Muchos son los humanos que conocen esa leyenda: un hilo rojo indestructible que une a las almas destinadas a estar juntas.
Lo que no todos saben, es que se necesita que las dos almas se junten después de la muerte para poder trascender juntos al sig...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Así que, debo encontrar a la otra persona... perdón, alma, conectada a este hilo, para poder seguir adelante —comentaba Yesung entonces, luego de escuchar toda la explicación que Heechul le había dado.
Había levantado la mano para ver el listón rojo bastante enredado en ella, sobre todo en su muñeca y entre sus dedos, antes de perderse en el infinito. Le preocupaba que el hilo era de un rojo oscuro, como de sangre, pero Heechul le explicó que era un color normal, que estaba todo bien.
—Sí, y aunque mientras tanto muchas almas prefieren quedarse en los edificios que te comentaban, viendo lo sosegado que eres creo que podrías ser un rastreador mientras tanto. No es tan común encontrar almas tan "maduras" y serenas.
Ya le había explicado los tipos de almas y sus funciones.
—¿Y es algo difícil ser un rastreador?
—No tanto, es más bien curioso. Conocer muchos tipos de almas, además el verlos unirse a sus parejas y trascender es muy gratificante, pues sabes que tu ayudaste a ello.
Yesung sonrió también ante la emoción que Heechul mostraba, fue esa cara la que terminó por hacer click en la mente del menor,
—Un momento... ¡Ya sé por qué tu rostro se me hacía familiar! Eres el actor Kim Heechul, ¿no es así? —Heechul asintió—. Claro, he visto tu biografía un par de veces, pero ¿No moriste durante los años 40's?
—Hey, ¡No deberías decir tan así mi verdadera edad! —dijo con un gesto dramático, logrando que ambos rieran.
—Desde que te vi pensé que te había visto en algún otro lugar, he estudiado varias veces tus presentaciones, y he de decir que esas fotos antiguas no te hacen justicia.
—Siempre es mejor en vivo —le guiñó un ojo—, o bueno, en alma.
>Sabía que era bueno, aunque te confesaré que no sabía que mi nombre siguiera sonando aún en estas fechas.
—Bueno, en historia del teatro aún eres recordado, tanto por tus actuaciones como por tu... bueno, tu muerte —se cohibió un poco, sin saber si era un tema delicado para el mayor.
—Está bien, entiendo que la noticia de un asesinato suele ser impactante. Además, fue un buen equilibrio, mi muerte fue tan dramática como mi vida.
Aún después de tantos años lo recordaba, aunque ya no le causaba dolor ni tristeza como antes. Aquel bruto al que había llamado alguna vez pareja, que fingía ser otro actor pero resultó ser solo un psicótico adicto a las drogas.
—Además, supongo que debía haberme dado cuenta de que algo iba mal con él, yo era el típico tonto romántico que creía que lo podría cambiar, que su amor por mí lo haría ser una mejor persona. No presté atención a la manera en que me celaba, y en cómo envidiaba cada uno de mis logros, en lugar de alegrarse por mí.
