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Jennie

El olor a huevos con tocino y café recién hecho llenó nuestro condominio. Tarareando suavemente, batí los huevos en un estado de ensueño.

La vida era buena.

No.

La vida era genial.

Era un poco desalentador pensar que las cosas nunca serían tan maravillosas como en este momento. Yo era la chica que nunca tuvo mucho en cuanto al amor. Tenía a Yeonjun y a mi abuela, pero cuando ella murió y la vida se hundió en las profundidades de la desesperación, sabía con certeza que nunca tendría un respiro.

Pero lo tuve.

Resurgí con una nueva resolución, un nuevo significado y propósito, y lo hice con el amor de mi lado. Gracias a Lisa, la vida era un dulce alivio. Nunca podría poner en palabras la diferencia que hizo en mi vida. Y también en la vida de Yeonjun. Nunca podría agradecerle apropiadamente, pero planeaba pasar el resto de mi vida intentándolo.

El tocino chisporroteó en la sartén, un poco de aceite saltó y quemó mi palma. Raramente tenía que prepararle el desayuno a Lisa, pero después de lo de anoche, sentí que era completamente merecido. Las cosas que me hacía, las formas en que dobló mi cuerpo e hizo arder mis músculos, cómo entró en mi mente y me hizo explotar desde dentro... era magia.

Ella tenía resistencia y determinación, solo encontraba su liberación una vez que me hacía venir tantas veces hasta estar agotada y cubierta de sudor. Tras la noche que pasamos juntas, me desperté con la sensación del sol como si hubiera pasado la velada montando un caballo Clydesdale mientras remaba en un bote.

Me dolían músculos que no sabía que existían, sentía espasmos con cada movimiento que hacía, pero valían la pena las frecuentes punzadas de dolor.

Todavía tenía dificultades para creer que mi vida era real. Mi hermano menor, Yeonjun, se hallaba ocupado asistiendo a una prestigiosa escuela de arte, gracias a Lisa. Mi mejor amiga, Nayeon, finalmente salía con una tipa decente llamada Mina, y yo era más feliz de lo que alguna vez lo fui en mi vida. Y para colmo, me iba a casar con la mujer de mis sueños. Tendría todo lo que siempre soñé.

Apagué la estufa de gas y coloqué la sartén a un lado. Me detuve un momento para admirar el brillo de mi anillo de diamantes bajo el sol de la mañana. Mi corazón revoloteó simplemente al pensar en lo satisfactorio que fue el último par de años con Lisa. Me hacía tan feliz. Tanto que nunca se me ocurrió presionar por nada más de lo que ella se hallaba dispuesta a darme.

La amaba y sabía que me amaba, lo que me facilitó darle el tiempo que necesitaba para llevar las cosas al siguiente nivel. El recuerdo de la semana anterior y lo tierna y hermosa que se veía arrodillada me hizo sonreír. Fue el momento perfecto, uno que esperaba nunca olvidar.

The Book ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora