Capítulo 20

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Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya

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Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya.

- Nietzsche.

No tuve noticias de ellos hasta pasado dos meses. Durante ese tiempo, tuvimos el funeral de Sherlock, quien no fue encontrado su cuerpo ni el de William como era de esperar. No hablé de lo que ocurrió aquella noche con John hasta que llegó una carta de mi amigo Billy.

- ¿Ocurre algo (T/N)? Me preocupé bastante cuando recibí tu mensaje. - Se sentó John a la silla del salón principal de inmediato después de que el llegase desde donde ahora vive con su esposa Mary.

- John. - Lo miré entristecida. - No he sido del todo sincera contigo.

Por un momento, John se mostraba un poco desconcertado, pero su mirada cambió por una amable ya que, de algún modo, supo lo que estaba intentando decirle. - Es sobre lo que ocurrió aquella noche, ¿verdad?

- Así es. - Agaché la cabeza, avergonzada.

- Ellos están vivos, ¿me equivoco? - Sonrió con dulzura y con dicha en su mirada.

- Sí, ellos están vivos. Y se encuentran en Nueva York sanos y salvos. He recibido una carta de un amigo mío que me ayudó aquella noche. Yo...

- Tranquila, no se lo contaré a nadie. - Lo miré sorprendida por lo tranquilo que se lo estaba tomando. - ¿Cuándo te vas?

- Esta tarde. Ya le he mandado un mensaje a Mycroft sobre mis motivos de mi marcha.

- ¿Y qué le has dicho?

- Que quería un cambio de aires y de paso, visitar a un viejo amigo mío de América. No creo que sospeche nada sobre mi repentina partida.

- Estoy muy seguro que no sospecha nada.

- Por cierto. ¿Has terminado ya la novela? - pregunté interesada por cómo le iba su último libro.

- Sobre eso. - John cogió su maletín y sacó un libro en perfectas condiciones y recién encuadernado. - Aquí tengo la primera edición de muestra.

- ¡Lo terminaste! - exclamé emocionada. Entonces, John alargó su brazo y me entregó el libro. - ¿John?

- Es tuyo. Te lo doy como regalo de despedida. Desde el momento que terminé de escribir el último relato del Gran Detective Sherlock Holmes, quise que la primera persona que lo leyese fueses tú, (T/N). Tú que fuiste nuestra compañera de armas y que siempre estuviste a nuestro lado, incluso en los peores momentos. Pero, sobre todo, porque fuiste la primera persona en entrar dentro del corazón de aquel frío detective.

- John. - Pude notar cómo mis ojos se humedecían y caían las lágrimas sobre mis mejillas. Me levanté de mi asiento y abracé a John a modo de agradecimiento. - Gracias. Muchísimas gracias.

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora