Capítulo 7.- Segunda alma

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—¡Es un bruto! ¡Mira lo que me hizo! —se quejaba Heechul con Leeteuk, mostrándole su cuello herido

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—¡Es un bruto! ¡Mira lo que me hizo! —se quejaba Heechul con Leeteuk, mostrándole su cuello herido.

El mayor tocó con suavidad la línea entre roja y morada que surcaba el cuello de su amigo, parecía doloroso pero Heechul no hizo ningún gesto de dolor, parecía más bien enojado.

—¿Quién se cree para dañar así mi apariencia? —hizo un puchero.

—Bueno, si tuvieras un hilo rojo tu apariencia volvería a ser la de antes...

—Es inútil, lo sabes.

Leeteuk soltó un suspiro entre preocupado y exasperado.

—Heechul...

—Basta, no necesito un sermón. No me arrepiento de mis acciones y no pienso cambiar de parecer,

Leeteuk le dio un golpecito en la frente a modo de regaño, aunque había una ligera sonrisa en su rostro.

—Eres insufrible, ¿no te arrepientes ni siquiera cuando eso afecta a tu imagen?

—No, el que se arrepentirá será él.

—Eres pero que villana de telenovela ¿sabes?

Ambos rieron por esa comparación.

—Y soy igual de elegante que esas señoras ricachonas y malvadas.

Continuaron un poco más con la broma hasta que uno de los hilos rojos que cruzaban la habitación vibró, llamando la atención de Leeteuk; desvió la vista hacia donde el cordel se perdía.

Heechul aún tuvo tiempo de levantarse y estirarse un poco antes de que el mayor volteara de nuevo hacia él.

—Ha "aparecido" una nueva alma...

—¿Ha aparecido o no? ¿Por qué tu tono de duda?

—Bueno, porque creo que ya tiene algo de tiempo allí, pero apenas su hilo reaccionó y me llamó la atención, no lo entiendo del todo.

—Ok, me has intrigado, iré por ella, ¿dónde está?

—En la zona centro, el nuevo teatro.

—Ya sé dónde, volveremos en un rato.

—Espera...

—¿Qué, hay más?

Leeteuk había volteado de nuevo hacia él, con uno de los listones negros en la mano. Era un hilo suelto y algo corto, Leeteuk lo estiró varias veces entre sus manos hasta que se convirtió en una especie de bufanda o pashmina de un negro casi transparente, como si de seda se tratara. Con él, rodeó el cuello de Heechul.

—Listo, así no perderás tu imagen de diva. Y, por favor, ten cuidado.

Heechul sonrió, a pesar del tono jocoso de su amigo podía notar su verdadera preocupación. Realmente se había angustiado cuando lo vio llegar herido y echando humo, aunque para ese punto ya no dolía, sabía que la marca no se quitaría.

—Tranquilo, estaré bien.

Con esas palabras se despidió y caminó hacia la dirección indicada. Luego de tanto tiempo, ya había perfeccionado bien la cualidad para poder moverse entre los vivos sin llegar a tocarlos, pues no era una sensación para nada agradable.

Aún era temprano cuando llegó al edificio que Leeteuk le había dicho, una gran construcción circular que no existía cuando él estaba vivo. Por algunos momentos se imaginó presentándose en algún lugar así, aunque para ese momento ya era un sueño absurdo.

Atravesó con cierta dificultad la puerta de entrada, pues estaba cerrada. Tampoco era muy agradable atravesar objetos inanimados, aunque sí era menos incómodo que hacerlo con seres vivos.

No tuvo que avanzar mucho antes de escucharlo, una voz alta, un poco grave que cantaba en algún lugar al fondo del recinto. Su instinto pudo reconocer la voz sobrenatural, sabía que ningún humano vivo que pasara por allí podría escucharlo.

Aquella voz sonaba muy bien, no era exactamente aguda, pero sí muy limpia, y el cantante lograba mantener el tono a la perfección. Heechul avanzó con paso lento, disfrutando de la canción tan pura que cimbraba su pecho.

Llegó por fin hasta el gran escenario central, entrando por la parte de arriba de las gradas. Justo en el centro del escenario había un alma, un chico de largo cabello negro, revuelto y ondulado. Estaba cantando con los brazos extendidos para un público que en realidad no estaba allí.

Heechul se quedó inmóvil, escuchando la canción. Sintió que su corazón se oprimía con el peso de la tristeza mientras escuchaba su letra.

Esas palabras que no podía aceptar,

Esas palabras picantes y calientes

Salieron de tus crueles labios.

¿Vas a dejarme así con esa despedida tan desalmada

aún después de conocer mis profundos sentimientos?

Yo me quedo con el corazón congelado

y con un sentimiento de vacío

Sería mejor si no hubiéramos sido nada desde el principio.

Aún cuando la voz cesó, Heechul tardó un poco en volver en sí, y la melancolía se mantuvo afianzada en su interior.

En medio de la canción Heechul se había acercado hasta debajo del escenario casi sin darse cuenta, al final el chico bajó del escenario con un brinco, cayendo a su lado.

—Puedes oírme... ¿quién eres?

Aquellas palabras terminaron por hacer reaccionar al mayor, quien incluso se tomó unos segundos para acomodar su cabello hacia atrás, recuperando por completo el dominio de sí mismo.

—Vaya, que descortés, ¿preguntar el nombre de otro sin siquiera presentarte?

Por algunos momentos el otro solo lo miró de arriba a abajo, aunque Heechul se mantuvo quieto y con la vista altiva.

—Lo lamento, pensé que me conocías. Mi nombre es... Kang Hoon, aunque en el medio me conocen como Yesung.

—Muy bien. KangHoon, es un placer conocerte. Mi nombre es Heechul, y soy un alma como tú, por eso puedo escucharte e interactuar contigo.

>Y, lamento decirlo, no te había escuchado antes, no te conocía, aunque estoy bastante impresionado con tu voz. Serías un buen rastreador, estoy seguro que con tu canto podrías sosegar a las almas más alteradas.

—¿Un qué?

—Un rastreador... hay muchas cosas que explicarte, ven conmigo para que podamos platicar en un mejor lugar.

Yesung no se movió, parecía algo dudoso.

—¿Podemos, esperar aquí, hablar aquí?

—¿Por qué?

—Aún no quiero irme, por favor.

Heechul suspiró.

—Te entiendo, pero créeme que es mejor que nos vayamos ahora, si los vivos comienzan a juntarse...

—Lo sé, ya me he "topado" con ellos varias veces antes —un ligero estremecimiento acompañó sus palabras—. Pero aún faltan varias horas antes de que incluso los acomodadores comiencen a llegar, tenemos buen tiempo. Por favor.

Heechul asintió y fue a sentarse a una de las primeras butacas, Yesung le siguió hasta que ambos estuvieron cómodamente sentados, casi de frente. Fue entonces que Heechul comenzó su explicación.

Paint it black (SiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora