Capítulo 13.- El otro plano

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Durante aquellos últimos segundo Heechul se resignó, ya había muerto una vez así que no le importaba volver a hacerlo, estaba demasiado cansado de luchar contra sus sentimientos, estaba harto del deseo de acercarse a Siwon y del temor a ser rechaz...

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Durante aquellos últimos segundo Heechul se resignó, ya había muerto una vez así que no le importaba volver a hacerlo, estaba demasiado cansado de luchar contra sus sentimientos, estaba harto del deseo de acercarse a Siwon y del temor a ser rechazado de nuevo, a ser herido como lo había sido en un inicio.

Así que solo cerró los ojos y se entregó sin más, solo esperaba que, contrario a la primera vez, en aquella ocasión su muerte no fuera tan dolorosa... pero el golpe jamás llegó.

Simplemente, la sensación de caída desapareció, como si hubiera sido todo un sueño, de esos en los que sientes que caes, y al despertar la sensación se termina de golpe.

Abrió los ojos, sorprendido en primer lugar por "seguir vivo", o al menos por seguir siendo consciente de sí mismo. Esa sorpresa era grata, la segunda no tanto:

Todo a su alrededor parecía ser lo mismo, y a la vez, era un lugar completamente diferente. El cielo era de un naranja apagado, como si estuviera rodeado por muchos incendios serios, justamente el aire a su alrededor, además de ser bastante fuerte, estaba cargado con el olor de las cenizas.

El edificio frente a él también se veía diferente, como si hubiera pasado años sin cuidado ni mantenimiento, a punto de ser destruido.

Donde fuera que mirara todo estaba en el mismo estado, además de estar en una escala de grises, no había el más mínimo color más allá de la luz naranja, todo lo demás era negro o gris. Incluso sus manos habían perdido su rosa habitual, parecían solo ser de un gris apagado, muerto.

—¿Qué es todo esto? —preguntó a nadie. Su única respuesta fue el aullido del viento a su alrededor.

Se puso de pie, el miedo lo hacía temblar y no tenía ni idea de qué hacer. ¿Dónde estaba? ¿Qué significaba todo eso?

Miró hacia arriba del edificio, donde antes de caer había visto la cara asustada de Siwon, pero ya no había nadie.

—¡Siwon! —gritó aún así, con una vana esperanza que desapareció al no recibir ninguna respuesta.

De pronto el recuerdo de las palabras de Siwon volvió a su memoria, tan nítidas como si se las estuviera susurrando al oído, aunque en esa ocasión se las había gritado.

"Te irás al infierno por ser así"

No, se negaba a creer algo así, no había nada de malo en amar a alguien de su mismo sexo, o de lo que fuera, el amor no podía estar mal.

Luchó contra el terror que quería hacer mella en él, en su lugar echó a correr hacia el edificio donde Leeteuk le esperaba, seguro que él podría decirle qué ocurría.

Aun esa esperanza se esfumó, y estuvo a punto de echarse a llorar de nuevo, pues al llegar al parque donde solía estar el edificio no encontró nada más que el parque mismo, sólo y en ruinas al igual que todo lo demás. Ninguno de los árboles ni arbustos tenían casi hojas, y las pocas que colgaban eran igual de negras que las raquíticas ramas.

Antes de que se entregara al miedo y se pusiera a gritar como loco, algo de movimiento llamó su atención. De uno de los arbustos apareció lo que, en un inicio, pensó que era otra alma.

Con cierto alivio se acercó a ella, hasta que la luz naranja dejó a la vista la realidad: aquella "alma" solo era un ser esquelético, como si estuviera muerto de hambre, la piel colgaba de sus huesos, su boca abierta y sus ojos eran solo pozos negros sin fondo aparente.

Algunos retazos de ropa negra colgaban de su cuerpo, mientras avanzaba hacia Heechul el aire voló uno de aquellos trozos como si hubiera arrancado la hoja de uno de los árboles. Aquel ser mantenía la boca abierta aunque no emitía el menor sonido, ni siquiera mientras se movía, o si lo hacía el viento no lo dejaba percibirlo.

—¿Qui... quién eres, eres tú? —preguntó titubeando.

Pero la criatura no le hizo caso, no salió ninguna palabra del enorme agujero que era su boca sin dientes, solo siguió avanzando hacia Heechul con las manos esqueléticas levantadas.

Heechul no pudo pensar en una mejor palabra para describirlos que fantasmas, y solo porque, de aceptar la palabra demonios, estaría aceptando que estaba en el infierno y se negaba a ello.

El miedo y la incertidumbre mantuvieron a Heechul inmóvil, más aún al ver que otras sombras esqueléticas iban apareciendo alrededor, hasta que la primera sombra llegó frente a él y estiró su mano para tocar su costado derecho.

Un dolor horrible lo acometió entonces, como si el fantasma le hubiera arrancado un trozo de carne solo con tocarlo, lo que le hizo alejarse gritando. El ser cambió un poco, en las cuencas vacías aparecieron unos maquiavélicos ojos amarillentos, y cuando avanzó de nuevo hacia Heechul lo hizo un poco más rápido.

De inmediato Heechul corrió hacia el otro lado, sujetándose el costado "herido" que aunque en apariencia no tenía nada, aún dolía demasiado. Avanzó sin rumbo fijo, con el solo anhelo de ponerse a salvo de todos aquellos monstruos que seguían apareciendo a su alrededor.

Para cuando logró salir de la ciudad ya se estaba quedando sin aire, y el dolor en su costado no desaparecía, aunque sintió cierto alivio al notar que allí no había más criaturas infernales. Seguía negándose a creer que pudiera estar en el infierno, pero tampoco tenía otra manera de describir a aquellos horribles seres.

Se adentró en el bosque hasta que logró encontrar una especie de refugio: un gran tronco caído y hueco.

Se ocultó en su interior, abrazándose a sí mismo hecho una bolita. Comenzó a llorar sin saber qué más hacer, aunque intentó no hacer demasiado ruido. Estaba aterrado, no sabía qué estaba ocurriendo ni cómo salir de allí, pero quería volver a su "vida normal", quería volver con Leeteuk y sí, con Siwon, quería ayudar a otras almas y verlas trascender.

Y mientras lloraba por todo aquello perdido, temeroso de que los fantasmas lo encontraran y más aún de que no pudiera regresar. De pronto lo sintió, era como si Siwon estuviera a su lado, Heechul incluso abrió los ojos sorprendido, pero aún estaba solo.

Aún así la sensación no desapareció, y sirvió para hacerlo sentir un poco mejor. Heechul volvió a cerrar los ojos, imaginando que no estaba solo en aquel infierno, que estaba en casa con Siwon a su lado, abrazándolo sin sentir el menor repudio o asco hacia él.

Solo con esa imagen mental evitó volverse loco.

***

Nos leemos la siguiente semana con los últimos dos capítulos.

Paint it black (SiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora