Capitulo 22

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Jennie

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Jennie

Una hora más tarde, nos encontrábamos sentados en la cabina trasera en el Pit Stop, el lugar de hamburguesas en el que fuimos atacados. Dejé que Lisa me llevara de vuelta al lugar donde construimos un mal recuerdo. Excepto, que me alegraba que lo hubiera hecho. Sus hamburguesas eran deliciosas y me sentía más fuerte ahora que sabía cómo protegerme.

Lo hice. Disparé un arma y fui una buena tiradora. Cuando Lisa me mostró mi papel lleno de agujeros, la placa tenía nueve 4 agujeros. No estaba mal para una principiante.

—Lo hiciste bien —declaró Lisa.

—Gracias.

—Hablo en serio, Holli. Estoy orgullosa de ti. Se necesita mucho valor para hacer frente a una cabeza llena de miedo en la manera que lo hiciste — dijo, girando su papa en un montón de salsa de tomate.

—Ya sabes, también me siento orgullosa de mí. Nunca pensé que sería capaz de tocar un arma y mucho menos disparar una. Gracias por llevarme.

Algo brilló en sus ojos, asemejándose a placer, aunque no estaba segura porque la única vez que la vi lucir de esa manera era cuando estaba dentro de mí.

—No fue nada. Además, lo disfruté. Te veías jodidamente caliente disparando esa arma. Disfruté follarte en el medio del campo de tiro.

Me detuve antes de tomar un bocado de mi hamburguesa y le sonreí.

—¿Alguna vez piensas en algo además de sexo? —Me reí.

Una sonrisa hermosa y verdadera estiró sus labios y meneó la cabeza. —No cuando estoy contigo.

Los siguientes veinte minutos, traté de comer mientras Lisa encontraba cualquier manera para tocarme. Por último, se puso de pie y se deslizó en la cabina junto a mí, su costado calentando el mío.

Levantando una de mis patatas fritas, la sumergió en la salsa de tomate y la sostuvo en alto para que tomara un bocado.

Lamí una gota de salsa de tomate de la patata antes de tomar un bocado.

—Sigues con esa mierda y te llevaré al pequeño baño en la parte de atrás de este agujero de mierda por más.

—Seguro que lo harías —bromeé.

—No miento, cariño. Puedo verlo en tus ojos, estás encendida. Apuesto a que ya estás empapada para mí. —Se inclinó, tocando entre mis piernas mientras me besaba debajo de mi oreja—. Te diré que, ¿por qué no vas al baño de damas, te colocas una capa de papel higiénico en tu ropa interior, y vuelves aquí para que pueda llevarte a casa?

Sus palabras me rozaron la oreja y me hizo temblar.

Pasé mi dedo por la parte delantera de su camisa, antes de cubrir su mano y presionarla más profundamente en mis pantalones vaqueros. La miré y lamí mis labios. Sabía lo que hacía y sabía que estaba funcionando por la expresión en sus ojos.

The Book ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora