Capítulo 13:Las sombras del pasado

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Jim's Pov

Nos encontrábamos en mitad de la pelea cuando observamos al escuadrón huir tras Kiara hacia el bosque. Indiqué antes de seguirles a Delilah que debían evacuar el planeta por si volvían los mercenarios, y le dí un mapa que llevaba a la nave de emergencia.

Tras eso, Albert y yo nos adentramos en el bosque hasta ver a lo lejos cómo inmovilizaban a Kiara e intentaban llevársela. Aceleré el paso, pero cuando llegué volví a ver algo mágico.

Era como había pasado años atrás; Kiara se había elevado sobre el suelo y sus ojos brillaban con un destello ámbar, al igual que sus manos, de las que salían rayos luminosos que hicieron huir a tres de los cuatro miembros del escuadrón, haciendo que el último de ellos quedara inmovilizado en el suelo por Kiara hasta que esta recuperó el conocimiento y sus ojos volvieron a la normalidad.

Ella se giró hacia nosotros, hasta encontrarse con mis ojos, y luego mirar sus manos con tensión.

- ¿Qué ha sido eso?- Preguntó Albert.

Ella dirigió sus ojos a él, de nuevo a mí.

- Ha vuelto a pasar- Dijo entre susurros y cansancio.


Minutos después, habíamos tomado al líder del grupo de mercenarios como rehén, y lo habíamos atado contra un árbol. Al quitarle la máscara, vimos la imagen de un chico rubio de cabello rizado, tal vez uno o dos años mayor que nosotros, y con unos potentes ojos verdes y almendrados, mostrando una heterocromía.

Kiara se acercó a él con rabia tras recuperarse de su anterior ataque y le apuntó con una navaja al cuello.

- Quién eres, y por qué has intentado matarme- Dijo exigiendo su respuesta.

El chico se mantuvo serio, y tras unos segundos le hizo una sonrisa burlona.

- Kiara Flint- Dijo con una voz rota, tal vez por la pelea- Jamás pensé que la persona a la que debíamos atrapar resultara ser tan atractiva-

Kiara no contuvo la rabia y golpeó su cara, haciendo que de la nariz de este tipo comenzara a salir un hilo de sangre.

- Escúchame bien escoria- Dijo con una voz que me aterrorizaba hasta a mí- Puedes perseguirme, apuñalarme, intentar matarme, o destriparme si acaso lo consigues, pero como vuelvas tú o alguno de tus amigos a acercaros a mi familia, os quemaré vivos y mientras escucho vuestros gritos agonizantes haré que vuestras cenizas acaben en lo más profundo de la galaxia-

Tras decir eso, se giró de nuevo, mostrándonos como sus ojos ámbar se apagaban y volvían a la normalidad de nuevo, y caminó a la posada para terminar de recoger el equipaje.

- Partiremos en breves, preparáos y preparad al rehén, nos será útil- Dijo con voz autoritaria y seria- Si da problemas, avisadme, me encargaré personalmente de ser su tortura propia.

Kiara's Pov

Para la noche habíamos conseguido un barco de última hora, y nuestra pequeña tripulación divagaba tranquila por el cielo galáctico.

La despedida había sido tensa, tal vez porque, las últimas imágenes que se han llevado de mí, era mi frialdad ante ese rehén que ahora esaba atado al mástil. Nos sería de utilidad, pero mi rabia se mantenía presente, y sabía que acercarme a él, era solo un indicio para intentar matarlo. Y eso no era una opción, no soy así.

Nuestras únicas pistas para llegar a Salyum eran las viejas nanas y los cuentos para niños que todos parecían conocer, por lo que, nuestra primera parada sería en el planeta Olimpus, donde sabía de una profesora que podría ayudarnos con la tarea.

- Oye, yo sigo con varias preguntas- Dijo Albert rompiendo el hielo- ¿Cómo se llega a un lugar que técnicamente no existe?-Se hizo un pequeño silecio, yo no quería hablar, y los demás, al parecer, tampoco- Quiero decir, no estoy dudando de la misión ni mucho menos, no quiero que me pegue Capitana Kiara...-

Capitana... Era el título más extraño que alguien me habría dado nunca, se sentía bien, pero a la vez extraño. Sonreí de lado y me giré hacia Albert.

- Pregúntenle a quienes descubrieron el Planeta del Tesoro.

-Touché- Contestó Albert.

- De todas formas casi hemos llegado, mañana por la mañana tendremos respuestas- O eso espero.

- ¿A dónde vamos Ki?- Preguntó Delilah saliendo de los camarotes.

- ¿Recuerdas a Fichkraken?

- ¿Nuestra profesora de historia omnisciente?- Asentí ante su pregunta- Pero Kiara, esa mujer está loca, sabes que es imposible entenderla cuando habla.

- Pero es precisamente eso lo que nos da la ventaja, sabe más que ninguna persona de leyendas, mitos e historia popular. Y si no es fácil descifrarla, cualquier mercenario que lo intente será en vano.

- Pero nosotras tampoco la entendemos- Dijo ella con un tono sarcástico.

- No si recurrimos a la lógica- Afirmé- Ella usa trabalenguas y acertijos para hablar, pero si los analizas, la información que hay en ellos es de muchísima utilidad.-

La cara de Delilah no la mostraba convencida, pero lo podíamos rendirnos sin siquiera haber llegado a nuestro primer destino. Me negaba a ello.


Más tarde en la noche, mientras Jim hacía la primera guardia, decidí descansar un poco para despejarme, pero al parecer, ni siquiera el silencio de la noche acallaba a las sirenas de mis pensamientos.

Al cerrar los ojos me encontraba en una especie de salón de trono oscuro y olvidado, lleno de polvo y cristales rotos. Al fondo, estaba el trono, con una corona de plata en el asiento, tras este, había un espejo roto, que mostraba en su reflejo mis ojos.

Caminé por los alrededores mientras cada vez, sentía aquello más familiar.

Entonces una música comenzó a sonar, como de una caja de música, como una mujer tarareando mi nana. Sentía mi cuerpo ligero y bailaba al ritmo de la música mientras mis ropas viejas se transformaban paulatinamente en un traje de baile rojizo y lleno de perlas que lo decoraban.

Entonces la música comenzó a sonar aún más fuerte, y sombras del pasado asolaban la habitación; parejas que danzaban conmigo al ritmo de la nana, mientras las luces se volvían más vivas y los cristales y el polvo desaparecían. La habitación cada vez se veía mas real y presente, hasta que de repente mi baile cesó, y apareció de entre aquellas sombras un hombre un poco mayor que yo, parecido a mi padre, pero con una mirada que mostraba algo oscuro. Me tendió la mano invitándome a bailar, y nuestro baile hizo que la luz de la sala se disipara, hasta sumirnos ambos en la oscuridad.

La música pasó a convertirse en el canto de las sirenas cuando el hombre se separó de mí, y miró el trono vacío con tristeza. Entonces desapareció y las sirenas comenzaron a rodearme mientras cantaban cada vez más alto, y mi estrés aumentaba haciendo mis latidos cada vez más rápidos.

Desperté de un sobresalto encontrándome en mi cuarto, y sin saber qué demonios acababa de pasar, dejándome sudada y con muchas preguntas. Pero sobretodo, lo que más miedo me dió

¿Quién era ese hombre, y por qué me recordaba a papá?

El planeta del tesoro 2: Las marismas del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora