Capítulo 14. Reacción Inesperada.

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Ay, por fin sábado. Día de descansar y dormir mucho por la tarde hasta que sea la hora de la cena o eso creí que haría hasta que mi papá nos avisó que pasaría por nosotros porque nos quiso invitar a comer fuera de la casa. Yo estaba encantada con la idea y eso me puso feliz al terminar mi jornada en la biblioteca.

En cuanto salí no hubo necesidad de esperar más de quince minutos. Subí al auto. —¿Flash los ayudo a llegar rápido? –dije bromeando y Oliver carcajeo estruendosamente.

—Estas super loca, Any –bromeó aun entre risas Oliver. Papá comenzó a conducir.

—Y tu estas horrible, Oliver –respondí. Dejo de reírse y volteo a verme.

—Te has pasado –me señalo con su dedo índice –Retráctate o te arrepentirás.

—Tu retráctate primero, tu empezaste –alisé mi cabello y le sonreí de manera victoriosa.

—Oliver, Anayansi tiene razón. Tu empezaste, pero ambos deben disculparse –intervinó papá en nuestra pelea de niños de cinco años.

—Yo lo dije bromeando, pero está bien –reconoció y se giró hacia al frente – Lo siento.

—Yo igual bromeaba y lo siento –me disculpe.

—Muy bien... A veces no se si son adultos o aun infantes –mencionó papá.

Los tres reímos por un largo rato. Deje de hacerlo hasta que me dolió la barriga de tanto.

—Ay no, puras peleas bobas sin sentido –dije limpiando mis mejillas, pues se me salieron algunas lágrimas por causa de la risa.

—Pero bien que te encanta seguirme el juego –habló Oliver al tranquilizarse.

—A poco no.

M papá se detuvo en varios semáforos antes de llegar a nuestro destino.

—Estamos cerca del supermercado ¿les parece que después de comer vayamos? –preguntó al bajarnos del auto y nos miró –Digo, ya que estamos aquí.

—Si, sirve de que mañana hacemos algo distinto –asintió Oliver y ambos me miraron.

—Dos contra una, ganan ustedes –les sonrió de lado y comienzo a caminar hacía el restaurante.

—Buenas tardes, ¿tienen reservación? –nos preguntó la señorita que se encarga de revisar la lista de las reservaciones.

Mi papá se acercó y asintió. —Buenas tardes, si, Román Howard.

La señorita reviso en su tableta y después algo en unas hojas. —Si, solo que hay un problema –lo miro –Le dimos una mesa para cuatro personas porque no había disponible a esta hora solo para tres.

—Oh, no pasa nada. Esta perfecto –él le sonrió.

—Muy bien. Sígame por favor, los guiare a su mesa. 

Se adentro al lugar y la seguimos en fila. Los meseros no dejaban de ir y regresar con las ordenes de cada mesa. Estaba un poco lleno, y algunas mesas estaban vacías, seguramente esas estaban reservadas. Llegamos a la mesa y nos dejó las cartas del menú. Nos sentamos, ellos juntos y yo en frente de ellos.

—Disfruten de la comida, buen provecho –nos sonrió.

—Gracias –le respondimos al unisonó sonriéndole. Y después de eso se alejó. Acomode la carta sobre la mesa para ver que podía pedir en esta ocasión y no pedir lo mismo de siempre.

Al Fin Te Encontré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora