Capítulo 2.- Los observadores

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Heechul y Donghae caminaban en silencio, el menor se había quedado algo cohibido ante la respuesta vaga del contrario y, aunque había mil preguntas aglomerándose en su mente, ya no estaba del todo seguro de preguntar

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Heechul y Donghae caminaban en silencio, el menor se había quedado algo cohibido ante la respuesta vaga del contrario y, aunque había mil preguntas aglomerándose en su mente, ya no estaba del todo seguro de preguntar.

No fue hasta que llegaron a lo que en un inicio pensó que era un parque vacío, sin embargo un nuevo vistazo le mostró el gran edificio blanco, como si de un espejismo se tratara. Conforme más se acercaban el edificio iba adquiriendo mayor solidez, hasta que Donghae pudo distinguir las paredes de un blanco puro, y las altas ventanas en las que se podía adivinar movimiento dentro, aunque no pudiera verlo de forma directa.

Había algo más, aún cuando llegaron frente al edificio y este adquirió un aspecto bastante sólido, a su alrededor podía percibirse un movimiento que no era del todo claro. Donghae pensó en esas tardes donde el sol era tan intenso que se elevaba un vaho de calor desde el pavimento.

—¿Qué es este lugar? —preguntó embelesado.

—No sabemos bien por qué, pero hay lugares en los que los hilos se juntan y se enredan antes de continuar con su camino. Así que en este tipo de lugares se han construido edificios para que las almas puedan esperar a sus destinados. Además, es el lugar idóneo para que los observadores y los sintientes hagan su labor.

Donghae mantuvo la vista hacia arriba, suponiendo que el efecto óptico alrededor del edificio eran entonces los hilos, eran muchísimos.

—¿Dijiste que esperan aquí por sus destinados?

Heechul asintió.

—En los mejores casos, en los más románticos, las almas destinadas se conocen aún cuando están vivos, luego mueren en la misma época y trascienden juntos —explicó con un suspiro melancólico—. Pero es raro que eso ocurra, algunas veces las almas nacen no solo en lugares muy diferentes, sino que en épocas distantes.

>Hay algunos que prefieren esperar en un lugar así, hasta que su hilo adquiere el peso que indica que su alma destinada ha aparecido. Además, así están cerca para que algún observador o sintiente les ayude a encontrarlo.

—¡Un observador! Eso fue lo que dijo el otro sujeto ¿no? Que mi alma destinada era un observador... ¿qué es eso?

—Algunas almas nos dedicamos a ayudar a los que recién mueren, como en tu caso. Los observadores y los sintientes tienen una conexión especial con los hilos, así que ayudan a encontrar a las parejas.

Donghae parecía francamente impresionado, ¿estaba destinado a un alma tan especial que incluso ayuda a otros? Eso le parecía fantástico, aunque ahora se sentía un poco nervioso.

—Bueno ya, vamos a buscar a Leeteuk a ver si tiene una idea de quién podría ser tu destinado o dónde podría estar —dijo, pero Donghae no se movió de su lugar, se limitó a mirarlo.

—¿No sería más conveniente, preguntar al otro nombre que dijo? No lo recuerdo, pero no era ese que dijiste.

Heechul le miró con una ceja levantada, a lo que Donghae se cohibió un poco más.

—¿Kyuhyun?

Donghae se esforzó en rememorar.

—Sí, creo que ese fue el nombre que dijo, ¿Él no sabrá quién es mi alma destinada?

De nuevo Heechul hizo un gesto despectivo con la boca.

—Quizá lo sepa, pero no podemos solo ir a preguntarle; digamos que, él y yo no tenemos el mejor pasado que se podría desear. Pero confía en mí, Leeteuk es uno de los mejores observadores, de seguro sabrá dónde buscar.

Donghae suspiró, pero terminó por aceptar, no era que tuviera muchas opciones. Además, si Heechul no quería ver a ese tal Kyuhyun por algo debía de ser ¿no?

Entraron por fin al edificio, adentro todo era igual de blanco que afuera, lo cual volvía mucho más llamativos los hilos rojos y negros que se atravesaban por aquí y por allá. En un inicio Donghae había intentado evitarlos, pasando debajo y hasta brincando para no tocarlos, hasta que se dio cuenta que Heechul avanzaba de frente sin importarle.

De hecho, Heechul atravesaba los hilos como si no estuvieran allí.

Donghae hizo la prueba, intentó tomar uno pero su mano lo atravesó como si no estuviera allí. Por unos momentos pensó en aquellas salas de juego surcadas por luces láser, las cuales podías pasar sin ningún problema.

Estaba a punto de echar a correr para alcanzar a Heechul, ahora que sabía que no tenía que andar esquivando hilos, pero al levantar la mirada se encontró con el pasillo vacío. Volteó hacia atrás pero solo había más soledad y cordeles.

—¿Heechul hyung? —probó, pero nada le respondió.

Avanzó con paso dubitativo, el silencio y tanto color blanco comenzaba a ponerlo nervioso. Al llegar al final del pasillo solo encontró otros dos exactamente iguales, uno a la derecha y otro a la izquierda.

—¿Hyung? —preguntó, aunque el silencio que lo rodeaba no le dejó alzar demasiado la voz.

Decidió girar a la derecha y seguir avanzando solo para terminar en una encrucijada igual. Para la cuarta vuelta que dio ya estaba casi corriendo, ya no tenía ni idea no solo de cómo encontrar a Heechul, ni siquiera hubiera podido salir de allí. Todos los pasillos eran demasiado iguales, estaba completamente perdido...

De pronto, al dar una vuelta sin detenerse, terminó chocando con otra alma, quien lo sujetó antes de que el impacto lo derribara.

—Ey, ¿estás bien?

—Sí, sí, lo siento...

Donghae no pudo decir más, se quedó en blanco al mirar al sujeto que lo había detenido: el cabello medio largo y los ojos oscuros más intensos que hubiera visto en su vida.

Había además otro detalle curioso: un pedazo del mismo estambre rojo que los rodeaba, estaba pegado directamente sobre su rostro, pasando sobre el tabique de su nariz, rodeaba toda su cara de manera horizontal. Eso hacía resaltar su piel tan blanca y le daba un toque algo feroz a su gesto.

El chico lo miraba entre curioso y serio, sus labios delgados se abrieron para preguntar.

—¿Eres nuevo? ¿Estás aquí solo? —Su voz grave hizo estragos en Donghae.

—Sí, yo, estaba con Heechul hyung, pero lo perdí de vista, y todo es tan igual, estoy perdido —confesó al final.

Por fin, el chico sonrió un poco.

—Comprendo, este lugar es algo confuso las primeras veces que vienes, pero con el tiempo te puedes fijar en ciertos detalles... —Se estiró para tocar la pared de enfrente, una ligera presión dejó a la vista una puerta, que al abrirse mostró unas escaleras hacia arriba, completamente blancas al igual que el resto.

Donghae hizo una exclamación asombrado, no había visto más que paredes lisas hasta ese momento, pero al fijarse mejor pudo notar los contornos de distintas puertas.

—Heechul hyung debe estar arriba, al final de esta escalera, con Leeteuk.

—¡Sí, sí! ¡Eso fue lo que dijo! —comentó emocionado al reconocer los nombres—. ¿Los conoces?

El chico señaló hacia las mismas escaleras que acababa de abrir. Donghae dio un paso dubitativo, intentando ver o escuchar algo más.

—Deben estar allí arriba. Ve, y suerte en encontrar a tu destinado.

—Espera... —Donghae quería decir algo más, preguntarle aunque fuera su nombre, y agradecerle por haberlo ayudado, sin embargo al darse la vuelta encontró de nuevo el pasillo vacío.

Con un suspiro de resignación, comenzó a subir, cerrando la curiosa puerta detrás de sí.

Paint it black (SiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora