Para Lalisa, el trato era sencillo; una chica más para tener solo sexo sin ningún tipo de relación, un nombre más para agregar a su pequeño libro.
Un trato en el cual Jennie solo tenía que cumplir dos reglas:
No negarse.
No enamorarse.
De lo contrar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jennie.
—Quédate. Duerme. Voy a hacer una aparición en la planta baja y vuelvo.
Se apartó de mí, tirando de la sábana y besando cualquier trozo de piel desnuda que pudo encontrar.
—Date prisa en volver.
Treinta minutos pasaron y pensé que también podría levantarme y tomar un baño. Al entrar en la ducha gigante de Lisa —que era en virtud de los múltiples cabezales de ducha— dejé que el vapor de agua se vertiera sobre mí.
Cuando salí, envolví la toalla lujosa alrededor de mi cuerpo.
Volviendo a la habitación de Lisa, me quité la bata y me vestí con un par de sus calzoncillos y una de sus camisetas. Tenía mi propia ropa, pero prefería usar la suya.
Pasé los siguientes veinte minutos siendo curiosa. Había fotos a la vista y perfumes en la cómoda para oler. Era tan organizada, que resultaba linda.
—¿Estás espiando? —Me di la vuelta para ver que Eunha se encontraba parada en la puerta de la habitación de Lisa.
Me sonrojé, retorciendo mis manos entrelazadas delante de mí y le sonreí. Ella no me devolvió la sonrisa y había algo muy extraño en su comportamiento.
—Tal vez un poco. —Probé otra pequeña sonrisa, pero ella no esbozaba ninguna.
—A Lisa no le gusta que sus chicas sean entrometidas, Holli.
Su tono me dio que pensar. No porque estaba enojada, sino porque había algo más mezclado. Ella sonaba... celosa.
—Ella no me llama así. Sabe mi nombre.
Asintió con condescendencia. —Oh, claro. ¿Crees que eso te hace especial, Jennie? ¿Crees que Lisa se va a casar contigo ahora y que van a cabalgar hacia el atardecer?
Mis hombros se tensaron. —No sé qué esperar, pero sé que Lisa está cambiando... y a ella le gusta.
Se burló, torciendo la cara con rabia. —¿Me estás tomando el pelo con esto? Las personas no cambian, en especial las que son como Lalisa.
Me sentí mal por Eunha. Estaba enamorada de Lisa y ella de otra persona. No sabía cómo se sentía, pero era fácil de tratar de entender cuando pensaba en Lisa estando con otra persona.
—Lo siento si esto te hace daño, Eunha. Sé que no puede ser fácil verla conmigo, pero...
Soltó una risa tan fuerte que me hizo saltar. —Guau, en verdad tienes cojones. —Sus ojos se estrecharon y me miró como si estuviera esperando que me incendiara bajo su mirada—. No tienes idea de lo que estás hablando y no tienes idea de quién es en realidad Lisa, o lo que ha hecho en el pasado.
Negué con la cabeza. —No me importa lo que ha hecho en el pasado. Lo hecho, hecho está, y estoy segura de que hay cosas que lamenta. Pero eso no cambia la forma en que me siento por ella ahora. La amo y haría cualquier cosa por ella.