo pude ver los cuerpos inmóviles del personal, y si me esforzaba, podía escuchar sus susurros.

No era normal que la dueña de un club metiera mechones de cabello de las camareras detrás de sus orejas.

—Holli —dijo con una sonrisa seductora.

Casi no noté que me llamó por el nombre equivocado. Su voz era tan oscura y profundamente hipnótica. Negué con la cabeza, la corrección en la punta de mi lengua. —No. Me llamo...

The Book ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora